La polic¨ªa busca un "topo" en el atentado firmado por las Brigadas Rojas italianas
La conmoci¨®n ha dado paso a la pol¨¦mica en Italia en torno a la verdadera identidad de los asesinos del abogado y asesor del Ministerio de Trabajo, Massimo D"Antona, muerto en un atentado en Roma el jueves. Altos cargos de Interior y el propio ministro del Trabajo, Antonio Bassolino, se declaraban convencidos de que los asesinos recibieron informaci¨®n de un topo en el propio ministerio o en ambientes sindicales
El fiscal de Roma, Salvatore Vecchione, anunci¨® el fin de semana que las investigaciones sobre el crimen se mantendr¨¢n en el m¨¢s estricto secreto. Pero el documento enviado por las denominadas Brigadas Rojas a dos diarios de Roma, en el que se analizan las supuestas razones ideol¨®gicas que han motivado el asesinato, es una de las pruebas irrefutables, a juicio de Interior, de que el comando que actu¨® el jueves conoc¨ªa detalles internos de los debates en la mesa de concertaci¨®n laboral en la que D"Antona participaba junto a otras 34 personas.A estas alturas del debate, ni siquiera la opini¨®n p¨²blica italiana parece convencida completamente del resurgir de las Brigadas Rojas, que finalizaron su actividad terrorista en 1988.
Uno de los hist¨®ricos del movimiento, Prospero Gallinari, carcelero del l¨ªder democristiano Aldo Moro durante parte de los 55 d¨ªas que permaneci¨® en poder de esta organizaci¨®n antes de asesinarle, negaba rotundamente ayer la posibilidad de que las Brigadas Rojas sean responsables del crimen del jueves, en Via Salaria. "No existe la menor continuidad entre nuestras BR y ¨¦stas que dicen ser nuestros continuadores", declara Gallinari a Il Corriere della Sera. El ex miembro de las BR, en libertad por problemas de salud tras haber cumplido 17 a?os de c¨¢rcel, se?ala que la experiencia del movimiento armado, que dur¨® 15 a?os, termin¨® en 1988. "Entonces qued¨® cerrado un periodo hist¨®rico del que las Brigadas Rojas salieron derrotadas". Otros brigadistas hist¨®ricos, como Barbara Balzerani, han negado tambi¨¦n esa nueva vinculaci¨®n.
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