Eva
La secci¨®n sexta de la Audiencia Provincial de Sevilla ha dictado una resoluci¨®n que deja sin efecto otra, y otorga el cargo de tutor a la persona que ha venido cuidando, como si de madre se tratara, a una ni?a desde que contaba un a?o de edad y qued¨® hu¨¦rfana de madre. Esta decisi¨®n respeta la voluntad testamentaria del padre del menor. El tribunal rechaza, por irrelevante para el ejercicio de la tutela, que la sexualidad sea una circunstancia a valorar. La sexualidad ni favorece ni perjudica su ejercicio, pues lo ¨²nico importante es el inter¨¦s de la menor y ¨¦ste se alcanza si su tutor sigue siendo Eva, por muy Alfredo que le llame el registro civil. No es la maternidad la que concede la sentencia, sino la tutela como obligaci¨®n/deber. La obligaci¨®n de que siga cuidando a la peque?a quien, desde hace 10 a?os, la cuida. Esta sentencia constituye un paso adelante en el reconocimiento de los derechos fundamentales de la persona, ya que trasciende el ¨¢mbito formal de la Ley, no se queda en la letra y se escribe en la sociedad. Hace verdad el derecho constitucional que proh¨ªbe la discriminaci¨®n. Esta decisi¨®n, de progreso, surge en Andaluc¨ªa, de un tribunal andaluz y, a pesar de lo que manifiesta la Conferencia Episcopal -posiblemente debido a que da su opini¨®n sin conocer en profundidad la sentencia como reconoce su portavoz- no constituye ning¨²n ataque a la familia, ya que no se discute la condici¨®n de madre sino el ejercicio de la tutela cuando faltan el padre y la madre, sin que la homosexualidad, heterosexualidad o el voto de castidad puedan ser un obst¨¢culo para su ejercicio. Un granadino, poeta universal y Federico de nombre, dec¨ªa de las canciones de cuna que en la Europa de entonces, a diferencia de las espa?olas, no ten¨ªan m¨¢s objeto que dormir al ni?o sin herir su sensibilidad. Despu¨¦s de leer esta sentencia parece que las canciones de cuna europeas tambi¨¦n las escriben jueces andaluces y no hieren sensibilidades porque dejan que sigan cant¨¢ndolas quien tantos du¨¦rmete ni?a ha susurrado, sin que su intimidad lo haya impedido. Es el reconocimiento de la sociedad, y de sus leyes, a quien durante 10 a?os supo ser tutor o tutora de una ni?a. Se llama Eva.EUGENIO SU?REZ PALOMARES
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