Libros para vivir

DESDE AYER, y hasta el pr¨®ximo 13 de junio, el paseo de Coches del Retiro, en Madrid, se convierte en el mayor espect¨¢culo del mundo editorial: la Feria del Libro. Estar¨¢n presentes 466 firmas expositoras, con una previsi¨®n de visitantes que supera los 2,5 millones alcanzados en la edici¨®n de 1998 y una cifra de ventas que a buen seguro rebasar¨¢ tambi¨¦n los 1.110 millones de pesetas logrados entonces. Son n¨²meros que demuestran sobradamente el arraigo de una industria b¨¢sica en la difusi¨®n de la cultura.Pero si los datos permiten situar objetivamente la importancia del sector -en 1998 se editaron 55.774 t¨ªtulos, su m¨¢ximo hist¨®rico-, quiz¨¢ sean sus aspectos subjetivos los que realcen m¨¢s ese largo y complejo proceso de creaci¨®n, edici¨®n y comercializaci¨®n del libro. Lo que, en definitiva, muestran las magnitudes es la capacidad de seducci¨®n y conocimientos que contienen y transmiten los textos. La indiscutible expansi¨®n de la cultura audiovisual y las nuevas tecnolog¨ªas no han impedido la consolidaci¨®n del h¨¢bito de la lectura, la convicci¨®n de los ciudadanos de que es en los libros donde habitan los sentimientos m¨¢s intensos o el saber m¨¢s profundo. El acto de leer se convierte en el ejercicio del derecho al silencio, a la soledad compartida con el autor, al est¨ªmulo de la enso?aci¨®n o al descubrimiento de nuevos mundos personales e intransferibles.

Todo parece indicar que en este fin de siglo y de milenio tan intenso como desconcertante, en el que el ser humano alcanz¨® cotas inimaginables en los terrenos de la ciencia y la salud, de la comunicaci¨®n y la comodidad cotidianas, pero en los que tambi¨¦n resurgen con desoladora constancia las guerras, la crueldad y la injusticia, el libro, desde su modestia, sigue siendo uno de los reductos esenciales del placer de vivir.