Los ataques a¨¦reos han acorralado a Milosevic
El general Wesley Clark es el comandante supremo de las fuerzas de la OTAN en Europa y jefe de la operaci¨®n militar Fuerza Aliada sobre Yugoslavia. Nacido en 1944, de origen jud¨ªo descubierto tard¨ªamente, creci¨® en Little Rock (Arkansas, EEUU), junto a Bill Clinton. N¨²mero uno de su quinta en la academia de West Point, estudi¨® Filosof¨ªa, Ciencias Pol¨ªticas y Econ¨®micas en Oxford. Herido en Vietnam, reorganiz¨® los sistemas de estudio y entrenamiento del Ej¨¦rcito estadounidense tras aquella debacle. Codise?¨® la operaci¨®n Tormenta del Desierto contra Irak, fue el arquitecto del acuerdo de Dayton en sus aspectos militares, y el m¨¢ximo jefe norteamericano en Am¨¦rica Latina.Habla muy deprisa, como los militares, y muy reflexivamente, como los intelectuales. En su despacho a¨¦reo a bordo del reactor Spirit of America-76, y tras una agotadora jornada de inspecci¨®n a las bases italianas de Vicenza y Aviano, en la que evalu¨® y dio instrucciones, areng¨® y confraterniz¨® con los suyos, concedi¨®, anteanoche, una entrevista a EL PA?S, al cumplirse dos meses de la campa?a aliada.
Clark habla claro, aunque recordando siempre que los militares est¨¢n a las ¨®rdenes de los pol¨ªticos. Se opone decididamente a una pausa en los bombardeos porque permitir¨ªa al Ej¨¦rcito de Slobodan Milosevic reorganizar sus defensas a¨¦reas, lo que incrementar¨ªa el peligro para los pilotos en caso de reanudaci¨®n. Asegura que se acerca el momento en que "habr¨¢ que tomar decisiones" sobre una posible invasi¨®n terrestre de Kosovo. Y defiende con ardor -y argumentos pol¨ªticos- que los ataques a¨¦reos est¨¢n siendo efectivos, como lo demuestran las reacciones del dictador de Belgrado.
Pregunta. ?Ganar¨¢ la OTAN?
Respuesta. Desde luego.
P. ?Por qu¨¦ est¨¢ tan seguro?
R. Porque tenemos de nuestro lado la raz¨®n, los recursos, el liderazgo y la necesidad.
P. Pero ?cu¨¢ndo?
R. El secretario general, Javier Solana, ha declarado que antes de que llegue el invierno.
P. Se ha escrito que antes de la operaci¨®n usted declar¨® que si hab¨ªa combate, Milosevic no les aguantar¨ªa "ni dos bombitas".
R. Justamente declar¨¦ lo contrario, que no ser¨ªa un asunto de dos o tres bombas y tres o cuatro d¨ªas. Que en caso de conflicto armado, durar¨ªa.
P. La idea dominante hace dos meses era que se iniciaba una campa?a de corta duraci¨®n. ?No pec¨® de optimismo el dise?o de los planes militares?
R. No. En absoluto. Los planes militares se fijaron siguiendo el marco de orientaciones que establecieron las autoridades pol¨ªticas de la OTAN. Ellas fijaron el tipo de objetivos a alcanzar, cu¨¢ntos deb¨ªan obtenerse, qu¨¦ cantidad de aviones se necesitaban, cu¨¢l era el alcance del compromiso general. Todo eso fue fijado por las autoridades pol¨ªticas. Nunca tuvimos esa expectativa de campa?a breve. Esta campa?a no se dise?¨® para destruir Serbia ni siquiera su Ej¨¦rcito. Esta campa?a se dise?¨® para reforzar la diplomacia. Milosevic se apart¨® del acuerdo de paz. No quiso participar. En vez de recibir incentivos positivos decidi¨® que prefer¨ªa recibir incentivos negativos, los efectos coercitivos de una campa?a a¨¦rea. Por tanto, nosotros servimos a la decisi¨®n de la comunidad internacional de realizar esta campa?a a¨¦rea intensiva. Y seguir¨¢ todo el tiempo que sea necesario para que Milosevic acepte las cinco condiciones exigidas por la comunidad internacional.
