Cuentos que juegan al corro
La Casa de Am¨¦rica organiza un concurso de narraciones improvisadas por escolares
"?rase una vez un chico que se llamaba Fran. Fran ten¨ªa 13 a?os y viv¨ªa con sus padres en una granja. Fran ten¨ªa dos hermanas, Paula y Cristina. Todos los d¨ªas se levantaba pronto para orde?ar a las vacas. Una vez se le fue la mano y le dio un chorro de leche en la cara...".As¨ª comienza el cuento que el pasado mi¨¦rcoles se inventaron para este peri¨®dico 27 alumnos de 1? de la ESO del colegio Valdepalitos, de Alcobendas, mientras se tiraban unos a otros una pelota de gomaespuma. As¨ª mostraron la curiosa mec¨¢nica que han utilizado para escribir los tres relatos -Triste realidad, Josema y Juan, escritos con modismos y giros t¨ªpicos de los pa¨ªses latinoamericanos- que han presentado al concurso de cuentos organizado por la Casa de Am¨¦rica, en el que, en total, han participado nueve colegios de la regi¨®n, adem¨¢s de otros de Latinoam¨¦rica que a¨²n no han enviado sus relatos. Sentados en corro en el suelo, los escolares se iban tirando la pelota. El que la recib¨ªa aportaba una frase nueva al relato. Lo primero que les viniese a la cabeza. S¨®lo hab¨ªa una regla: deb¨ªan recordar detr¨¢s de qu¨¦ compa?ero hab¨ªan intervenido porque al terminar el cuento hab¨ªa que volver a empezar para transcribir las frases.
"A los chicos les ha gustado mucho esta actividad, les ha servido para comunicarse m¨¢s entre ellos y es una idea buena para aprender m¨¢s cosas de Latinoam¨¦rica de una forma divertida porque lo hacen con mucha imaginaci¨®n", dice la profesora que ha guiado esta aventura literaria, Josefina Roa.
Este cuentacuentos improvisado es s¨®lo una de las actividades del programa Encuentros con Latinoam¨¦rica, que ha organizado la Casa de Am¨¦rica para unir lazos entre los escolares madrile?os y los latinoamericanos. Los chavales han recibido la visita de enviados de la Casa de Am¨¦rica para explicarles con diapositivas la vida y costumbres de Latinoam¨¦rica, han visitado el Museo de Am¨¦rica y han podido comprobar con juegos de rol lo dif¨ªcil que es subsistir en un pa¨ªs pobre.
Tras m¨²ltiples peripecias -con boda, dos hijos, un supuesto accidente en avi¨®n, el paso por un hospital, ataques de histeria y una visita a Nueva York-, Fran acaba feliz y comiendo perdices en la granja de sus padres.
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