Siguen ustedes en el planeta Pantani
Cuarta victoria de El Pirata, que aumenta a¨²n m¨¢s su ventaja en la cabeza de la general
Lleg¨® la ma?ana del d¨ªa siguiente y Marco Pantani dijo: hoy no quiero ganar la etapa. Pero en secreto se encerr¨® en su roulotte, cogi¨® una regla, un alt¨ªmetro y una calculadora y se puso a hacer cuentas, algoritmos y c¨¢lculos trigonom¨¦tricos. Compar¨® la suave (comparativamente) llegada a la estaci¨®n de Madonna di Campiglio, la quinta y ¨²ltima llegada en cima del Giro 99, con la dura y empinada llegada del d¨ªa anterior a Alpe di Pampeago; el 12% de media de los ¨²ltimos cuatro kil¨®metros del d¨ªa anterior con el 6% de la Madonna; vio que lo que se sub¨ªa en cuatro kil¨®metros un d¨ªa se sub¨ªa en seis el siguiente, se ajust¨® la bandana amarilla, las gafas, se apret¨® las zapatillas y tom¨® la salida con una idea y un c¨¢lculo claros en la cabeza.Llegado el momento hizo lo que ten¨ªa pensado, atac¨® en el punto que le hab¨ªan dictado las ecuaciones y "eccoli qua": victoria (in¨²til pensar en una sorpresa) y 67 segundos de ventaja sobre el segundo, 67, ni uno m¨¢s ni uno menos. El mismo minuto y siete segundos en que aventaj¨® al primero de los humanos en el Alpe de Pampeago. Pantani, El Pirata m¨¢s regular, el m¨¢s previsible, el hombre que ha convertido la escalada en una ciencia exacta, se supera d¨ªa a d¨ªa. Ayer, para conmemorar, d¨ªa por d¨ªa, el quinto aniversario de su primera victoria de etapa en el Giro (Merano, 4 de junio de 1994), Pirata se invent¨® el truco de la diferencia exacta con el segundo. ?Qu¨¦ tendr¨¢ preparado para hoy, para el Gavia, el Mortirolo y el Valico de Santa Cristina? ?Qu¨¦ pasar¨¢ por su cabeza? Lleva cuatro triunfos de etapa, los mismos que Cipollini, conseguidos en alto, ?querr¨¢, en Aprica, superar la marca del sprinter toscano? Ya aventaja en 5m 38s al segundo en la general, el joven Savoldelli. ?Querr¨¢ Pantani superar la marca de los 10 minutos? Y en este tipo de dudas entretiene el Giro m¨¢s duro y temido sus ¨²ltimas jornadas. Tal es el dominio de Marco Pantani, el can¨ªbal del siglo XXI.
Pantani construye su leyenda, una historia en la que despu¨¦s de los accidentes y los d¨ªas aciagos s¨®lo entra el brillo de las victorias, nunca la amargura de los desfallecimientos. Su palmar¨¦s crece y crece, en la misma medida en que disminuye el valor de sus rivales. Hay que hacer memoria para recordar que Ivan Gotti es una ganador de Giro (1997) y no un pelagatos cualquiera; hay que recordar que Jalabert va cuarto, que Savoldelli representa un nuevo tipo de ciclismo, el del no especialista, el fresco que se defiende en todas partes y que por su regularidad puede llegar a ser grande. Hay que hacer muchos esfuerzos para no olvidar que este Giro lo corre m¨¢s gente aparte de Pantani. As¨ª que cuando la cosa termina en alto y se ve a El Pirata por las primeras posiciones o a su banda del Mercatone enfilando a los supervivientes, ya se sabe. Comienza el "show". Bienvenido al planeta Pantani. Ya sea la llegada tan r¨ªspida como Pampeago o tan tendida como Madonna di Campiglio. El mismo estilo, la misma aceleraci¨®n y la misma cadencia. El Pirata se va. Los dem¨¢s parecen aprendices diletantes.
Y sin embargo, los 125 restantes supervivientes, son personas de carne y hueso, son ciclistas que sufren. Sufren los que intentan salvar los muebles de sus equipos en las pocas etapas en las que piensan que puede haber una escapada consentida. Lo pensaron ayer unos cuantos pero... (recuerden: el pelot¨®n, esto es, El Pirata, s¨®lo ha consentido una fuga, aquella en la que Virenque ajust¨® cuentas con el pasado a costa de Santi Blanco. Pero llegado el momento, con los fugados a tiro, Jalabert se removi¨® nervioso en su sill¨ªn; Simoni, el pimpante trentino, hizo como que atacaba. Suficiente motivo, pens¨® Pantani. "Si no me hubieran atacado, no me habr¨ªa movido", dice El Pirata. Y quiere que le crean.
Tambi¨¦n sufren de verdad corredores como Daniel Clavero. El quinto puesto, el mismo que consigui¨® hace un a?o, lo tiene ah¨ª, al alcance de siete horas m¨¢s de lucha. Y de desgracia. Ayer, en el kil¨®metro 80 se cay¨® cuando se quitaba el chubasquero. Se parti¨® la ceja izquierda. Lleg¨® a meta como un boxeador castigado, pero neg¨¢ndose a caer KO. Su compa?ero de equipo V¨ªctor Hugo Pe?a oy¨® la ca¨ªda y dio media vuelta para ayudarle. Los ¨¢rbitros le multaron con 30 francos suizos (3.000 pesetas). Tambi¨¦n esto forma parte del planeta Pantani.
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