Milosevic guarda silencio mientras Belgrado regresa lentamente a la normalidad
ENVIADO ESPECIALMientras los aliados dictaban ¨®rdenes a los generales de un Ej¨¦rcito yugoslavo derrotado y cabizbajo en la base militar de Kumanovo, en la frontera con Macedonia, su comandante jefe, el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, segu¨ªa ayer guardando silencio. A nadie le caus¨® sorpresa esta actitud. Los once millones de yugoslavos est¨¢n acostumbrados al gran enigma que Milosevic personifica ante propios y extra?os. Mientras, las calles de Belgrado volv¨ªan a vivir una aparente normalidad y eran tomadas por sus habitantes.
Durante la madrugada del domingo no sonaron las alarmas a¨¦reas en Belgrado, al contrario de lo que hab¨ªa sucedido durante el d¨ªa, en una noche que se caracteriz¨® por la tranquilidad.Tercera jornada de calma en la capital yugoslava. Sol, calor y ambiente dominical, por primera vez en 75 d¨ªas, sin interrupci¨®n de sirenas, sin las explosiones de bombas, sin la intimidaci¨®n de cazabombarderos rompiendo la barrera del sonido sobre la capital.Parejas j¨®venes paseaban con sus ni?os por el parque de Kalemegdan, que rodea a la bella fortaleza otomana en la confluencia de los r¨ªos Sava y Danubio. Heladeros, vendedores de palomitas, triciclos y risas por doquier.
Contemplar a esa gente era contemplar a gente normal que disfrutaba un largamente a?orado alivio. Un grupo de j¨®venes tomaba el sol, contentos, tranquilos, junto a una radio. A todo volumen sonaba una balada triste. "No llores por m¨ª. No merezco tus l¨¢grimas. Mi ¨²nica culpa es destruir todo lo que toco". La letra es de un popular conjunto. Es croata. Se llama El Teatro Sucio. Ancianas vestidas de negro volv¨ªan entretanto de la misa de mediod¨ªa. En la iglesia ortodoxa de Zemun Polje, escucharon un serm¨®n del padre Jovan. Desde el p¨²lpito, el sacerdote tambi¨¦n omiti¨® toda referencia directa a la nueva tragedia de Serbia. Habl¨®, eso s¨ª, de la tentaci¨®n. Entre l¨ªneas, su mensaje fustig¨® la tentaci¨®n del poder pero se las arregl¨® para adaptar sus palabras a la tentaci¨®n ante la cual todos los yugoslavos deber¨ªan patri¨®ticamente sucumbir. La tentaci¨®n de la reconstrucci¨®n, de la reconciliaci¨®n, de construir un futuro sobre las ruinas de un nuevo error de la historia en los Balcanes.
Sobre esas mismas l¨ªneas trabajaba velozmente la mente de Bogoljub Karic, el poderoso y multimillonario ministro de Desarrollo Econ¨®mico de Serbia. Tranquilamente, desayunando en la terraza de su oficina, desde donde controla grandes sectores de la econom¨ªa serbia, se manifiesta leal a Milosevic. Lo llama el "pilar central" del futuro yugoslavo. Pero Karic, que niega tener ambiciones pol¨ªticas, debe saber secretamente que tiene un papel fundamental que jugar en el nuevo escenario pol¨ªtico de Yugoslavia. Karic es considerado el motor real de las privatizaciones, del movimiento hacia un modelo econ¨®mico ansioso de ser aceptado como parte de Europa.
En la pared de su despacho existe una fotograf¨ªa de Hillary Clinton, sonriente, junto a este hombre de 45 a?os, bigote ancho y hospitalario. Bogoljub Karic es una figura en la cual comienzan a fijarse algunos sectores que le atribuyen madera de l¨ªder. El problema es que no tiene partido pol¨ªtico.
Reconstrucci¨®n
Su jefe de estrategia, un economista llamado Milan Mitrovic, ha salido con una idea audaz: que los pa¨ªses de la Alianza Atl¨¢ntica, los mismos pa¨ªses que han destruido con bombas la infraestructura econ¨®mica de Yugoslavia, se embarquen ahora en una empresa de reconstrucci¨®n conjunta. Planteaba, por ejemplo, que se encarguen de hacer nuevos puentes y propon¨ªa que cada pasaje sobre los espectaculares r¨ªos de este pa¨ªs llevaran nombres de ciudades de Estados Unidos y de Europa. En suma, una reconciliaci¨®n po¨¦tica.Mitrovic se ech¨® a re¨ªr cuando se le pregunt¨® si alg¨²n d¨ªa habr¨¢ un puente -el mejor s¨ªmbolo de unificaci¨®n, contacto entre orillas distantes y alianza entre los que quieren proximidad, no bombas- que lleve el nombre de Rambouillet.
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