Un toro de poder
Hubo un toro de poder. Esto es un acontecimineto en los tiempos que corren. Un toro poderoso, capaz de derribar las inexpugnables acorazadas de picar, y no caerse, y embestir...n toro as¨ª es toro a la antigua, una raza extinguida como los dinosaurios, dicen que in¨²til para el arte de torear. Dicen, pero ah¨ª estuvo el toro de poder para desmentirlo. Un toro que si no llega a ser porque Pep¨ªn Liria le aplic¨® un muleteo de primitivas formas, propias de la ¨¦poca de los dinosurios, a lo mejor hubiera ido al desolladero sin una oreja.
El toro de poder desminti¨® tambi¨¦n otras especies con las que pretenden justificarse los ganaderos en particular y los taurinos en general. Una de ellas, que los toros se caen por exceso de peso. Y, sin embargo, el toro de poder, que derribaba y no se ca¨ªa, pes¨®, seg¨²n la tablilla, 613 kilos.
Bayones / Liria, Puerto, Moreno
Cinco toros de Los Bayones (rechazado uno en el reconocimiento); tres, con trap¨ªo, dieron juego; 3?, inv¨¢lido; 6?, chico e inv¨¢lido, devuelto. De Juan Albarr¨¢n, bien presentados: 1?, bravuc¨®n; sobrero, manejable, tardo.Pep¨ªn Liria: pinchazo, estocada trasera baja -aviso-, varios intentos de descabello y se echa el toro (silencio); aviso antes de matar, cuatro pinchazos, insistente capoteo de peones y se echa el toro (palmas). V¨ªctor Puerto: bajonazo descarado (pitos); bajonazo escandaloso (bronca). Jos¨¦ Luis Moreno: pinchazo y estocada corta (silencio); pinchazo, insistente capoteo de peones y se tumba el toro (silencio). Plaza de Las Ventas, 28 de mayo. 20? corrida de feria. Lleno.
La tarde ven¨ªa de desmentidos. A?aden los taurinos en general y los toreros en particular que los toros con movilidad y alegr¨ªa son los de poco peso. Y apareci¨® el que hac¨ªa tercero, 503 kilos en la b¨¢scula, y se pegaba unos batacazos morrocotudos, deambulaba como alma en pena, carec¨ªa de movilidad.
O sea, que siete y media a las tonter¨ªas de los taurinos.
Al toro inm¨®vil, trist¨®n y feble, Jos¨¦ Luis Moreno quiso hacerle faena. Menudo de agresivo y altanero se pon¨ªa. Claro que as¨ª cualquiera. Y el p¨²blico, que no: "?Mate ese cad¨¢ver de una vez!"; y ¨¦l que s¨ª: "?Je, toro!". Y el tiempo corr¨ªa, y la paciencia se terminaba y aquello resultaba bastante rid¨ªculo.
El sexto toro, venido de sobrero, sac¨® cierta manejabilidad, tampoco se cay¨® y la faena que le estuvo dando Jos¨¦ Luis Moreno ya ten¨ªa distinto corte. Demasiado encimista para que el toro pudiera embestir. Y toda ella se fue en una continua porf¨ªa, en resolver con enganchones y rebu?os los pases, en librar varios achuchones, en pegarse un arrim¨®n.
El arrim¨®n es voz de moda tra¨ªda por los taurinos en general, inventada por cierto apoderado obtuso en particular, tan tremendista como el concepto que define. Por eso uno cree poco en los arrimones. Cuando los taurinos en general y alg¨²n aficionado en particular comentan de un torero que se peg¨® el arrim¨®n, duda de si pudo haber all¨ª toreo.
Har¨ªa el arrim¨®n Jos¨¦ Luis Moreno pero no el toreo. Y la afici¨®n pidi¨¦ndole que diera distancia; y ¨¦l acort¨¢ndola hasta llegar al kil¨®metro cero que es all¨ª donde los pitones empiezan.
Torear es casi como la quimera del toro de poder. Sabe hacerlo V¨ªctor Puerto mas no estaba por la labor. Sin aguantar al embroque, sin ce?ir las suertes, sin quedarse quieto al rematarlas, es imposible. Y para rematar la desventurada actuaci¨®n mat¨® al tabernario estilo, revent¨¢ndoles los bajos a los inocentes toros.
No todo hab¨ªa de ser negativo: hizo un estupendo quite por faroles, al que sigui¨® otro muy torero de Moreno por chicuelinas y Puerto volvio a entrar para ofrecer su particular versi¨®n de la chicuelina, que ya no qued¨® tan lucida.
Pep¨ªn Liria era la esperanza. La verdad es que nunca defrauda. El hombre se pone como una moto y hace lo que sabe. Se pele¨® con el primer toro a pesar de su nobleza y al cuarto le sac¨® muchos naturales aunque m¨¢s parec¨ªa que le estaba armando la bronca. Ser¨ªa por los derribos; por el zarandeo que se trajo el toro de Los Bayones con los picadores, uno de los cuales cay¨® al callej¨®n, castore?o y todo.
Fue una imagen de pasadas ¨¦pocas. Pero una de dos: o la raza del toro ¨ªntegro, el de romana y poder, no est¨¢ extinguida, o los taurinos -el taurineo entero: ganaderos, toreros, empresarios, sus portavoces, sus mercachifles- nos est¨¢n contando el cuento de la buena pipa.
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