El Gobierno italiano prev¨¦ para el 2000 un recorte del gasto de 1,5 billones, centrado en las pensiones
Los principales l¨ªderes sindicales italianos rechazaron ayer de plano las l¨ªneas maestras de los Presupuestos para el a?o 2000, esbozados ya en el Documento de programaci¨®n econ¨®mica y financiera (DPEF) que presentar¨¢ el pr¨®ximo 30 de junio el Ejecutivo italiano. El ministro del Tesoro, Giuliano Amato, se entrevist¨® con representantes de la patronal italiana y de los sindicatos en un intento de alcanzar una base de consenso que permita al Ejecutivo recortar cerca de 1,5 billones de pesetas en el a?o 2000. Para alcanzar esta cifra sin subir los impuestos, como acaba de prometer el primer ministro, Massimo d"Alema, el Gobierno de centro-izquierda est¨¢ decidido a recortar gastos en un cap¨ªtulo hasta ahora intocable, las pensiones. La f¨®rmula D"Alema pretende ser indolora, pero est¨¢ por ver que reciba el visto bueno de las tres principales centrales sindicales en Italia, CGIL, CISL y UIL.
En l¨ªneas generales, se trata de ofrecer a los jubilados italianos la posibilidad, en estos momentos vedada, de realizar un trabajo remunerado a cambio de una reducci¨®n de la pensi¨®n. La f¨®rmula de "intercambio" no tendr¨ªa por qu¨¦ incidir en el empleo, ya que muchos jubilados y prejubilados siguen trabajando en negro a la vez que perciben su pensi¨®n.
Otra forma de ahorrar en el cap¨ªtulo de la previsi¨®n social que est¨¢ estudiando el Ejecutivo es adelantar al a?o 2000 la entrada en vigor de la norma que exige a los trabajadores haber contribuido 35 a?os a la Seguridad Social y tener m¨¢s de 57 a?os para poder jubilarse. En todo caso, el documento prev¨¦ recortar hasta 250.000 millones de pesetas en este ¨²ltimo cap¨ªtulo.
La necesidad de reducir el d¨¦ficit de la balanza de pagos para colocarse en l¨ªnea con las directrices del Pacto de Estabilidad Europeo obliga a Italia a tomar medidas impopulares que hasta ahora ning¨²n Gobierno se ha decidido a adoptar. Pese al t¨ªmido aumento del empleo (282.000 nuevos puestos de trabajo el a?o pasado) y a la reducci¨®n de la inflaci¨®n al 1,4%, Italia, con un crecimiento del producto interior bruto (PIB) de apenas el 1,3%, se presenta como el farolillo rojo entre los socios del euro.
Una simple llamada de atenci¨®n sobre el d¨¦bil cuadro de la econom¨ªa italiana, hecha el lunes por el presidente in p¨¦ctore de la Comisi¨®n Europea, Romano Prodi, provoc¨® una ca¨ªda de la moneda europea y una ¨¢spera pol¨¦mica en el pa¨ªs. Ayer, sin mencionar directamente el tema, el presidente de la Rep¨²blica, Carlo Azeglio Ciampi, uno de los art¨ªfices del ingreso de Italia en el euro durante su etapa como ministro del Tesoro entre mayo de 1996 y abril de 1999, subray¨® la importancia que Europa tiene para Italia. "Si Italia no hubiera entrado en el euro ser¨ªa como un perrillo de caza atado, habr¨ªa perdido cualquier ambici¨®n y habr¨ªa terminado yendo a la deriva", dijo Ciampi.
La intervenci¨®n de Prodi se entiende en clave italiana como un velado ataque a la pol¨ªtica econ¨®mica de D"Alema, el hombre que desbanc¨® al profesor de Bolonia del Palazzo Chigi, sede del Gobierno italiano. Desde la ca¨ªda del Gobierno de Prodi, en octubre pasado, se ha acentuado la rivalidad pol¨ªtica entre el antiguo l¨ªder del Olivo, la coalici¨®n que venci¨® en las elecciones generales de 1996, y el ex comunista Massimo d"Alema, l¨ªder del principal partido de izquierdas.
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