La piel como vi?eta
Una feria muestra las ¨²ltimas t¨¦cnicas de tatuaje en el Pabell¨®n de la Pipa de la Casa de Campo
Una convenci¨®n o feria de tatuajes es como asistir a una exposici¨®n de vi?etas de c¨®mic que, adem¨¢s, pueden salir andando. No importa el grado de abstracci¨®n que se tenga en la observaci¨®n del dibujo: en el momento menos pensado ese hombro, espalda, muslo o cuello que hace de lienzo, se pone en movimiento y es feo seguirles para completar la visi¨®n del tema dibujado. Para un tatuador, o para un tatuado, una convenci¨®n como la que empez¨® ayer en el Pabell¨®n de la Pipa de la Casa de Campo, y que se prorrogar¨¢ hasta la noche de ma?ana, domingo, es una aut¨¦ntica delicia. Para un curioso, el tormento pasa por mantener la discreci¨®n mientras observa los incre¨ªbles dibujos que los aficionados exhiben en su piel.A mediod¨ªa de ayer dio comienzo la segunda Convenci¨®n Internacional de Tatuaje que se celebra en Madrid, y que ya empieza a adquirir igual fama que las que se montan desde hace a?os en Amsterdam, Austria, Alemania o Estados Unidos. Cerca de 70 puestos, algunos compartidos, han conseguido traer a Madrid a m¨¢s de 150 talleres de tatuaje de todo el mundo. Lo m¨¢s pintoresco, como en la primera edici¨®n, sigue siendo la tarima sobre la que se plantan los tatuadores polinesios. Sus dibujos, geom¨¦tricos y de caprichosas simetr¨ªas, se incrustan en la piel mediante un suave traqueteo de palitos de madera. Es el sistema tradicional frente al zumbido de las pistolas del tatuaje moderno.
Para Mao, el tatuador organizador de la feria, que dirige el taller Mao & Cathy, uno de los primeros que se mont¨® en Madrid, la novedad con respecto al a?o pasado es la mayor afluencia de p¨²blico y mayor participaci¨®n de talleres. "En el mundo del tatuaje", dice, "la evoluci¨®n es muy lenta. As¨ª que las diferencias se basan en el aumento de aficionados de un a?o a otro. Este a?o se han apuntado tres talleres japoneses y hay dos dedicados s¨®lo al piercing, que el a?o pasado comparti¨® puesto con tatuadores".
Los precios de los tatuajes var¨ªan seg¨²n la dificultad del dibujo y los colores, pero en esta feria cualquiera puede llevarse un sencillo dibujo en su piel tras pagar una media de diez mil pesetas y someterse a una sesi¨®n de una media hora. "Llevo en mi cuerpo un dolor", se le o¨ªa cantar a Manu Chao desde un compacto que amenizaba un taller franc¨¦s. Sin embargo, quienes se han tatuado repetidas veces aseguran que no sienten dolor, lo que niegan los primerizos.
La novedad real de este a?o pasa por las interesantes fotograf¨ªas que se exponen en el s¨®tano. Julio Mart¨ªnez Conde y Jes¨²s M. Atienza exponen 25 espl¨¦ndidas im¨¢genes del mundo del tatuaje, mientras que Olaf Pla retrata a diez famosos tatuadores con sus herramientas en la mano.
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