P. Sabemos que las decisiones ¨²ltimas las toman los dirigentes pol¨ªticos y que ustedes, los militares, deben actuar dentro de ese marco. Pero la elaboraci¨®n de los planes militares es responsabilidad de ustedes. Y da la impresi¨®n de que compart¨ªan el optimismo general. La prueba es que al cabo de un mes de ataques, usted mismo reclam¨® refuerzos, un aumento considerable del n¨²mero de aviones.
R. Creo que la campa?a empez¨® con el m¨¢ximo grado de vigor que era pol¨ªticamente aceptable por las autoridades pol¨ªticas de la Alianza. A medida que los cr¨ªmenes de Milosevic han ido quedando m¨¢s en evidencia, tambi¨¦n se ha ido manifestando una mayor determinaci¨®n de las autoridades aliadas en incrementar los recursos para la campa?a.
P. Las autoridades civiles y usted mismo insisten en que la campa?a a¨¦rea est¨¢ funcionando. Pero muchos dudan de su efectividad, porque no ha logrado impedir la deportaci¨®n de los albanokosovares, no ha anulado la movilidad de las fuerzas armadas serbias y no ha roto la espina dorsal del mando de la dictadura de Milosevic.
R. Yo he dicho y repito que estamos ganando. Y que Milosevic est¨¢ perdiendo, y lo sabe. Estamos ganando. No ha logrado derribar ni uno s¨®lo de nuestros aviones. Est¨¢ perdiendo, est¨¢ perdiendo los puentes, las telecomunicaciones, la electricidad. Est¨¢ perdiendo sus fuerzas armadas, las industrias de apoyo, las infrastructuras y las instalaciones. Las fuerzas terrestres serbias en Kosovo est¨¢n perdiendo cada d¨ªa. Mueren m¨¢s soldados. Cada d¨ªa se destruyen m¨¢s armas. Y en cambio, la Alianza no ha sufrido ninguna muerte. O sea que nosotros ganamos y ¨¦l pierde, y lo sabe. La cuesti¨®n es ?c¨®mo sabemos que ¨¦l lo sabe? Lo sabemos porque est¨¢ intentando, desesperadamente, negociar para obtener una pausa, para detener los bombardeos. Si los bombardeos no le da?asen gravemente, no estar¨ªa interesado en ello. Y es evidente que est¨¢ muy interesado. Hace sus ofertas, liber¨® a los tres prisioneros americanos, liber¨® a [el l¨ªder albanokosovar, Ibrahim] Rugova, pide a la ONU que intervenga, solicita a Rusia que medie a su favor. Busca otros interlocutores diplom¨¢ticos. Milosevic est¨¢ gravemente preocupado. Desde luego que nadie es capaz de predecir cu¨¢ndo le llegar¨¢ el punto de inflexi¨®n. Este es el imponderable de la campa?a. ?Cu¨¢nto sufrimiento, cu¨¢nta miseria est¨¢ dispuesto a imponer al pueblo serbio, mientras trata de completar su limpieza ¨¦tnica? Eso es una inc¨®gnita, pero lo que es incuestionable es que se siente muy acorralado, que los ataques a¨¦reos le provocan graves da?os, como lo demuestran tambi¨¦n las medidas draconianas que est¨¢ adoptando contra los desertores. Constituyen un reconocimiento de que le causamos da?o. Procuraremos multiplicar ese da?o lo m¨¢ximo posible.
P. Tambi¨¦n los bombardeos provocan sufrimientos a la poblaci¨®n civil serbia, cortes de electricidad, desgracias...
R. Compare esos inconvenientes con la tragedia a la que se ven sometidos un mill¨®n de ciudadanos albanokosovares, que lo han perdido todo, absolutamente todo, incluidos a miembros de sus familias.
P. Ya s¨¦ que usted no responde a preguntas directamente pol¨ªticas. Pero, desde el punto de vista del experto militar, ?conoce alg¨²n precedente hist¨®rico de una campa?a a¨¦rea que haya terminado en ¨¦xito, sin contar con apoyo de fuerzas terrestres o de la marina?
