Resistirse a perder
La capitulaci¨®n militar serbia en Kosovo est¨¢ resultando m¨¢s dificil que la pol¨ªtica. Es de esperar que se trate s¨®lo de problemas t¨¦nicos, efectivamente complejos, y que la pol¨ªtica no se entremezcle en ellos. Pero no se puede descartar que las dificultades surgidas en las conversaciones en Kumanovo (Macedonia) entre altos mandos serbios y de la OTAN escondan una nueva treta de Milosevic, un intento de no admitir la derrota o el problema que est¨¢ presente desde el principio en esta crisis: el rechazo de Milosevic a una fuerza internacional en Kosovo formada en torno a la OTAN. Si es as¨ª, la reuni¨®n ministerial del Grupo de los Ocho (G-8), con Rusia incluida, debe emitir en su reuni¨®n de hoy en Bonn un mensaje de dureza hacia Belgrado, junto al texto de un proyecto de resoluci¨®n del Consejo de Seguridad que sirva para dar legalidad a la nueva fase de la crisis yugoslava que ha de abrirse cuando Belgrado acepte la capitulaci¨®n en todos sus t¨¦rminos.La suspensi¨®n de los bombardeos de la OTAN, que cumplen hoy 75 d¨ªas sin interrupci¨®n -aunque desde el jueves han reducido su intensidad y evitan Belgrado-, no se producir¨¢ hasta que empiece la retirada de las fuerzas serbias. Tras el acuerdo pol¨ªtico del pasado jueves, militares de la OTAN y yugoslavos se han reunido durante dos d¨ªas para perfilar los detalles de esta retirada de las fuerzas militares, paramilitares y policiales serbias de Kosovo. La OTAN ha mantenido que no se trataba de una negociaci¨®n, sino de c¨®mo aplicar el documento puesto sobre la mesa. Hay problemas t¨¦cnicos que resolver antes de que las fuerzas serbias puedan empezar a retirarse: marcar las rutas en las que no se ver¨ªan atacados ni por los aviones de la OTAN ni por guerrilleros del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK), que pueden resultar dif¨ªcil de controlar, como se comprueba por los combates que siguieron produci¨¦ndose ayer. Adem¨¢s, con los puentes destruidos, la retirada puede toparse con dificultades log¨ªsticas. Pero ¨¦stas no pod¨ªan ni pueden ser excusa para un r¨¢pido repliegue. Siete d¨ªas es quiz¨¢s un plazo dif¨ªcil de cumplir para sacar a 40.000 hombres, pero, dada la doblez del dictador serbio, hab¨ªa que empujarle a una salida r¨¢pida, so pena de enquistar su permanencia militar en Kosovo.
Los aliados no pueden fiarse de la palabra de Milosevic. Necesitan hechos antes de suspender los bombardeos. Especialmente cuando siguen llegando noticias turbadoras de Kosovo sobre intentos de borrar las huellas de atrocidades por parte de fuerzas serbias, y sobre saqueos a las pertenencias de los pocos albanokosovares que a¨²n permanecen en ese territorio.
Cuando finalmente empiece la retirada serbia, la fuerza internacional podr¨¢ casi simult¨¢neamente ir ocupando posiciones en Kosovo, y tener en unos d¨ªas casi todo el territorio controlado, lo que evitar¨ªa una inaceptable e inestable partici¨®n de hecho si la provincia se dividiera por sectores y se entregara uno de ellos a los rusos. ?stos, aunque han anunciado que pueden desplegar entre 5.000 y 10.000 hombres, van a tener dificultades log¨ªsticas y financieras para hacerlo. Probablemente se hayan percatado de su posici¨®n y por eso en la segunda jornada de las conversaciones entre militares se incorpor¨® finalmente un representante ruso para participar en ellas.
Una vez que comience esta evacuaci¨®n militar, podr¨ªan entrar unidades de la OTAN para crear r¨¢pidamente un entorno lo suficientemente seguro para alentar a los cientos de miles de refugiados albanokosovares a ir regresando a lo que queda de sus hogares, que habr¨¢ que reconstruir. Si el peso principal del bombardeo ha reca¨ªdo principalmente sobre EE UU, que dispone de mayores medios, el del despliegue de la fuerza de paz y de la reconstrucci¨®n va a recaer sobre Europa, que ha de ser consciente de que construir la paz puede resultar tan complejo como derrotar a Milosevic en Kosovo.
En principio, Milosevic ha aceptado unas condiciones mucho m¨¢s duras que las que hubiera podido obtener de haber suscrito en enero o marzo el acuerdo que se le propuso en Rambouillet, cuyo rechazo condujo a la guerra. Ahora las fuerzas serbias se han de retirar en su totalidad de Kosovo, aunque algunas podr¨¢n regresar en peque?o n¨²mero como s¨ªmbolo de que no hay ruptura de la soberan¨ªa yugoslava -que no ya serbia- y otras permanecer¨¢n para ayudar al destacamento internacional a localizar minas y trampas. Asimismo, Milosevic tiene que resignarse a la presencia en Kosovo de una fuerza internacional mayor que la que se contemplaba en Rambouillet. Por eso no puede sorprender que en Serbia cada vez m¨¢s gente se pregunte: y todo eso, ?para qu¨¦?
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