Los conservadores intensifican su campa?a contra el euro tras la derrota de Blair
William Hague, l¨ªder conservador brit¨¢nico, se siente desde ayer un hombre nuevo. Su obstinado rechazo al euro le ha valido a su partido 36 esca?os en las elecciones al Parlamento Europeo. Los resultados, magnificados por los t¨ªmidos 29 asientos obtenidos por los laboristas, le han dado por fin la anhelada ventaja frente al Gobierno de Tony Blair. ?ste, sorprendido por la primera gran derrota frente a los tories desde 1992, se ha parapetado en una frase sonora . "Comprendo los temores de la gente sobre Europa. Por eso batallo para reformar sus instituciones".
Entregados a un duro examen de conciencia, los correligionarios de Blair reconocen por el contrario que menospreciaron el sufragio de un electorado menos entregado a su causa de lo que cre¨ªan. Aunque la versi¨®n oficial del partido laborista atribuye al bajo ¨ªndice de participaci¨®n registrado en el Reino Unido, un 23%, los malos resultados, muchos diputados no han tenido reparo en reconocer que "se han dormido" en la campa?a europea. Incluso algunos ministros han dejado entrever sus temores ante las pr¨®ximas elecciones generales, previstas para el a?o 2001. John Prescott, que ejerce las veces de vicepresidente y es tambi¨¦n titular de Transportes, no cree, por ejemplo, que los votantes hayan preferido abstenerse "porque est¨¢n tan satisfechos con el trabajo del Gobierno que ni siquiera pensaron en la trascendencia de esta consulta". Pero mientras todos buscan una explicaci¨®n a la derrota, el partido cuenta ya con una culpable clara. Se llama Margaret Beckett, es la coordinadora de las campa?as electorales y se march¨® una semana de vacaciones a Francia a quince d¨ªas de la votaci¨®n.
"Una estupidez que no nos hizo ning¨²n bien, aunque echarle a ella toda la culpa tampoco es de recibo", han se?alado varios de sus colegas veteranos. Para los laboristas m¨¢s preocupados por el futuro, la salvaci¨®n podr¨ªa llegar de la mano de otro nombre ca¨ªdo, Peter Mandelson. El exministro de Comercio e Industria, que dimiti¨® por culpa de un dudoso pr¨¦stamo obtenido a t¨ªtulo personal, ser¨ªa para una parte del actual Gabinete laborista el gu¨ªa electoral que les ha faltado esta vez.
Para William Hague, exultante por vez primera en su papel de jefe de la oposici¨®n, todo ello son miedos de perdedor. Esgrimiendo sus 39 esca?os como si de un trofeo se tratara, le ha dicho a Tony Blair una de las cosas que m¨¢s pod¨ªa molestarle al primer ministro laborista. "Usted ya no tiene mandato democr¨¢tico para borrar la libra y traernos el euro", ha afirmado. Hague abord¨® la campa?a europea sabiendo que se jugaba su futuro como l¨ªder tory. Una vez constatada la ventaja sobre los laboristas, todo le parece poco.
Lejos quedan por ahora los temores de una derrota en las pr¨®ximas elecciones generales. Hace dos meses escasos, esa era la predicci¨®n m¨¢s o¨ªda entre sus propias filas. Pero William Hague no puede confiarse. Los miembros m¨¢s proeuropeos de su partido, que son tambi¨¦n algunos de los m¨¢s relevantes, como Michael Heseltine y Kenneth Clarke, se preparan para volver a la carga. Una especie de tregua entre caballeros les ha mantenido en silencio durante estas elecciones. Ahora no tienen m¨¢s que sumarse a la campa?a gubernamental en favor del euro que dar¨¢ comienzo el pr¨®ximo mes. Su ira ser¨¢ adem¨¢s doble, seg¨²n los comentaristas pol¨ªticos. Desde?an desde siempre a su propio l¨ªder, y est¨¢n ahora muy molestos con los fallos europeos de Tony Blair.
Logro hist¨®rico
A los liberal dem¨®cratas, el tercer partido brit¨¢nico de importancia, los 10 esca?os logrados no le parecen nada mal. Que William Hague se haya autoproclamado "la verdadera voz del electorado", no ha merecido siquiera un comentario por parte de su jefe, Paddy Ashdown. El que s¨ª est¨¢ feliz es Michael Holmes, hasta ahora un desconocido en su propia tierra. Dirige el Partido Independentista del Reino Unido y los tres asientos que ha conseguido en Estrasburgo, un hecho hist¨®rico, se deben en su opini¨®n a algo muy simple. Promover la desaparici¨®n de la libra a favor del euro es un mensaje que "chirr¨ªa por todas partes". En Millbank, sede del partido laborista, un n¨²mero cada vez mayor de diputados cree que s¨®lo el mencionado Peter Mandelson, puede devolverles la melod¨ªa de aprobaci¨®n que ellos mismos admiten haberse acostumbrado a escuchar desde que llegaron al poder.
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