R. S¨ª. Ha habido precedentes.
P. ?Cu¨¢les?
R. Varios. [El general alude al caso de Jap¨®n durante la II Guerra Mundial, como ejemplo t¨¦cnico de pa¨ªs al que se derrot¨® sin necesidad de invasi¨®n terrestre. Pero insiste en que se traslade esa referencia con mucho cuidado, se supone que tanto porque las fuerzas en presencia y las circunstancias de entonces no son id¨¦nticas a las actuales en los Balcanes, como para evitar que alguien llegue a la conclusi¨®n de que est¨¢ propugnando el lanzamiento de una bomba at¨®mica. Evoca tambi¨¦n que cuando se interrumpieron las negociaciones para la paz en Vietnam, EEUU emprendi¨® un bombardeo masivo en el Norte, incluida la capital, Hanoi, y atacaron los puertos, lo que provoc¨® el retorno del adversario a la mesa de negociaciones. Pero prefiere situar esos ejemplos entre par¨¦ntesis, porque contienen tambi¨¦n muchas diferencias]. Hay precedentes. Puede lograrse. Si se logra o no en este caso, vendr¨¢ menos en funci¨®n de la brillantez de la campa?a ¨¢rea, que de la reacci¨®n de Milosevic.
P. Si las autoridades pol¨ªticas deciden lanzar una invasi¨®n terrestre en Kosovo, ?cu¨¢nto tiempo necesitan ustedes para emprenderla?
R. Nos acercamos al momento en que habr¨¢ que tomar decisiones sobre esto.
P. ?Significa eso que el despliegue terrestre de la fuerza internacional de paz (unos 50.000 soldados a instalar en Albania y Macedonia) que debe acompa?ar el retorno de los kosovares a sus hogares es tambi¨¦n v¨¢lido para una invasi¨®n terrestre?
R. Correcto. Insisto, nos acercamos al momento en que habr¨¢ que tomar decisiones.
P. ?Hay suficientes soldados en EEUU y en Europa...?
R. ...Desde luego que los hay.
P. ?Hay suficientes soldados disponibles en EEUU y en Europa para equipar una fuerza para la invasi¨®n, de m¨¢s de 200.000 hombres, incluso de 300.000, como insin¨²an algunos?
R. Por supuesto que hay suficientes soldados.
P. ?Tambi¨¦n en Europa (en la guerra del Golfo los americanos aportaron medio mill¨®n de hombres y los europeos, unos 70.000)?
R. Habr¨¢ que hacer un reparto. No entrar¨¦ en un juego de porcentajes, pero deber¨¢ haber un equilibrio. La Alianza act¨²a bajo el principio de compartir esfuerzos y beneficios.
P. Dispone usted de los profesionales m¨¢s cualificados y de la tecnolog¨ªa m¨¢s sofisticada. ?Por qu¨¦, entonces, se producen errores con v¨ªctimas civiles? Ya se sabe que estad¨ªsticamente no son relevantes, pero s¨ª lo son desde un punto de vista moral, pol¨ªtico y de impacto en la ciudadan¨ªa.
R. Porque cualquier campa?a a¨¦rea no puede eliminar absolutamente todos los riesgos. Pero ¨¦sta est¨¢ siendo la campa?a a¨¦rea m¨¢s exenta de errores en la historia, la que arroja menos da?os colaterales. Por otra parte, el esfuerzo propagand¨ªstico de Serbia es muy intenso. Nosotros creemos en la libertad de prensa. Y en este caso la libertad de prensa nos coloca en una situaci¨®n de ser explotados por las operaciones de desinformaci¨®n y de propaganda de Milosevic, mientras que [los occidentales] no tenemos la oportunidad de ver directamente toda la verdad de lo que sucede en Kosovo. Pregunto a Milosevic: ?por qu¨¦ la televisi¨®n serbia no inform¨® sobre la misi¨®n de la ONU encabezada por Sergio Vieira de Mello? ?por qu¨¦ la terrible devastaci¨®n que sufre Kosovo a cargo de Belgrado no aparece en las pantallas europeas y americanas? ?C¨®mo puede suceder que se expulse a un mill¨®n de personas de sus hogares, que se mate o se haga desaparecer a 100.000 hombres?
P. Tras algunos de los errores aliados usted puso en marcha una "revisi¨®n de procedimientos" para extremar el cuidado. ?Qu¨¦ significado pr¨¢ctico tiene esa revisi¨®n?
R. M¨¢s cautelas, extremar las dobles comprobaciones de los objetivos a atacar y aumentar las limitaciones a los pilotos a la hora de bombardear.
P. Pero si Milosevic sigue usando escudos humanos, la Alianza se arriesga a repetir el caso de Korisa, aqu¨¦l ataque a un acuartelamiento en el que hab¨ªa refugiados.
