Entre algodones
Los novilleros de ahora son fieles hijos de su ¨¦poca, y la que les ha tocado vivir no es la m¨¢s gloriosa de la historia del toreo. La modernidad es superficial, c¨®moda, fr¨ªvola y fr¨¢gil. Las figuras han perdido el reconocimiento de una afici¨®n cada vez m¨¢s exigua, pero mandan en las ganader¨ªas y en las plazas e imponen sus criterios. Y el primero es la devaluaci¨®n de la fiesta. El p¨²blico exige menos y el compromiso de los toreros es proporcional al inter¨¦s de quienes pagan. Eso es lo que ven los novilleros y ¨¦se es su espejo. Pero la realidad, a veces muy cruel, nada tiene que ver con los sue?os modernos, que produce grandes decepciones y acaba con incipientes carreras.
Es sabido que los toreros han acabado con el toro tal y como la vaca lo pari¨®. Han conseguido que ese animal sea un grotesco suced¨¢neo de la fiereza, la bravura y la nobleza. Hoy se lleva el toro entre algodones, d¨®cil y noble hasta la idiotez. Y el torero trata de hacer creer que lo que hace a un animal lastimoso es toreo. Eso es lo que ense?an a los novilleros de hoy: el toreo entre algodones; y de tal error de bulto surgen sonoros fracasos.
Domecq / Barea, Le¨®n, Osuna
Novillos del Marqu¨¦s de Domecq (el 4? como sobrero), bien presentados, inv¨¢lidos, nobles y sosos. Antonio Barea: pinchazo y estocada (silencio); estocada (ovaci¨®n). Jos¨¦ Le¨®n: estocada baja (palmas); estocada (silencio). Jos¨¦ Luis Osuna: estocada (silencio); estocada (oreja). Plaza de la Maestranza, 13 de junio. Novillada de abono. Media entrada.
Los novillos del Marqu¨¦s de Domecq conservan el apellido, pero la sangre brava no han tenido el gusto de probarla. Inv¨¢lidos, nobles y bonancibles, el tipo de toro que gusta a los toreros de hoy. Pues ni por ¨¦sas.
Antonio Barea es un torero pulcro, fr¨ªo y sin arrebato. Torea bien, pero sin hondura. No tuvo enemigos, porque su primero sali¨® mermado de facultades, y las pocas que le quedaban se las quit¨® el picador. Barea lo intent¨® sin convencimiento y su labor careci¨® de inter¨¦s. Se enfad¨® en el cuarto, un manso correoso y con media embestida que no permit¨ªa florituras. Lo recibi¨® a porta gayola con dos largas cambiadas y r¨¢pidas ver¨®nicas, y con la muleta estuvo valiente, pero sin lucimiento.
Jos¨¦ Le¨®n apunta maneras, pero parece poseerlas con cuentagotas. Es hombre precavido, con escasa confianza en s¨ª mismo. Le toc¨® un primer toro propicio y no le sac¨® el jugo apetecido. Quiere y no puede, su ¨¢nimo es discontinuo, y da buenos y aislados muletazos sin ligaz¨®n ni remate. El cuarto fue un manso encastado con el que hizo un gran esfuerzo, sin recompensa. No pudo dominarlo, aunque derroch¨® voluntad, ayuna de otras cualidades.
Luis Osuna consigui¨® emocionar porque reivindic¨® el toreo de siempre cuando la tarde tocaba a su fin. Su primero era flojo y soso, y Osuna intent¨® pases de todas clases, todos vulgares. Destac¨® en el ¨²ltimo, noble y repetidor, porque se qued¨® quieto, hilvan¨® largas y hondas tandas de derechazos, y protagoniz¨® los ¨²nicos momentos de toreo aut¨¦ntico.
Babelia
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