Mucha bullanga

No est¨¢ nada mal que se vaya a los toros con alegr¨ªa, pero eso es una cosa y otra, como sucedi¨® en esta ocasi¨®n, no ver tres sobre un burro, taurinamente hablando, y no distinguir entre lo bueno, lo regular y lo malo, que de todo hubo en esta ocasi¨®n, en una tarde de mucha bullanga. Empezando por lo malo: la poca codicia de casi toda la corrida, las intervenciones excesivas del peonaje, los repetidos gestos para la galer¨ªa y ver a los rejoneadores convertidos en vulgares matarifes, asestando aut¨¦nticas pu?aladas traperas para acabar con la vida de sus oponentes.Torear, torear, el ¨²nico que lo hizo fue Moura, maestro donde los haya, que, debido al festivo y poco entendido p¨²blico, se fue de vac¨ªo. No obstante, dio gusto verle templar y lidiar con maestr¨ªa, especialmente al encelar al muy manso y huido quinto.

Boh¨®rquez se llev¨® una oreja verbenera, porque, aunque tuvo alg¨²n momento lucido, fall¨® en la colocaci¨®n y marr¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n. Hermoso de Mendoza no vino con Cagancho, pero tiene una cuadra tan excelente que apenas se not¨® su ausencia, con un Chicuelo magistral yendo de frente al toro y con un Aldebar¨¢n que aqu¨ª todav¨ªa est¨¢ por descubrir. Cartagena estuvo r¨¢pido y espectacular con el mejor toro de la tarde, con la consabida pu?alada final, que, desgraciadamente, se est¨¢ haciendo habitual en el mundo del rejoneo.