El puyazo final

Viaje a Mil¨¢n y puyazo final, como a los toros. Siempre se dice que la ¨²ltima etapa es un paseo, qu¨¦ estafa. S¨ª, paseo es, pero s¨®lo hasta el circuito. Parece muy bonito, pero no es c¨®modo. Curvas y contracurvas. Entras frenando, para pasarlas a 35 por hora, y tienes que salir de pie para alcanzar enseguida los 60 por hora, y as¨ª llegar a la media de 50 en el circuito de Mil¨¢n. Se produce lo que llamamos el efecto acorde¨®n.Adem¨¢s, vamos relajados, pensando en casa y en los asuntos de familia. As¨ª aumenta el sufrimiento del ¨²ltimo d¨ªa, una etapa que la acabamos porque hay que acabarla, porque si no... Nadie se queda, nadie se queda, pero es de los d¨ªas que m¨¢s sufrimos, cuando acabamos las vueltas. Adem¨¢s, 10 vueltas al circuito para que nos vean bien los aficionados son excesivas. Y aqu¨ª en Mil¨¢n, atravesando el pav¨¦s, las traviesas del tranv¨ªa, cruces...

Ahora a merendar y al avi¨®n. Y dentro de nada a ver lo que ha cambiado Espa?a estas tres semanas. Subiendo y bajando puertos, bajo el sol y la lluvia, en llano y contrarreloj. Casi 4.000 kil¨®metros, en casi 100 horas a una media de 37 y poco. 22 jornadas de casi ocho horas y un solo d¨ªa de descanso. Oficio de ciclista.