?Qu¨¦ fue de Sagunto?
La ciudad ha superado con ¨¦xito la traum¨¢tica reconversi¨®n sider¨²rgica, a pesar de su fragmentado escenario pol¨ªtico
, Sagunto, pionera de la reconversi¨®n sider¨²rgica espa?ola, no s¨®lo no ha muerto, como se auguraba en 1984 tras el cierre de Altos Hornos del Mediterr¨¢neo (AHM) que dej¨® en la calle a 4.000 trabajadores, sino que ha recobrado nuevos br¨ªos. Esta ciudad de 59.000 habitantes, emplazada a 25 kil¨®metros de Valencia y dividida en dos n¨²cleos urbanos, cuenta con un ¨ªndice de universitarios por encima de la media y una cifra de paro y de renta equiparable a la del resto de los valencianos. Pero Sagunto pas¨® por momentos muy duros. Su futuro parec¨ªa ligado a la fundici¨®n desde principios de siglo, cuando se instal¨® la siderurgia en el Puerto, origin¨¢ndose, al calor de una gran industria, un ejemplo de ciudad fabril. Con 14 a?os se acced¨ªa a la escuela de aprendices y con 18 se entraba en n¨®mina. Entre 1977 y 1985, Altos Hornos pas¨® de tener 5.569 empleos, entre fijos y eventuales, a un millar. La Generalitat Valenciana, gobernada entonces por el PSPV-PSOE, breg¨® por evitar el cierre pero perdi¨® frente al Norte. De poco sirvieron los argumentos t¨¦cnicos del Informe Kawasaki que, en resumen, apostaba por una siderurgia espa?ola de nueva planta y aconsejaba su emplazamiento en Sagunto, en el Mediterr¨¢neo. "Las posibilidades de regeneraci¨®n eran mayores que en el Norte. Pero, al final, se impusieron los criterios de car¨¢cter social", admite el consejero de Industria valenciano de entonces, Segundo Bru. El cierre de la acer¨ªa no fue f¨¢cil para nadie y menos para un gobierno socialista reci¨¦n llegado al poder. Felipe Gonz¨¢lez se ha referido a ello como uno de los peores tragos que pas¨® siendo presidente del Gobierno. "Hubo una ¨¦poca de desaliento, pero visto lo ocurrido despu¨¦s , creo que hasta tuvimos algo de suerte", confiesa ahora el ex presidente del comit¨¦ de empresa de AHM Miguel Campoy. M¨¢s all¨¢ del drama humano, el cierre provoc¨® un cambio hist¨®rico en los medios de producci¨®n: se abandon¨® un sistema de car¨¢cter paternalista y se apost¨® por una industria competitiva y diversificada. "Se acab¨® aquello de acudir al Parlamento para que te enjuguen las p¨¦rdidas", agrega Campoy. Adem¨¢s de una elevada preparaci¨®n profesional, los saguntinos conservan de su pasado industrial una arraigada cultura obrera. La pelea diaria, escenificada en 26 actos de protesta entre huelgas generales y manifestaciones, permiti¨® a los sindicatos asegurar la prejubilaci¨®n de 1.013 metal¨²rgicos y los ingresos para el resto de los despedidos durante los tres a?os siguientes al cierre. "Fue una de las reconversiones m¨¢s caras de Europa, pero la menos costosa desde el punto social", agrega Bru. Se calcula que el cierre de Altos Hornos le cost¨® al Gobierno espa?ol 52.000 millones de pesetas. Otras estimaciones elevan la cifra hasta los 100.000 millones, incluyendo las inversiones. Los incentivos p¨²blicos y la conversi¨®n de seis millones de metros cuadrados en suelo industrial por la Generalitat valenciana atrajeron nuevas inversiones que facilitaron la recolocaci¨®n de 1.100 metal¨²rgicos. Los protagonistas del boom inversor fueron los sectores qu¨ªmico, vidrio, material de transporte, papel y artes gr¨¢ficas y los transformados met¨¢licos. Pero hasta 1990 no empezaron a consolidarse los empleos; muchas empresas fracasaron y otras, carro?eras, cogieron la subvenci¨®n y nunca m¨¢s se supo. La Siderurgia del Mediterr¨¢neo (Sidmed), el ¨²nico vestigio de Altos Hornos, ha facilitado la construcci¨®n de dos nuevas plantas de chapa galvanizada. La multinacional sider¨²rgica Usinor ha invertido m¨¢s de 30.000 millones de pesetas en el Puerto para abastecer a los principales fabricantes de veh¨ªculos europeos y estadounidenses. El retorno del acero a Sagunto avala las tesis del Informe Kawasaki. "Fue un fraude, porque si Sagunto tiene futuro hoy, lo ten¨ªa entonces", dice el dirigente comarcal de CC OO, ?ngel Olmos. Los hijos de los metal¨²rgicos tienen hoy una formaci¨®n s¨®lida y la localidad, con un parque automovil¨ªstico equiparable al norteamericano, est¨¢ integrada en el ¨¢rea metropolitana de Valencia, opina el ex consejero socialista de Trabajo Miguel Dom¨¦nech. "Lo m¨¢s preocupante es la falta de estabilidad institucional porque lastra el crecimiento de la poblaci¨®n", a?ade. Y es que el escenario pol¨ªtico de Sagunto est¨¢ fragmentado desde hace a?os. La izquierda ha sido y es la fuerza m¨¢s votada, incluso en plena reconversi¨®n. Sin embargo, el alcalde, Silvestre Borr¨¢s, es del PP gracias a la moci¨®n de censura de hace dos a?os respaldada por cuatro partidos (PP, UV, CIPS y BNV). La divisi¨®n en Esquerra Unida y la crisis de los socialistas valencianos puede provocar que se reproduzca la actual situaci¨®n. Pero el debate pol¨ªtico est¨¢ presidido ¨²ltimamente por la reivindicaci¨®n segregacionista que vuelve a anidar en el Puerto, ahora tambi¨¦n a trav¨¦s de dos partidos pol¨ªticos. El n¨²cleo hist¨®rico (21.000 habitantes) y el Puerto (38.000), separados apenas por dos kil¨®metros en los que se encuentran los barrios m¨¢s pobres, nunca no han tenido relaciones f¨¢ciles. El segundo, fundado por oleadas de inmigrantes, ha alcanzado un mayor grado de desarrollo, incluso es percibido por los saguntinos en general como mucho m¨¢s din¨¢mico y emprendedor que el centro hist¨®rico. Tras la reconversi¨®n, el Puerto ha experimentado una reestratificaci¨®n social hasta el punto que el 70% de sus habitantes se declara de clase media o media alta, mientras que en la ciudad antigua el porcentaje disminuye al 60%, a pesar de contar tradicionalmente con una clase peque?o burguesa. La dualidad se extiende incluso a los monumentos: los vecinos del Puerto se identifican primero con el alto horno superviviente, los del n¨²cleo hist¨®rico, con el Castillo Romano.
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