D¨¦ficit fiscal y financiaci¨®n auton¨®mica: no es lo mismo ALEJANDRO ESTRUCH MANJ?N

La sucesi¨®n en pocos meses de diversos procesos electorales ha reavivado la pol¨¦mica sobre el d¨¦ficit fiscal de Catalu?a y la financiaci¨®n de la Generalitat, con campa?a institucional incluida en la que de nuevo se han mezclado churras con merinas, sembrando la confusi¨®n entre los ciudadanos. Porque, como se ver¨¢, introducir en el mismo debate ambas cuestiones ser¨ªa un error conceptual imperdonable si no fuera porque hay motivos razonables para creer que es una deformaci¨®n interesada. ?Qu¨¦ es el d¨¦ficit fiscal de Catalu?a? Sencillamente, la diferencia entre los impuestos que los catalanes pagamos al Estado y el gasto p¨²blico de que nos beneficiamos. El saldo fiscal depende de dos factores. Los niveles de renta y actividad econ¨®mica de cada comunidad aut¨®noma con respecto al promedio determinan, en funci¨®n de la progresividad del sistema tributario, si la recaudaci¨®n en esa comunidad es superior, igual o inferior al peso que su poblaci¨®n representa en el conjunto; al tener Catalu?a niveles de vida superiores a la media nacional, el porcentaje de recaudaci¨®n en Catalu?a es mayor que el de poblaci¨®n, porque muchos catalanes tributamos por encima de la media espa?ola. Por el contrario, el gasto p¨²blico debe depender de alg¨²n criterio de necesidad, que para simplificar y como se hace en otros pa¨ªses podr¨ªa ser la poblaci¨®n; como Catalu?a tiene el 15,4% de la poblaci¨®n de Espa?a, el Estado deber¨ªa destinar a prestar servicios a los catalanes un 15,4% del total del gasto. As¨ª pues, el d¨¦ficit fiscal de Catalu?a es el resultado de restar dos cifras obtenidas por caminos muy diferentes: como pagos, los impuestos que los catalanes (y no Catalu?a, como alguien quiere hacernos creer) pagamos al Estado, superiores a la media porque tambi¨¦n lo es nuestra capacidad econ¨®mica; como ingresos, los gastos del Estado en prestaci¨®n de servicios a los ciudadanos de Catalu?a, que deber¨ªan corresponderse, en porcentaje, con la poblaci¨®n u otra medida de la necesidad. Lo mismo ocurre con usted, lector con ingresos por encima de la media o sin hijos en edad escolar, que paga al Estado m¨¢s de lo que recibe de ¨¦l, s¨®lo para que usted otro, lector con ingresos por debajo de la media o hijos en edad escolar, pueda pagar al Estado menos de lo que ¨¦ste le da. Los sistemas tributarios que funcionan as¨ª sirven, entre otras cosas, para reducir la desigualdad entre personas y entre territorios. Es l¨ªcito reclamar que se reduzca el d¨¦ficit fiscal de Catalu?a, pero entonces hay que reconocer que se rechaza contribuir a mejorar el bienestar de otros ciudadanos, igual que algunos contribuyentes con d¨¦ficit fiscal individual se preguntan -la frecuencia creciente es preocupante- por qu¨¦ han de pagar la educaci¨®n o la sanidad de las familias menos adineradas. Un segundo concepto, relacionado en parte con el anterior, es el de d¨¦ficit de prestaciones. Si la poblaci¨®n de Catalu?a es el 15,4% del total nacional, el Estado deber¨ªa destinar a Catalu?a el 15,4% del gasto. ?Cu¨¢l es la situaci¨®n? Los estudios m¨¢s serios y recientes indican que el gasto del Estado en prestar servicios a los catalanes es el 15,3% del total. Pues bien, esa d¨¦cima (que sin duda representa una cantidad