La ciencia moderna y su dif¨ªcil papel en el alivio de la pobreza
?C¨®mo puede la ciencia ayudar a los m¨¢s pobres? Esta pregunta, casi tan antigua como la ciencia moderna misma, estar¨¢ en primer plano en las mentes de los delegados que asistan a la Conferencia Mundial sobre Ciencia de la Unesco. En el pasado, los resultados de la ciencia han sido diversos tanto en lo que se refiere a comprender mejor la pobreza como a encontrar formas de mejorar la calidad de vida de los m¨¢s pobres. Pero la experiencia indica que la ciencia por s¨ª sola tiene un impacto insignificante sobre la pobreza, salvo que la atenci¨®n se centre simult¨¢neamente en las causas subyacentes de la pobreza y en el Gobierno. Las personas pobres viven en las condiciones m¨¢s sucias, respiran el aire m¨¢s contaminado, beben y comen el agua y los alimentos m¨¢s contaminados, y cuentan con poca o ninguna higiene. Pocos se opondr¨ªan a la financiaci¨®n para la investigaci¨®n sobre todas estas ¨¢reas. Pero la investigaci¨®n por s¨ª misma no resolver¨¢ los problemas de desempleo, la superpoblaci¨®n o el abastecimiento de agua.
1.300 millones
Una persona es oficialmente pobre cuando sus ingresos son inferiores a 147 pesetas al d¨ªa. Actualmente hay 1.300 millones de personas en esa situaci¨®n sobre el planeta, que representan casi el 30% de la poblaci¨®n mundial. La noticia relativamente buena es que su proporci¨®n de la poblaci¨®n mundial est¨¢ cayendo; ahora es un 3,5% menos que en 1987. Pero la mala noticia es que sus cifras se est¨¢n incrementando; actualmente existen 75 millones m¨¢s pobres en el mundo que hace una d¨¦cada. Uno de los primeros ejemplos del uso de la ciencia moderna contra la pobreza procede de la India brit¨¢nica en 1880, cuando las autoridades de Londres formaron una comisi¨®n de expertos para abordar la hambruna en la provincia de Bengala. Lamentablemente, la comisi¨®n tuvo poco efecto y el hambre no finaliz¨® hasta principios del siglo XX. Pero no hay que echarle la culpa a la ciencia por esto. El hambre continu¨® en parte porque la principal recomendaci¨®n de la comisi¨®n -reducir el uso bengal¨ª de la agricultura desarrollando la industria- fue arrinconado; pero tambi¨¦n porque tal hambre hab¨ªa sido causada en gran medida por la pol¨ªtica agr¨ªcola brit¨¢nica en la regi¨®n.
Una de las mayores contribuciones de la ciencia para aliviar la pobreza fue la Revoluci¨®n Verde de los a?os sesenta y setenta. Pero tambi¨¦n en este punto los resultados son variopintos. En el lado positivo, los avances en las t¨¦cnicas de alimentaci¨®n de plantas y el uso de productos qu¨ªmicos produjeron grandes incrementos en las cosechas del mundo en v¨ªas de desarrollo, y permitieron que la producci¨®n de alimentos se mantuviera al ritmo del crecimiento de la poblaci¨®n. En el lado negativo, el uso extendido de herbicidas y pesticidas qu¨ªmicos ha contribuido a la degradaci¨®n de la tierra, as¨ª como al declive de la biodiversidad. El incremento en el uso de la biotecnolog¨ªa en la agricultura produce preocupaciones parecidas.
La ciencia -o, m¨¢s correctamente, los m¨¦todos de investigaci¨®n- ha tenido un resultado similar a la hora de intentar comprender las causas y las consecuencias de la pobreza. Por ejemplo, se sabe que la pobreza est¨¢ vinculada al crecimiento de la poblaci¨®n. Globalmente, la pobreza est¨¢ ascendiendo en los pa¨ªses m¨¢s poblados de Latinoam¨¦rica, el sur de Asia y el ?frica subsahariana. Y est¨¢ decayendo en Oriente Medio y en los pa¨ªses del este de Asia. Tambi¨¦n sabemos que la pobreza tiene fuertes v¨ªnculos con el medioambiente, pero los expertos siguen sin estar seguros de si la gente cae en la pobreza por un medioambiente degradado, o si son ellos mismos los que degradan a¨²n m¨¢s el entorno por pescar en exceso, talar bosques y dem¨¢s.
Asimismo, cient¨ªficos y economistas disienten de ¨¢quellos que afirman que un pa¨ªs primero tiene que hacerse rico para poderse permitir gastar dinero en protecci¨®n del medioambiente -como ha ocurrido en Estados Unidos- y de los que alegan que la b¨²squeda de crecimiento econ¨®mico conduce a la degradaci¨®n medioambiental, y por lo tanto no deber¨ªa ser fomentado.
La Conferencia Mundial sobre Ciencia se puede seguir en la direcci¨®n helix.nature.com/wcs de Internet.
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