Pantani entra en una nueva dimensi¨®n
Espectacular hundimiento de Jim¨¦nez en la Fauniera y gran etapa de Clavero, que se acerca al podio
La diputaci¨®n de Cuneo aplaudi¨® un¨¢nimemente que el conocido popularmente como col de los Muertos o col del Mulo, un gigante de 2.500 metros en los Alpes mar¨ªtimos, pasase a llamarse oficialmente, y as¨ª figura en los mapas tur¨ªsticos, col de la Fauniera, que significa algo as¨ª como fauna. Muy bonito. Pero visto lo visto ayer en la hora y pico que dur¨® su ascensi¨®n, el paso del Giro por sus 22 kil¨®metros necesarios para superar un desnivel de 1.700 metros, m¨¢s les habr¨ªa valido dejarlo con sus nombres antiguos. Todos los que lo pasaron fueron tan fuertes como las bestias de carga que en el siglo pasado lo atravesaban en reatas; alguno de ellos muri¨® en el intento. Y sin embargo, m¨¢s decisivo que su exagerada subida fue su peligroso descenso; la t¨¢ctica y la inteligencia de carrera fueron m¨¢s importantes que las fuerzas.El Chava dej¨® all¨ª, cobijadas quiz¨¢s con las marmotas que pueblan sus laderas, sus esperanzas y las de la afici¨®n; Marco Pantani, que recuper¨® la maglia rosa de un inteligente Laurent Jalabert, mostr¨® en ese puerto, debutante en el Giro, pero llamado a conseguir con presteza (?menudos son los medios para eso!) un lugar en la mitolog¨ªa de los grandes pasos alpinos, junto al Galibier, por ejemplo, una nueva dimensi¨®n: o c¨®mo alcanzar lo propuesto arriesgando lo m¨ªnimo; Daniel Clavero, el regular madrile?o, el hombre que mejor conoce sus l¨ªmites y c¨®mo exprimirlos al m¨¢ximo, exhibi¨® sabidur¨ªa y oficio, aparte de fuerza; Roberto Heras supo disimular su mal d¨ªa, y Paolo Savoldelli, el hombre del d¨ªa, ense?¨® a todo el mundo que la f¨ªsica a veces se equivoca, y que bajando se puede abrir tanto hueco como subiendo. El Giro entra en su tercera semana, la m¨¢s temida, la de verdad decisiva, la de cuatro etapas de alta monta?a y tres llegadas en alto, la del Mortirolo y la del Alpe di Pampeago. Marco Pantani, el Pirata, el gran favorito, entra en ella de rosa, como esperaba, mostrando una seguridad extraordinaria. La lucha por el segundo puesto se anuncia encarnizada.
A Pantani no le importa jugar con las cartas boca arriba y encima de la mesa, a la vista de todos. Dijo su director y alter ego, Beppe Martinelli: "Se trata de eliminar al franc¨¦s, as¨ª que una vez logrado ese objetivo, probablemente en la Fauniera, el resto de la etapa se dedicar¨¢ Marco a no arriesgarse y a controlar. As¨ª que no llegar¨¢ solo, sino en un grupillo de tres o cuatro". ?Necesitan un mejor resumen de lo que pas¨® un d¨ªa duro, dur¨ªsimo?
Pues pas¨® que Jim¨¦nez anticip¨® unos cientos de metros el ataque previsto de Pantani en las rampas m¨¢s duras del col de los Muertos, aquellas cercanas al Refugio de las Marmotas; sucedi¨® que el grupo, descremado por el de El Barraco, empez¨® a ponerse nervioso. Atac¨® Pantani, a 10 kil¨®metros de la cima, o as¨ª, y s¨®lo Gotti y Jim¨¦nez saltaron deseosos de probarse y agotarse intentando aguantar el ritmo pirateado. Los dem¨¢s fueron cautos o inteligentes, o ambas cosas. Jalabert mir¨® para otro lado para no picarse; ¨ªdem Clavero y dem¨¢s. Cada uno a su ritmo, que esto es muy largo y no se sabe lo que pueda pasar . Jim¨¦nez revent¨®; Gotti, m¨¢s adaptado al terreno, persever¨®; el Pirata se pir¨®. Los dem¨¢s se acoplaron en diferentes grupos para viajar acompa?ados en el descenso. Todo lo que quedaba habr¨ªa sido un puro ejercicio t¨¢ctico si no hubiera sido por Paolo Savoldelli, el t¨ªmido de cara ani?ada al que apodan Halc¨®n por lo bien que baja , que no por sus dotes escaladores. Pues bien, Savoldelli (26 a?os, Saeco), cruz¨® la cima del col del Mulo a 2.06m de Pantani. Tras 25 kil¨®metros de descenso, curvas cerradas, calzada de tres metros de anchura, bacheada e imposible, el propio Savoldelli ya aventajaba en 38 segundos a Pantani, que se aprestaba a montar su show con Gotti, y con Clavero de espectador.
Pantani, como hab¨ªa anunciado, fren¨® en la bajada, una vez dejado Jalabert a 3.18m en la cima. Clavero se arriesg¨® y enlaz¨® con el Pirata y Gotti, quien ya andaba picado porque Pantani no hac¨ªa m¨¢s que reclamarle, in¨²tilmente, relevos. Jalabert, por su parte, fue paciente e inteligente. En su descenso s¨®lo top¨® con parte de la banda del Pirata (Garzelli, Zaina, Velo), que, evidentemente, no iba a ayudarle a recuperar el terreno perdido. Pero el franc¨¦s, en vez de desesperarse y vaciarse tirando solo, esper¨® que llegara desde atr¨¢s, como una moto, el tren de los del Kelme, con Heras, Sevilla y Ur¨ªa. Ellos se pusieron al frente y lograron dejar la derrota, y la p¨¦rdida de la maglia rosa, en discreta. Casi cinco minutos lleg¨® a estar Jalabert detr¨¢s de Pantani en alg¨²n momento del descenso; s¨®lo a 1.41m cruz¨® la meta. Savoldelli, ¨¦ste, sigui¨® volando: casi 2 minutos sac¨® al grupo desavenido de Pantani y c¨ªa. Por 29s le hab¨ªa birlado una plaza, provisional, en el podio a Clavero. Claro que hoy en Oropa la cosa termina en alto.
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