La arqueolog¨ªa del juguete
El edificio de la antigua estaci¨®n del trenet de Carcaixent de D¨¦nia alberga una interesante exposici¨®n permanente sobre los juguetes fabricados en la ciudad que servir¨¢ de base para un futuro museo. Un 80% de los fondos que se exhiben forma parte de ese proyecto museogr¨¢fico que se gesta desde el Museu Etnol¨°gic municipal y que, con el apoyo de la Associaci¨® d"Amics del Joguet de D¨¦nia pretende rendir tributo a la industria que fue motor de la econom¨ªa local entre los a?os 1925 y 1960 y emple¨® a casi la mitad de su poblaci¨®n activa. Cerca de 50 f¨¢bricas se han llegado a contabilizar en la ¨¦poca de m¨¢xima actividad, los a?os cincuenta, cuando buena parte de la producci¨®n, adem¨¢s de encontrar salida en los mercados de otras provincias, ten¨ªa como destino las tierras de hispanoam¨¦rica. El juguete de madera, el que caracteriz¨® a esta industria, ocupa un lugar privilegiado en la muestra. El museo del juguete de D¨¦nia permitir¨¢ al p¨²blico ampliar su visi¨®n sobre los antecedentes del juguete actual y conocer la evoluci¨®n del producto. Seg¨²n explica el arque¨®logo municipal, Josep Gisbert, as¨ª se cubre un importante hueco museogr¨¢fico sobre la industria del juguete, ya que en la Comunidad Valenciana s¨®lo existen otras dos muestras permanentes: el museo de Ibi, que se nutre de juguetes de metal; y el de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia, con material de distinta procedencia. La caracter¨ªstica que distingue al de D¨¦nia es que se centra en la producci¨®n de las f¨¢bricas de la ciudad y recoge material muy diverso. La madera se impuso en la industria juguetera de D¨¦nia, que naci¨® a prop¨®sito del declive del comercio de la pasa. Varios almacenes destinados a la clasificaci¨®n y embalaje de las pasas fueron transformados en f¨¢bricas de juguetes que se abastec¨ªan en muchos casos de la misma mano de obra. Los modelos y la maquinaria se importaban de Alemania y ¨²nicamente cambiaban los colores. Eran los primeros juguetes de metal que se fabricaban en la ciudad. El m¨¢ximo exponente de esta industria fue el Juguete Sport de la f¨¢brica de Fernando Sauquillo. Su flota de aviones, coches de pedales, triciclos y tartanas, alguno de ellos biplaza, le valieron un reconocimiento en la Exposici¨®n Internacional de Barcelona de 1929, como se recoge en la muestra. En ella se destina un espacio importante a este tipo de juguetes que s¨®lo se produc¨ªan en D¨¦nia y en el Pa¨ªs Vasco y que iban dirigidos a un p¨²blico de alto poder adquisitivo. Las fichas y cat¨¢logos demuestran que cada a?o la f¨¢brica cambiaba los modelos de sus veh¨ªculos. La primera producci¨®n destacada de juguetes de madera data de 1914 y lleg¨® de la mano de Pedro Riera, que fabric¨® muebles para casas de mu?ecas de gran calidad y de acabados muy cuidados. Durante los a?os veinte y treinta convivieron los de madera y metal. La competencia de Ibi har¨¢, no obstante, que la madera se vaya imponiendo y proliferen los juguetes torneados y de esmaltes cuidados. Durante la guerra civil las f¨¢bricas se agruparon en una cooperativa y no fue hasta los a?os cincuenta cuando lleg¨® el verdadero reinado de la madera. De ello se encargar¨ªa en parte Jos¨¦ Monllor Llinares, que compr¨® la patente de Walt Disney y no dud¨® en reproducir sus populares mu?ecos animados. Uno de los enanitos de Blancanieves convertido en conductor de la m¨¢quina de un tren, ha sido tomado para el anuncio de la exposici¨®n. La generalizaci¨®n del juguete de madera, m¨¢s asequible, permiti¨® una apertura del mercado. El color pas¨® a jugar un papel destacado. El de la posguerra es pues un juguete m¨¢s al alcance de todos y de mucho colorido. La exposici¨®n, que reproduce dos escenas de la primera mitad de siglo en las que los juguetes est¨¢n presentes -una en la playa y otra en el sal¨®n de una casa-, se detiene en el momento en que irrumpe el pl¨¢stico en la industria juguetera, all¨¢ por los a?os sesenta, dejando antes constancia de la presencia de los juguetes de D¨¦nia en la primera Feria del Juguete de Valencia. A lo largo del recorrido, el visitante puede apreciar la influencia de las modas y el devenir de la historia en los dise?os y el producto que se saca a la venta, como observa Josep Gisbert. Los soldaditos y tambores ligados a las guerras de principios de siglo, despu¨¦s los destructores y aviones de la II Guerra Mundial; veleros, faluchos y todo tipo de barcos reflejan la influencia del mar; los a?os dorados del cine producen infinidad de indios y mejicanos; el uso generalizado del coche propicia la construcci¨®n de garajes, etc. El museo del juguete de D¨¦nia se completar¨¢ con una muestra representativa de la producci¨®n de los a?os sesenta a ochenta, mucho menor que la anterior, un audiovisual y un paseo virtual por una f¨¢brica que permitir¨¢ a quien lo visite adentrarse en la producci¨®n.
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