R. Milosevic pretende que tengamos una nueva Korisa. Haremos lo posible por evitarlo. Pero, pongamos las cosas en su sitio. Milosevic emprende ataques deliberados contra los civiles, dispara contra ellos. Compare esa pol¨ªtica con los pocos casos de da?os accidentales causados a civiles por la OTAN. Reconociendo que la OTAN hace lo humanamente posible para evitar esos da?os colaterales, debemos concluir que estas preocupaciones humanitarias por los da?os colaterales son consideraciones secundarias respecto de la atrocidad global que cometen las fuerzas serbias en Kosovo.
P. La Alianza sostiene que ¨¦sta no es una guerra, sino una campa?a a¨¦rea ?d¨®nde est¨¢ la diferencia?
R. Hay una diferencia legal que es materia de discusi¨®n entre los juristas internacionales y los pol¨ªticos. Yo le digo que sea una guerra, un conflicto o una campa?a a¨¦rea, para estos hombres que vuelan sobre Kosovo, incluidos los pilotos espa?oles, arriesgando su vida todos los d¨ªas, esto es una guerra, se lo garantizo.
P. En todo caso, los principios cl¨¢sicos para ganar una guerra -como el ataque por sorpresa o la disponibilidad de una fuerza abrumadoramente superior- no se han aplicado en este caso.
R. En efecto. Al inicio de esta campa?a, la din¨¢mica pol¨ªtica domin¨® las operaciones militares. Eso era aceptable en tanto que no pusiera en peligro la seguridad de nuestras fuerzas. Fuimos muy cuidadosos estableciendo las medidas de autoprotecci¨®n necesarias, entre ellas, el ataque al sistema de defensas antia¨¦reas serbias. Por otra parte, a medida que la campa?a se prolonga, m¨¢s pesa la din¨¢mica militar, los principios de guerra tienden a dominar m¨¢s.
P. Usted conoce personalmente a Milosevic. Si se restablece el di¨¢logo ?puede alguien confiar en sus compromisos?
R. El r¨¦cord de Milosevic en su diplomacia y sus promesas es bien conocido en todo el mundo.
P. ?Le odia?
R. No albergo ning¨²n tipo de sentimiento personal. Simplemente estoy en una situaci¨®n infrecuente, la de ser un general que conoce perfectamente el pensamiento y las reacciones del l¨ªder enemigo.
P. Si Ratko Mladic y Radovan Karadzic hubiesen sido detenidos, la posici¨®n pol¨ªtica y psicol¨®gica de Milosevic ser¨ªa ahora m¨¢s d¨¦bil. ?Por qu¨¦ no lo han hecho? Han tenido de cuatro a?os para ello.
R. En el momento en que podr¨ªan haber sido detenidos porque se sab¨ªa d¨®nde estaban, la pol¨ªtica no era detener a los criminales de guerra. Cuando cambiamos esa pol¨ªtica, no pudimos localizarlos.
P. ?Han desaparecido?
R. Ambos.
P. Una decisi¨®n de detener los bombardeos ser¨ªa pol¨ªtica, pero desde un punto de vista t¨¦cnico-militar, la pausa breve que propone el primer ministro italiano, Massimo D"Alema, ?qu¨¦ repercusiones tendr¨ªa para la operaci¨®n?
R. Desde una perspectiva militar, una pausa no reportar¨ªa ninguna ventaja. Al rev¨¦s, provocar¨ªa dos inconvenientes: durante la pausa, los serbios continuar¨ªan sus operaciones de ataque, represi¨®n y limpieza ¨¦tnica de Kosovo, sin las limitaciones que les impone nuestro poder a¨¦reo, y se dedicar¨ªan a reorganizar y reestablecer su sistema de defensas antia¨¦reas, lo que incrementar¨ªa el riesgo para nuestros pilotos en una reanudaci¨®n de los bombardeos. Por eso, desde la perspectiva militar, nos oponemos a una pausa.
P. Una pregunta final, personal. Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez escribi¨® en EL PA?S que Wesley Clark es un militar que "sue?a con ser un hombre de letras". ?Se siente as¨ª?
R. Creo que todo l¨ªder responsable debe ser consciente del mundo que le rodea, y de las m¨²ltiples dimensiones de la humanidad. Si ser un hombre de letras significa ¨¦so, entonces s¨ª tengo ese sue?o.
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