San Isidoro y el transexual
JUSTO NAVARRO San Isidoro de Sevilla ser¨¢ patr¨®n de Internet. Fue pose¨ªdo San Isidoro por el af¨¢n de reunir el mundo en un libro, sus Etimolog¨ªas, como hoy los internautas buscan el mundo en la profundidad de un hilo telef¨®nico. Es costumbre de la iglesia cat¨®lica elegir patrones, abogados ante Dios: el patr¨®n de Espa?a (?tiene patr¨®n Andaluc¨ªa?) o el patr¨®n de los bomberos, San Lorenzo, quemado en una parrilla. A m¨ª me ense?aron la ¨²ltima frase del heroico Lorenzo, propia de un Bogart torturado por los matones: -Ya estoy asado por esta parte. Dadme la vuelta. El padre Hellwood (o algo as¨ª, no me acuerdo; no debe ser Hellwood, que significa Le?a del Infierno), portavoz pontificio, ha anunciado en Roma el posible nombramiento de Isidoro. Es que, en contra de la superstici¨®n anticat¨®lica de muchos, esa iglesia siempre ha querido la protecci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas triunfantes, y ahora leo que el Vaticano dispone de tres servidores de Internet, a los que llama Gabriel, Rafael y Miguel, arc¨¢ngeles. Ya hab¨ªa una patrona de la Aeron¨¢utica, Nuestra Se?ora de Loreto, la Virgen de la casa voladora. ?Cuento la historia? Una noche de mayo de 1291 la casa de la Virgen en Nazareth fue llevada en volandas por los ¨¢ngeles hasta Raunitza, cerca de Fiume. Tres a?os y medio despu¨¦s la casa inquieta pas¨® el Adri¨¢tico y vol¨® a Recanati, donde dos hermanos se pelearon sin fin por las limosnas de los peregrinos. No hab¨ªan transcurrido nueve meses cuando la casa de la Virgen, harta de discusiones familiares, aterriz¨® para siempre en Loreto. El papa hab¨ªa mandado cuatro agentes a Nazareth para que comprobaran si exist¨ªan all¨ª los fundamentos de una casa como la aparecida en Europa. ?No hay en la aventura de estos detectives arquitect¨®nicos un novel¨®n? Cu¨¢nto debe la literatura de Garc¨ªa M¨¢rquez y sus disc¨ªpulos a los predicadores cat¨®licos, genios en el arte de empapar las imaginaciones de la gente, incluso de aqu¨¦lla a la que la iglesia cat¨®lica maldice y rechaza. A la manera de aquel Marx que jam¨¢s ser¨ªa miembro de un club que admitiera entre sus socios a individuos de su catadura, conozco a quien, despreciado por la iglesia, se empe?a en vivir bajo las alas de la religi¨®n romana. A un transexual de Sevilla los tribunales le han reconocido la tutela que ven¨ªa ejerciendo sobre la hija de su pareja difunta: este se?or de Sevilla se ha convertido en tema principal de L"Osservatore Romano, el peri¨®dico papista, que parece ignorar c¨®mo el tutor y su tutelada celebran primeras comuniones y son clientes de un colegio de monjas, uniforme y pago. El te¨®logo Gino Concetti lamenta en Roma que haya sido vilipendiada en Sevilla la dignidad de la ni?a, y eliminada la dimensi¨®n de la familia constituida por una madre y un padre naturales y biol¨®gicos (muertos, en este caso). Naturales y biol¨®gicos: no lo creo una redundancia; Concetti se refiere a lo que entiende antinatural: el reconocimiento jur¨ªdico de las parejas homosexuales. Y, donde s¨®lo hay tutela, habla de adopci¨®n. Es el gusto eterno por la confusi¨®n, el esc¨¢ndalo, el fabuleo de las revistas baratas.
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