El voto infiel de CiU va cada vez m¨¢s al PP
El Partido Popular se est¨¢ convirtiendo en el principal receptor de los votantes infieles que votan a Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) en las elecciones auton¨®micas y al partido de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en las generales. La evoluci¨®n de los electores cambiantes de voto, seg¨²n concurran a elecciones generales o auton¨®micas, es uno de los aspectos m¨¢s sugestivos del trabajo elaborado por los profesores Isidre Moles y Oriol Bartomeus, del Instituto de Ciencias Pol¨ªticas Sociales (ICPS), adscrito a la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. El an¨¢lisis de Moles y Bartomeus se basa en los sondeos anuales elaborados por el ICPS entre 1990 y 1998 sobre unas muestras de 1.200 a 2.000 encuestas, seg¨²n los a?os. El estudio se?ala que una amplia mayor¨ªa de los encuestados (entre el 68% y el 79%) son electores fijos; es decir, que afirman votar al mismo partido tanto en las elecciones generales como en las auton¨®micas. Por el contrario, los encuestados que recuerdan haber cambiado de voto, o sea, los electores cambiantes o infieles, oscilan entre el 21% y el 32% de la muestra. Hist¨®ricamente, el grupo m¨¢s numeroso de cambiantes de voto lo integraban los ciudadanos que votaban a CiU en las elecciones auton¨®micas y al Partit del Socialistes de Catalunya (PSC) en las generales. Este grupo representaba durante los ¨²ltimos a?os en torno al 20% de todos los votantes cambiantes y el 6% del conjunto de los encuestados. El PP se centra No obstante, a partir de 1996, aparece un segundo grupo de electores infieles cada vez m¨¢s numeroso. Se trata de los ciudadanos que manifiestan haber votado a CiU en las elecciones auton¨®micas y al PP en las generales. Este es el ¨²nico grupo que muestra una clara tendencia creciente, que ha pasado de representar menos del 2% de los encuestados en 1991 a m¨¢s del 5% en 1998. En t¨¦rminos absolutos, este segundo grupo de votantes cambiantes fue el m¨¢s numeroso al reunir a 106 encuestados de los 2.000 del sondeo de octubre de 1998. Estos datos confirman otra de las conclusiones m¨¢s significativas de este working paper: es la que subraya la evoluci¨®n del electorado del Partido Popular "hacia los espacios centrales, m¨¢s poblados, que le comportan no s¨®lo un aumento de votantes fijos, sino sobre todo una mayor capacidad de atracci¨®n de votantes cambiantes de voto en las elecciones generales a partir de 1996". En concreto, el estudio destaca que el 70% de los votos del Partido Popular a las elecciones generales es debido a la incorporaci¨®n de electores de CiU en las elecciones auton¨®micas. Para explicar la evoluci¨®n del voto, el trabajo del ICPS se apoya en distintos diagramas sobre dos. Uno horizontal que refleja la evoluci¨®n del voto de izquierda a derecha y otro eje vertical que recoge el sentimiento de pertenencia de los votantes, catal¨¢n (arriba) y espa?ol (abajo). La mayor¨ªa de los electores se sit¨²a en el cuadrante superior izquierdo; es decir, hay una cierta concentraci¨®n del voto hacia las formaciones que se identifican como catalanistas y de izquierda. A lo largo del periodo analizado (1991-1998), el n¨²cleo de votantes del PSC se sit¨²a "principalmente en el centro izquierda y en el sentimiento de pertenencia dual (me siento tan espa?ol como catal¨¢n) en una ¨¢rea muy compacta". Los electores de Converg¨¨ncia, por su parte, se concentran en una nube muy compacta situada en el centro y en el espacio m¨¢s catal¨¢n que espa?ol. En general, los centros de gravedad de cada partido se desplazan dentro de unos espacios relativamente reducidos a lo largo del periodo y en general no parecen progresar demasiado. Para el profesor Isidre Molas, "cada vez se puede hablar menos de un electorado estrictamente nacionalista o socialista". En su opini¨®n, los ciudadanos votan cada vez m¨¢s tomando en consideraci¨®n sus propios criterios y la coyuntura. ?reas de frontera Otra conclusi¨®n significativa de este documento de trabajo es que "la oscilaci¨®n de los electores cambiantes provoca un movimiento en las fronteras interpartidistas, de manera que ¨¦stas no pueden establecerse de una manera cortante. En pocas palabras, no son estables. Precisamente deber¨ªa hablarse m¨¢s bien de la existencia de unas ¨¢reas de frontera y no de unas l¨ªneas estables que se van modificando en una lenta o r¨¢pida progresi¨®n". En los cuadros adjuntos se aprecia el distinto comportamiento del electorado seg¨²n se trate de elecciones auton¨®micas o generales. En el caso de los comicios auton¨®micos de 1995 se aprecia una profunda penetraci¨®n de Converg¨¨ncia en los espacios electorales de voto espa?olista y de derecha (la franja de frontera se desplaza hacia abajo). En cambio, en las elecciones generales de 1996, los partidos socialista y popular penetraron intensamente en el campo nacionalista. En este caso, la marca de frontera se desplaza hacia arriba en el diagrama, disputando el voto m¨¢s de izquierda y nacionalista, cuyo exponente m¨¢s significativo parece representar Esquerra Republicana de Catalunya.
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