Pasi¨®n de pactos
Es admirable la celeridad casi mete¨®rica con la que partidos hasta ayer acremente enfrentados han llegado a acuerdos para ocupar gobiernos municipales. Ning¨²n procedimiento habr¨¢ sido evitado para alcanzar la meta: desde la visita a resguardo de miradas indiscretas hasta los requiebros p¨²blicos e incluso la ingenua carta de amor incondicional. De los abismos del primitivo canibalismo a las cimas de la civilizaci¨®n pactista sin escalas intermedias: para que luego digan que a los pol¨ªticos espa?oles les falta cintura. Adem¨¢s de impartirnos un ejemplo de alta cultura pol¨ªtica, los dirigentes de los partidos no han tenido empacho en proporcionarnos alg¨²n rato de grato solaz. Ah¨ª es nada ver c¨®mo se recomponen en cuesti¨®n de horas, y sin que nadie se mueva de su sitio, los v¨ªnculos fraternales entre los partidos de izquierda: la lista m¨¢s votada y no se hable m¨¢s. ?Los agravios pasados? Pelillos a la mar. ?Solana un criminal; un mierda Anguita? Ni mentarlo. Cada cual habr¨¢ debido tragarse los insultos y sus pr¨¦dicas sobre la mar y las orillas. Entre frenar a la derecha, como pide Anguita, y cerrar el paso a la derecha, como pretende Almunia, el acuerdo es total. En C¨®rdoba una comunista, y un socialista en Almer¨ªa; as¨ª da gusto.
Ahora, lo que en un sistema pol¨ªtico segmentado tan solo por la l¨ªnea derecha/izquierda no plantear¨ªa mayor problema, se complica extraordinariamente cuando se superpone, cruz¨¢ndola, la divisoria nacionalista/estatuista. A veces puede ocurrir que hasta se pierda el rumbo, pues en pol¨ªtica, y sobre todo en pol¨ªtica nacionalista, resulta harto dif¨ªcil compartir los amores y mantenerse en sus cabales. Tal vez radica ah¨ª la pobre imagen del PNV, pat¨¦tico en su desaforado esfuerzo por conseguir que el PP rompa solemnemente el idilio trenzado por Anasagasti y Cascos, y algo rid¨ªculo al pretender que todo el mundo, desde EH hasta IU pasando por EA y PSOE, le abrace en ese pacto universal del que solo el feo patito popular quedar¨ªa excluido.
La complicaci¨®n procede de que el criterio v¨¢lido para un pacto global de dos partidos de izquierda no vale nada para un acuerdo entre nacionalistas y estatuistas, que exigir¨ªa de un partido como el PSOE apoyar en unos casos a HB y en otros al PP. Por eso, si Almunia canta desde Madrid una endecha a la lista m¨¢s votada, Redondo la califica en Bilbao de "cachondeo", pues es claro que en Euskadi no funciona. Aunque s¨ª en Galicia, donde la "causa com¨²n" invocada por P¨¦rez Touri?o consiste en "debilitar la extraordinaria hegemon¨ªa del PP". ?Con un pacto como el de Andaluc¨ªa? No, puesto que IU ha quedado hecha unos zorros en Galicia; sino con el BNG, que es aliado de EH, y del PNV y de CiU, en otra causa com¨²n de la que los socialistas no quieren ni oir hablar.
Al recurrir todos ellos a criterios procedimentales y a principios ideol¨®gicos contradictorios seg¨²n cada circunstancia particular, la inevitable sensaci¨®n que trasladan al p¨²blico es la del m¨¢s craso oportunismo: la teor¨ªa vale en funci¨®n del reparto de la tarta. De lo que se dec¨ªa ayer, hoy ni se habla, y lo que sirve con los nacionalistas gallegos no vale con los vascos. Eso es la pol¨ªtica, desde luego, y hasta el m¨¢s c¨¢ndido podr¨ªa comprenderlo si los pol¨ªticos se acostumbraran a explicar lo que hacen y no a lanzar cortinas de humo para ocultar lo que traman.
Y lo que hacen con tanta pasi¨®n de pactos no es m¨¢s que seguir al pie de la letra un elemental principio de la lucha por el poder: nada hay que multiplique m¨¢s las posibilidades de ganar que haber ganado. Ganar ahora significa conquistar resortes de poder para seguir ganando en el futuro; perder hoy es el mejor camino para perder algo m¨¢s ma?ana. No es lo mismo movilizar a alcaldes empu?ando el bast¨®n de mando que a concejales sentados en los bancos de la oposici¨®n. Y ¨¦ste es todo el intr¨ªngulis del asunto: con qui¨¦n pactar hoy en los ayuntamientos para asegurar ma?ana un buen resultado en el Parlamento. La carrera ha comenzado.
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