Orihuela, la Palermo alicantina
Capital de La Vega Baja, Orihuela, ciudad hist¨®rica que vio nacer al poeta Miguel Hern¨¢ndez, ha sido el reducto m¨¢s s¨®lido del PP valenciano, que gobierna en esta poblaci¨®n de 50.000 habitantes desde 1986 con una abrumadora mayor¨ªa absoluta. Ese a?o, Luis Fernando Cartagena, un m¨¦dico apuesto y estirado, arrebat¨® el poder a otro m¨¦dico, el hist¨®rico socialista Vicente Escudero, que dimiti¨® para evitar perder una moci¨®n de censura. Cartagena arras¨® despu¨¦s en su primera cita con las urnas como cabeza de lista, y repiti¨® resultados en las dos convocatorias posteriores. Orihuela era el fort¨ªn del PP, un indiscutible granero de votos, y su alcalde comenzaba a acumular cargos, primero provinciales, luego nacionales y auton¨®micos. Las denuncias por corrupci¨®n que ahora colapsan los juzgados oriolanos se remontan a la etapa inicial de Cartagena al frente del Consistorio, cuya referencia es obligada para entender el devenir de los ¨²ltimos a?os. Aquel gobierno conservador no tard¨® en descubrir que la franja costera del municipio, a 30 kil¨®metros de la ciudad, era un diamante sin pulir. Y comenzaron a aflorar urbanizaciones, muchas de ellas sin licencia. La Generalitat, entonces en manos de los socialistas, trat¨® de cortar los excesos urban¨ªsticos, aunque Joan Lerma actu¨® m¨¢s preocupado por atajar el incipiente poder del PP en La Vega Baja que en aplicar la legislaci¨®n urban¨ªstica. Hoy, en partes de esa costa no se ve el mar, los edificios se levantan a escasos metros del agua y el caos urban¨ªstico es colosal. En esos a?os, Cartagena suscribi¨® supuestamente con el Banco de Santander unas cesiones de cr¨¦dito que a¨²n hoy investiga la Audiencia Nacional. A nombre de un industrial de Elche, Cartagena ocult¨® supuestamente a Hacienda unos ingresos de m¨¢s de 300 millones. Pero el caso de las primas ¨²nicas del Santander estallar¨ªa a?os despu¨¦s, cuando Cartagena era diputado nacional. A pesar de la investigaci¨®n judicial, el PP confi¨® en su bar¨®n de La Vega Baja y lo aup¨® a consejero de Obras P¨²blicas en el gobierno de Zaplana, puesto que ocup¨® hasta que el supuesto fraude le acorral¨® y oblig¨® a dimitir. Antes, hab¨ªa dejado la alcald¨ªa de Orihuela en manos de su hombre de confianza y concejal de Urbanismo, Jos¨¦ Manuel Medina. Apartado ya de la pol¨ªtica, a Cartagena le han llovido las denuncias en este mandato, la mayor parte de antiguos amigos y concejales que anta?o le veneraban. El PP expuls¨® a los cinco concejales que destaparon varios casos de corrupci¨®n dentro de su partido, y el gobierno local qued¨® entonces en minor¨ªa. Y as¨ª sigue. El partido ha vuelto a confiar en Medina, la sombra de Cartagena, como candidato. Ese fort¨ªn del PP, hoy de capa ca¨ªda, ha tenido otro nombre propio: el empresario ?ngel Fenoll. A trav¨¦s de una mara?a de empresas, en las que ha colocado a un sinf¨ªn de familiares de cargos del PP, este oriolano ha obtenido suculentas contratas municipales de dudosa legalidad. Condenado por la compra de votos por correo para el PP en las elecciones de 1991, Fenoll tiene causas abiertas en dos juzgados: una por falsificar supuestamente unas facturas con las que Cartagena trata de demostrar que no se apropi¨® indebidamente de ocho millones de pesetas, y otra, en la que la Fiscal¨ªa le pide prisi¨®n, por falsedad documental en un expediente de obras del municipio de Dolores. En esta peque?a localidad, otro de los hombres de Cartagena, el diputado provincial y concejal de Orihuela Pedro Barrios, formaliz¨® ante notario un documento en el que, junto a otros dirigentes del PP, se compromet¨ªa a facilitar subvenciones oficiales a Dolores a cambio de que los ediles del PP y los de un grupo independiente formalizaran una moci¨®n de censura contra el alcalde socialista. En agosto de 1998 se consum¨® la censura. As¨ª, las investigaciones de todo tipo han neutralizado toda gesti¨®n en el sur de la Comunidad. La imagen de una comarca a la que muchos identifican con Sicilia, y la de una capital, Orihuela, convertida en la Palermo alicantina, queda reflejada en el comentario de un juez que exige anonimato: "Si yo fuera fiscal general del Estado, enviar¨ªa una temporada al fiscal anticorrupci¨®n a Orihuela". Para amortiguar el creciente hast¨ªo ciudadano ante la corrupci¨®n, el Consell lanz¨® una lluvia de millones sobre Orihuela: un campus, en construcci¨®n, adscrito a la Universidad Miguel Hern¨¢ndez de Elche, y una fara¨®nica estaci¨®n intermodal de trenes y autobuses, entre otras inversiones. Ante ello, la oposici¨®n refuerzan sus cr¨ªticas a la corrupci¨®n: "En Orihuela no es el Segura lo ¨²nico que huele a podrido".
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