Una antol¨®gica muestra la obra polifac¨¦tica del artista Rafael Munoa en San Sebasti¨¢n
Rafael Munoa (San Sebasti¨¢n, 1930) nunca ha impuesto l¨ªmites a su creatividad. La curiosidad le ha llamado a investigar con el mismo tes¨®n las posibilidades de la pintura que la expresividad de las vi?etas en publicaciones como La Codorniz. Su versatilidad queda plasmada en la antol¨®gica que le dedica la Kutxa en sus salas de Garibai hasta el pr¨®ximo 4 de julio. La exposici¨®n condensa en pinturas, dibujos, publicaciones de plater¨ªa, e incluso belenes o cer¨¢micas, m¨¢s de medio siglo de actividad de un joyero de profesi¨®n poco proclive a mostrarse ante el p¨²blico.
Munoa es un artista polifac¨¦tico aunque reniegue de esta definici¨®n: "No pretendo de ninguna manera hacer arte, y me revienta que me llamen artista". Pero a una persona que ha dise?ado joyas, pinturas y dibujos, que se ha prodigado en la creaci¨®n de vi?etas y portadas para publicaciones como La Codorniz, dif¨ªcilmente se le puede llamar de otra manera. Aunque diga que artista es la que hace unas croquetas exquisitas o que lo son Gary Cooper y Greta Garbo. "Yo lo ¨²nico que he hecho", afirma, "es trabajar". ?Ese es su secreto? "S¨ª, porque ni inspiraciones ni gaitas. Hay que meter horas, no hay vuelta de hoja", sentencia. Este donostiarra, ¨®ptico de formaci¨®n, ha sabido estirar la horas como pocos, vivir y proyectar su vida en creaciones que hoy le devuelven con nostalgia a tiempos pasados en los que entabl¨® relaci¨®n con personajes como Balenciaga, Oteiza, Chillida, Carlos Saura, Mingote o los hermanos Bu?uel. La muestra descubre a trav¨¦s de las pinturas estampas de San Sebasti¨¢n: el quiosco del Boulevard hoy restaurado, la imagen de los j¨®venes que se lanzan al agua en el muelle o escenas diversas en Alderdi Eder, en las que Munoa hace un gui?o a la ciudad cosmopolita y cultural que le tiene cautivo. El artista, que regenta el taller de joyer¨ªa que hered¨® de su padre, sabe lo que es estar detr¨¢s de un mostrador "complaciendo al cliente". Por eso busca la comunicaci¨®n directa y huye de "mensajes herm¨¦ticos" a pesar de que no muestre preferencias por un estilo concreto. "No quiero hacer historicismo", advierte, "prefiero inventarme cosas mezcl¨¢ndolas con la actualidad, que se note que es un falseo". La actualidad se ha quedado un tanto caduca en algunos de sus dibujos m¨¢s recientes. Las im¨¢genes de atentados, las referencias expl¨ªcitas a las quemas de autobuses en una carretera del Boulevard que ya no existe encierran ahora la carga de la esperanza. Munoa conoci¨® de cerca la censura cuando trabaj¨® como dibujante en La Codorniz entre 1949 y 1970. Mientras recorre la exposici¨®n y ve algunas de las portadas que dise?¨® para esta publicaci¨®n recuerda: "Muchas veces reforz¨¢bamos y exager¨¢bamos la censura para que se notase que los originales se hab¨ªan tocado". El artista tiene una an¨¦cdota para cada cer¨¢mica, cada pieza de un nacimiento navide?o o cada dise?o de joyas. De sus palabras no se desprende un ¨¢pice de vanidad ni autocomplacencia. Parafraseando el t¨ªtulo de Neruda Confieso que he vivido, Munoa confiesa que no se ha aburrido. "La triste enfermedad del tedio no me ha infectado". No ha tenido tiempo.
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