"La acusaci¨®n de politizaci¨®n es infundada"
Rafael Navas es el m¨¢ximo responsable de la C¨¢mara de Cuentas de Andaluc¨ªa, un ¨®rgano que, a su juicio, debe adquirir m¨¢s competencias. Por este motivo, ha remitido un informe a los cuatro grupos con representaci¨®n en el Parlamento andaluz con los criterios b¨¢sicos para reformar la ley por la que se constituy¨® esta instituci¨®n.Pregunta. ?Por qu¨¦ es necesario modificar la ley de la C¨¢mara de Cuentas? Respuesta. La ley necesita una actualizaci¨®n. En el funcionamiento externo hay cosas que tocar, como por ejemplo la ampliaci¨®n de competencias, incorporando la misma l¨ªnea de otros ¨®rganos de control auton¨®mico como los de Catalu?a o el Pa¨ªs Vasco. Habr¨ªa que incentivar tambi¨¦n que las conclusiones de la C¨¢mara respecto de administraciones y empresas p¨²blicas sean m¨¢s efectivas. P. ?Por qu¨¦ propone que se recoja a la C¨¢mara en el Estatuto de Autonom¨ªa? R. El Estatuto de Autonom¨ªa no recoge a la C¨¢mara de Cuentas entre sus instituciones de autogobierno. La C¨¢mara de Cuentas se cre¨® modificando la Ley Org¨¢nica de Financiaci¨®n de las Comunidades Aut¨®nomas, y se la ha dejado relativamente descolocada. Por ejemplo, las cuentas electorales de Andaluc¨ªa se fiscalizan en el Tribunal de Cuentas. Cuando Andaluc¨ªa celebra unas elecciones auton¨®micas lo l¨®gico es que las cuentas electorales las revise la C¨¢mara de Cuentas. Si la previsi¨®n de la C¨¢mara fuera estatutaria, la competencia en esta materia ser¨ªa indudable. P. ?Cree que la contabilidad electoral es algo que puede asumir ya la C¨¢mara? R. S¨ª, s¨ª. Ya ha habido reuniones en Madrid para dar las directrices respecto de las cuentas de las elecciones del 13 de junio. A esas reuniones ha asistido personal de la C¨¢mara precisamente con la intenci¨®n de que en el futuro las cuentas de las elecciones, al menos de las auton¨®micas, se puedan revisar en Andaluc¨ªa. P. En los ¨²ltimos meses, la oposici¨®n ha criticado en el Parlamento que parte del presupuesto de la Junta se gestione a trav¨¦s de empresas p¨²blicas y que esto provoca ausencia de control. R. Ah¨ª lo que se critica no es tanto la ausencia de control sino lo que se llama la fuga del derecho administrativo. En materia de personal y de contrataci¨®n, fundamentalmente, esas empresas aplican una normativa distinta. ?ste es un mal que se da en todos los niveles de la administraci¨®n y que es com¨²n en los pa¨ªses occidentales. El objetivo es la b¨²squeda de una mayor flexibilidad y agilidad en la gesti¨®n, eludiendo la aplicaci¨®n de las normas m¨¢s r¨ªgidas de la administraci¨®n p¨²blica. P. ?Esa flexibilidad puede conducir a cierta opacidad en el gasto p¨²blico? R. No necesariamente. Las cuentas de las empresas p¨²blicas se pueden revisar con la misma intensidad. Lo que se busca no es la ausencia de control, sino eludir una normativa m¨¢s rigurosa en materia presupuestaria. P. ?C¨®mo se puede mejorar la relaci¨®n de la C¨¢mara de Cuentas con el Parlamento? R. Haciendo un esfuerzo todos. Una de las cr¨ªticas m¨¢s continuas que hace la oposici¨®n en el Parlamento es que dedicamos una atenci¨®n proporcional menor que antes a la administraci¨®n auton¨®mica. Lo que ocurre es que la C¨¢mara de Cuentas tiene que fiscalizar otros sectores que forman del sector p¨²blico de Andaluc¨ªa, como los ayuntamientos, las diputaciones, las empresas p¨²blicas o las universidades. Que tenemos que prestar atenci¨®n prioritaria a la administraci¨®n auton¨®mica, es cierto, pero se viene haciendo, no se ha hecho excusa ni excepci¨®n. Ese problema se ha desenfocado en exceso, aunque tiene un cierto fondo de realidad, pero no podemos atender s¨®lo a lo que pida oposici¨®n, cuyo inter¨¦s primario es que fiscalicemos s¨®lo a la administraci¨®n auton¨®mica. P. En sus informes sobre las corporaciones locales rese?a que a menudo faltan datos o que no colaboran como