Y por si fuera poco, el Mortirolo
C¨®mo cambian los tiempos y las percepciones. Llega el Mortirolo. No hace una semana, antes de que comenzara la serie de repeticiones del show Pantani, los golosos contaban con los dedos: una, dos, tres, cuatro y el Mortirolo. Han pasado la Fauniera y el vuelo de Savoldelli; ha pasado Oropa y la remontada del Pantani metido a mec¨¢nico; han pasado el Manghen y el Alpe di Pampeago, con la cima del arte "pantaniano"; ha pasado Madonna di Campiglio y la facilidad de El Pirata. Al goloso le duele la tripa. Y llega el Mortirolo. Como si despu¨¦s de una comida de pasteles llegara de postre una tarta nupcial. Qu¨¦ empacho.El monte imposible. La subida m¨¢s dura del ciclismo actual (aunque todo el mundo dice que la Gamonal que debutar¨¢ en la Vuelta es todav¨ªa m¨¢s dura) llega con el Giro decidido. Jugando a favor del que va el primero. Precedido del Tonale y del Gavia (Cima Coppi, a¨²n con resonancias m¨ªticas por la nevada del 5 de junio de 1988, pero ya un puerto domesticado: una capa de asfalto nueva cubre las zonas que a¨²n en 1996 estaban sin asfaltar. Sin embargo, tremendo: 17 kil¨®metros al 7,8% de pendiente media, con puntos del 15%. Un puerto de 50 minutos de fatiga), llega el Mortirolo, el puerto inaugurado en 1991, en el Giro de Chioccioli, y pasado a la historia en 1994, cuando la p¨¢jara de Indur¨¢in en el Valico de Santa Cristina (de paso, tambi¨¦n cuarto y ¨²ltimo puerto en la etapa de hoy: una figura nada desde?able de 14 kil¨®metros al 7,5%).
El Mortirolo, el puerto de la desmesura, el lugar en el que los ciclistas chocan con la f¨ªsica. Imposible hablar de t¨¢cticas o de ataques y defensas. Es el lugar en el que s¨®lo las fuerzas y su dosificaci¨®n cuentan. Cuatro n¨²meros lo dicen todo. El Mortirolo no es muy largo comparado con otros gigantes, pero sus 12,6 kil¨®metros sirven para superar un desnivel de 1.300 metros, con lo que la pendiente media alcanza el tremendo 10,3%. Miedo. P¨¢nico: el 18% del paso por San Mat¨¨ (kil¨®metro tres de subida) y por Piaz (kil¨®metro ocho).
Para qu¨¦ tanto. Los ciclistas est¨¢n cansados. Muchos puertos en las piernas y encima esto. Un error de c¨¢lculo: el Mortirolo s¨®lo ha sido hermoso cuando Indur¨¢in en 1994 sobrepas¨® sus l¨ªmites, hizo lo imposible y acab¨® cayendo, y en 1996, cuando Olano choc¨® contra la cuadrilla de escaladores (Tonkov, Gotti, Zaina, Ugrumov) agrupados.
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