Bronca monumental

Monumental bronca la vivida ayer en la tercera corrida de la feria de las Hogueras de San Juan de Alicante. Tanto que pudo arder algo antes del d¨ªa grande de la ciudad. La culpa la tuvo el us¨ªa de turno, Javier Arrecebita, que se empe?¨® en mantener en el ruedo un toro inv¨¢lido, uno m¨¢s de los lidiados, que toc¨® en suerte a Manuel Caballero. Policias hubo que tuvieron que subir a los tendidos y detener, o al menos desalojar, a unos cuantos aficionados. No era para menos. Los paganos de la fiesta lanzaron almohadillas y latas al ruedo en el que Caballero trataba de mantener en pie al torete renqueante y encogido. Mientras, en los tendidos algunos aficionados mostraban sus entradas al palco al grito de "?Manos arriba esto es un atraco!". En el callej¨®n, los hermanos Lozano, empresarios del coso y apoderados de Caballero y Eugenio de Mora, sonre¨ªan ante tama?o espect¨¢culo a coso lleno.

Sucedi¨® despu¨¦s de la tradicional merienda, que en Alicante es de 15 a 20 minutos y ?de nevera, con torta de tomate y tragos diversos! Habitualmente tras el ¨¢gape los pac¨ªficos y espl¨¦ndidos espectadores del coso de la plaza Espa?a suelen ver las cosas de color, pero ayer se les indigest¨® el colorao que hac¨ªa cuarto. No era para menos: ?se ca¨ªa de ir a gatas! No era extra?o. M¨¢s que toros eran gatos afeitados. Y el p¨²blico pidi¨® el cambio al que el presidente -¨¦l sabr¨¢ por qu¨¦- no accedi¨® y all¨ª, casi, se origina un altercado p¨²blico. Pero por suerte no hubo que lamentar m¨¢s que, quiz¨¢, alguna mala digesti¨®n de la cuchipanda. Pero eso lo arregl¨® El Juli, que all¨¢ por donde va hace las delicias de p¨²blicos tan bondadosos como el alicantino y presidentes de corridas tan raritos como el de ayer tarde.

Una vez volvieron los humos a su cauce, Mora, que en el primero bastante hizo con no dejarle caer, sigui¨® la cura con un noblote pero inv¨¢lido quinto, que cabeceaba defendi¨¦ndose por sus pocas fuerzas y bastante hac¨ªa con pasar. Intent¨® el toledano, incluso el arrim¨®n pero el bobo no estaba para circos. As¨ª que el ¨²ltimo cartucho lo hizo estallar el hurac¨¢n Juli que arrastra a tantas jovencitas c¨®mo espectadores. Con su proverbial facilidad dio un recital con el percal en el que cerraba plaza. Antes, al primero de su lote, inv¨¢lido, lo mim¨® cuanto pudo, haciendo pasar a un torete de tan poco recorrido.

Otra cosa fue el sexto. Aqu¨ª El Juli se trabaj¨® los tres tercios. Tore¨® magn¨ªficamente con el percal por afarolados, gaoneras y revoleras. Banderille¨® reunido y en su sitio, mucho mejor que en el tercero.Con la franela, El Juli templ¨® a un colorao que fue nobl¨®n y, aunque justo de fuerza, las sabias manos del madrile?o lo hicieron lucir. Al natural lo hizo con el medio pecho y sac¨® un par de tandas, aunque sin arrastrar la muleta. Faena bullidora donde no faltaron los adornos. Entr¨® a matar como un ca?¨®n y como tal fulmin¨® a su enemigo.