Altos cargos del Imefe utilizan a los alumnos para que les restauren sus bienes
En septiembre de 1996, Jorge Paz, un profesor de restauraci¨®n del Instituto Municipal de Empleo y Formaci¨®n (Imefe), recibi¨® la visita del director de formaci¨®n de este organismo, Luis de Solana, con una petici¨®n: arreglar el cabecero de una cama modernista del siglo XIX de su propiedad. En los meses siguientes, los alumnos de Paz y el propio profesor restauraron otras piezas del director del servicio: una talla de san Antonio con carcoma, unas peque?as esculturas chinas que estaban rotas y dos v¨ªrgenes talladas en madera y a las que, seg¨²n Paz, les faltaban las manos. Esto ocurri¨® a lo largo de 1996 y 1997, pero que los miembros del Imefe se sirvan de alumnos de los cursos para restaurar obras de arte propias ocurre ahora tambi¨¦n, seg¨²n reconoce el director de servicios y el gerente del Imefe, Ricardo Peydr¨®. De Solana no s¨®lo no niega que solicitara la ayuda de los alumnos, sino que la justifica: "Es una manera de colaborar voluntariamente con la formaci¨®n, porque los alumnos necesitan pr¨¢cticas". El profesor tiene otra palabra para la situaci¨®n: "Caradura".El cabecero de bronce que el director de servicios llev¨® al curso de restauraci¨®n no precisaba, seg¨²n ¨¦l, mucho trabajo: "Estaba manchado, eso era todo". El profesor que se encarg¨® de repararlo contesta: "Estuvimos meses restaur¨¢ndolo. Estaba completamente oxidado y necesitamos la ayuda del curso de soldadura".
El funcionario que por entonces ejerc¨ªa las funciones de ch¨®fer en el Imefe asegura que, con un veh¨ªculo municipal, tuvo que ir a recoger el cabecero de la cama a casa de De Solana. Eso s¨ª, prefiere guardar el anonimato "para evitar las represalias". Otros funcionarios del Imefe que tambi¨¦n han pedido mantener el anonimato aseguran que los encargos de altos cargos de este organismo para arreglar muebles, tapizar sillones o restaurar obras de arte son frecuentes.
Un alto cargo del Imefe califica de "colaboraci¨®n voluntaria" los arreglos gratuitos de sus bienes
Tras el arreglo de la cama, el curso recibi¨® otro encargo del gerente. Un ordenanza apareci¨® con una talla de madera de san Antonio de 23 cent¨ªmetros de altura mordido por la carcoma y sin brazos. De Solana, tambi¨¦n en este caso, considera que el arreglo consisti¨® en "meter la talla en un l¨ªquido para matar a la carcoma". El especialista recuerda que, entre otras cosas, tuvo que ponerle los brazos y que la restauraci¨®n, de haberla hecho para un cliente, "habr¨ªa costado cerca de 125.000 pesetas".Aqu¨ª no terminaron las peticiones: en agosto de 1997, Solana entreg¨® al restaurador Paz, en el despacho del primero, dos peque?as esculturas chinas. El alto cargo del Imefe asegura que compr¨® las esculturas en un mercadillo de Pek¨ªn y que no le costaron "m¨¢s all¨¢ de 2.000 pesetas". Paz no se lo cree y cuenta que las tuvo que restaurar "personalmente en casa" debido a su valor. "Creo que hasta tuvieron problemas en la frontera para pasarlas", a?ade. "Eso es un absurdo; los chinos son muy escrupulosos con el arte y si esas piezas hubieran tenido valor no nos habr¨ªan dejado pasar la frontera", responde De Solana.
Encargos por un mill¨®n
El ¨²ltimo encargo vino tambi¨¦n en manos de un conserje: dos tallas estropeadas de v¨ªrgenes. Corr¨ªa octubre de 1997. Para De Solana, todos los arreglos llevados a cabo por el profesor y los alumnos no sumar¨ªan "m¨¢s de 10.000 o 20.000 pesetas si los hubiera hecho un profesional". El profesor cree que los "encarguitos" de De Solana alcanzan "un mill¨®n de pesetas".
El director de servicios no considera que entregar obras de arte a alumnos de restauraci¨®n del Imefe para que las arreglen sea malo. "Es una especie de colaboraci¨®n voluntaria. No lo hago yo solo, y existen unas reglas: tienen que ser objetos que no valgan mucho, y uno se tiene que hacer responsable del resultado del arreglo. No hay que olvidar que son alumnos los que restauran y a veces se pueden producir errores".
El gerente del Imefe, Ricardo Peydr¨®, conoce esta situaci¨®n y no la censura: "Est¨¢ claro que lo mejor es que se restauren muebles del patrimonio del Ayuntamiento, pero a veces, y sobre todo cuando se habla de piezas peque?as, es dif¨ªcil encontrar objetos. Por eso, y siempre que los materiales que se deba emplear no excedan del precio de la pieza en cuesti¨®n, se puede hacer", dijo Peydr¨®.
"Muchos otros centros de restauraci¨®n, privados y subvencionados, funcionan as¨ª: no es tan f¨¢cil encontrar piezas peque?as para que los alumnos practiquen", matiza De Solana. El profesor replica que los encargos del director de servicios le restaban tiempo para terminar el programa y asegura que no s¨®lo ¨¦l se ha sentido presionado para responder a las peticiones de los altos cargos del Imefe. "Los profesores de tapicer¨ªa tambi¨¦n, pero nadie va a hablar porque el sistema de contrataci¨®n del Imefe es particular: cada monitor renueva el contrato por cada curso, con lo que, si protesta, se queda sin trabajo".
P¨¦rdida del puesto
De hecho, este monitor vincula el haber perdido su puesto de trabajo en este organismo municipal (su ¨²ltimo contrato fue en agosto de 1998) al hecho de haberse negado a hacer m¨¢s trabajos particulares a De Solana.
"Me hizo ir a su casa para que viera todos los muebles antiguos que ten¨ªa y para encargarme m¨¢s cosas. Esto fue en enero del a?o pasado. Desde entonces nadie me ha llamado para nada en el Imefe". De Solana lo niega: "Es absurdo lo de que yo le llamara a mi casa". Y a?adi¨®: "En cuanto a la p¨¦rdida de trabajo, tengo que decir que eso se investig¨® y el secretario del Ayuntamiento dictamin¨® que el profesor no ten¨ªa raz¨®n y que si no se le empleaba era porque estaba trabajando en otro sitio, entre otras cosas".
El director de servicios, con todo, reconoci¨® que "si se mira desde fuera puede que parezca mal lo que se hace en el Imefe". "Tal vez se deber¨ªa abrir la mano y anunciar al resto de la ciudadan¨ªa que tambi¨¦n pueden llevar sus obras de arte al Imefe para que se las arreglen".
Por su parte, Marisa Castro, concejal de IU, tach¨® estas pr¨¢cticas como "propias de un cortijo y no de un centro de formaci¨®n estatal". "Yo no me creo que no se puedan encontrar piezas para hacer las pr¨¢cticas, lo siento mucho, pero no me lo creo. Lo que demuestra esto, adem¨¢s de la caradura de un se?or, es que la concejal Ma-r¨ªa Antonia Su¨¢rez, que es la directora del Imefe, es unaincompetente, y lo que hacen sus empleados, una ver-g¨¹enza" .
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