deb¨ªan. R. Esto, paulatinamente, se va resolviendo. Por ejemplo, las ¨²ltimas leyes de acompa?amiento van estrechando las posibilidades de los ayuntamientos para endeudarse si no han presentado la liquidaci¨®n presupuestaria. P. ?Qu¨¦ personal precisar¨ªa la C¨¢mara de Cuentas para asumir nuevas competencias? R. La C¨¢mara de Cuentas tiene ya una dimensi¨®n que no permite hacerse esperanzas muy alegres. Estamos en torno a 110 funcionarios y una C¨¢mara de Cuentas ideal podr¨¢ tener algo m¨¢s de 150 funcionarios. Eso pensando en un nivel de competencias muy ut¨®pico. P. ?Se valora suficientemente a la C¨¢mara de Cuentas? R. El personal especializado y personas con un grado de politizaci¨®n m¨¢s alto que el resto de los ciudadanos valoran el trabajo. En el terreno m¨¢s propio de la opini¨®n p¨²blica, no hay que ocultar que la C¨¢mara de Cuentas ha recibido ataques y cr¨ªticas que han afectado a uno de sus elementos fundamentales, la credibilidad. Y han afectado a la credibilidad porque se dice que la C¨¢mara est¨¢ politizada y que los informes que se hacen, cuando afectan a una cuesti¨®n sensible pol¨ªticamente, son propensos a darle la raz¨®n a la mayor¨ªa o al partido mayoritario y que lleva el gobierno en Andaluc¨ªa. ?sa es la cr¨ªtica que se hace. P. ?Est¨¢n fundadas esas cr¨ªticas sobre la politizaci¨®n? R. Creo que la actuaci¨®n de la C¨¢mara desmiente esa cr¨ªtica. El pleno de la C¨¢mara se pronuncia con criterios t¨¦cnicos. Yo veo que los consejeros manifiestan, seg¨²n su leal saber y entender, lo que creen oportuno en cada caso. En todos los informes los consejeros han dicho qu¨¦ debe cambiarse o a?adirse. ?sa me parece una acusaci¨®n infundada. Otra cosa es que efectivamente todos los miembros de la C¨¢mara tienen su ideolog¨ªa, pero eso ocurre en todas las actuaciones p¨²blicas de las instituciones. A nadie se le puede privar de su mentalidad o de su forma de pensar a la hora de enfrentarse con los asuntos. Que esa mentalidad trascienda en la forma en que cada uno se pronuncia es algo que ocurre en la judicatura, en el Tribunal de Cuentas, en el Gobierno o en cualquier otra instituci¨®n. P. ?Habr¨ªa alguna f¨®rmula para alejar cualquier viso de politizaci¨®n de la C¨¢mara de Cuentas? R. A m¨ª no se me ocurre. Las que se proponen, como nutrir la C¨¢mara de Cuentas s¨®lo de profesionales, tampoco arreglan el asunto. Esos profesionales, al final, tambi¨¦n tendr¨¢n su ideolog¨ªa. Por tanto, ¨¦se es un problema que no tiene soluci¨®n y en el que hay mucha mitolog¨ªa. Lo que subyace en esta idea es una imagen que no existe en la realidad. Se piensa que los ¨®rganos de control deben estar en manos de la oposici¨®n. Bueno pues que se diga donde es eso as¨ª. ?D¨®nde se ha creado ese mito? En Espa?a, los ¨®rganos de control externo se nutren sobre la base de lo que deciden los parlamentos, que proponen a las personas que consideren. Por tanto, hay una mitolog¨ªa creada de que por ah¨ª hay una independencia absolutamente garantizada y que procede de no s¨¦ que formas de seleccionar las instituciones que no existe en la realidad. P. Entonces, ?el sistema de cuotas es un mal menor? R. No, no. Lo que pasa en Andaluc¨ªa es que en la ley, desgraciadamente, y eso hay que modificarlo, se hace una referencia expresa a que los grupos parlamentarios tendr¨¢n derecho a representaci¨®n en la C¨¢mara de Cuentas. Eso ocurre en el Estado, pero no lo dice expresamente la ley. Lo que me parece mal es que la expresi¨®n legal sea tan clara. En definitiva, es un problema de expresi¨®n legal, pero no sustancial. Ese mito de que necesariamente los ¨®rganos de control est¨¢n en manos de la oposici¨®n y, por consiguiente, sirven a la oposici¨®n, me parece hablar de las estrellas, pero no de la realidad.
"Las cr¨ªticas que ha recibido la C¨¢mara de Cuentas han afectado a su credibilidad"
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