Estaremos a la altura de nuestros electores
Los ministros que en la noche electoral aparecieron en la pantalla de televisi¨®n ten¨ªan sobradas razones para estar preocupados. Madrid siempre ha sido un fiel indicador de las tendencias de voto en Espa?a, y la jornada del 13 de junio en esta Comunidad, especialmente en lo que se refiere a los magn¨ªficos resultados obtenidos por las candidaturas PSOE-progresistas, no alienta, en modo alguno, buenos presagios para los actuales inquilinos de La Moncloa. Vayamos al an¨¢lisis: en lo que se refiere a las elecciones al Parlamento Europeo, el PSOE ha aumentado en m¨¢s de 12 puntos y en casi 370.000 votos respecto a 1994. Ese dato tiene a¨²n mayor relevancia si valoramos dos aspectos adicionales: sit¨²a a Madrid 1,5 puntos por encima de la media nacional en cuanto al voto PSOE-progresistas, cuando en 1994 se encontraba casi siete puntos por debajo; convierte a Madrid en la Comunidad con mayor respaldo electoral socialista de entre las no gobernadas por el PSOE, incluso por encima de Catalu?a, y en la tercera en n¨²mero de votos en t¨¦rminos absolutos: casi 950.000. M¨¢s a¨²n: Madrid es, de todas las circunscripciones electorales, la que m¨¢s sube entre 1994 y 1999. La apuesta que representaba la candidatura conjunta PSOE-PDNI como coalici¨®n electoral debe ser calificada como positiva.
En lo que concierne a las elecciones auton¨®micas, aunque el dato pol¨ªticamente m¨¢s visible sea el mantenimiento de la mayor¨ªa absoluta del Partido Popular, es necesario destacar algunos factores de indudable relieve: la candidatura PSOE-progresistas es la ¨²nica que incrementa, en t¨¦rminos absolutos, su n¨²mero de votos (lo hace en m¨¢s de 64.000), superando los niveles de 1991, mientras que el Partido Popular reduce de modo significativo sus apoyos en 180.000 votos. Similar tendencia se advierte si contemplamos el resultado en t¨¦rminos porcentuales: mientras el PP pierde d¨¦cimas -es decir, se mantiene a duras penas-, el PSOE-progresistas sube en 6,5 puntos, m¨¢s de un 20% en relaci¨®n con los resultados obtenidos en las auton¨®micas de 1995. Lo mismo cabe decir en n¨²mero de esca?os: los socialistas aumentamos en siete nuestra representaci¨®n en la Asamblea de Madrid, mientras el PP, que ten¨ªa expectativas muy superiores, se estanca e incrementa un solo esca?o.
El an¨¢lisis de los resultados electorales en el ¨¢mbito municipal de la Comunidad de Madrid, una Comunidad en la que hay numerosos municipios con mayor volumen de poblaci¨®n que la inmensa mayor¨ªa de las capitales de provincia del Estado, obliga a ser a¨²n m¨¢s optimistas.
En efecto, el PSOE experimenta una notable subida, tal y como se desprende de los siguientes datos: mientras el PSOE-progresistas aumenta sus apoyos en m¨¢s de 110.000 votos y en casi ocho puntos, la derecha pierde 190.000 votos y m¨¢s de tres puntos respecto a las municipales de 1995. Ello se traduce en el aumento de un centenar de concejales socialistas en la regi¨®n (m¨¢s del 70% de ellos, en municipios superiores a los 10.000 habitantes), pasando de 546 a 646. Y aunque la distribuci¨®n desigual del voto ha significado la p¨¦rdida de los ayuntamientos de Alcorc¨®n (con subida del PSOE, parad¨®jicamente), Valdemoro y Ciempozuelos, no es menos cierto que podr¨¢n contar con gobiernos progresistas municipios como Alcal¨¢, Villalba, Algete, Arganda y Galapagar, hasta ahora gobernados por el Partido Popular. Asimismo se ha obtenido un crecimiento importante en el Ayuntamiento de Madrid (ocho puntos, 31.000 votos y cuatro concejales m¨¢s) en relaci¨®n a 1995.
En definitiva, el 13 de junio no s¨®lo ha homologado los resultados de la Comunidad de Madrid con la tendencia general del voto socialista-progresistas en el conjunto del pa¨ªs, sino que ha expresado un cambio de tendencia que puede tener profundas consecuencias para nuestra regi¨®n y para la pol¨ªtica nacional: por primera vez en los ¨²ltimos tres a?os, el PSOE madrile?o se configura en la conciencia ciudadana como real alternativa de izquierdas, de progreso, al gobierno de la derecha. Y ello es as¨ª no s¨®lo por razones derivadas de los resultados electorales, sino por algo m¨¢s profundo y de mayor alcance: a lo largo de la campa?a, el PSOE ha empezado a reencontrarse con su electorado. Hemos advertido la recuperaci¨®n de una conciencia colectiva a favor de pol¨ªticas de progreso, una decidida voluntad de convertir los gobiernos de la derecha en par¨¦ntesis a superar. Desde la cercan¨ªa y la proximidad, sin arrogancia y sin complejos, hemos estado con la gente porque los socialistas y progresistas somos parte de la gente, de los ciudadanos y ciudadanas de Madrid. Y la gente ha correspondido expres¨¢ndonos su apoyo en las urnas.
Pero el 13 de junio no s¨®lo debe ser considerado como el momento de la quiebra de una trayectoria descendente iniciada en 1994, sino como la l¨ªnea de salida de un proceso que, para el a?o 2000, puede llevarnos a los socialistas y progresistas, y a las gentes que nos respaldan, a La Moncloa. Para retomar las pol¨ªticas de progreso, para fortalecer y extender el Estado del bienestar, para colocar a Espa?a a la altura de las demandas del nuevo siglo. En el logro de ese objetivo, la contribuci¨®n de los socialistas madrile?os, de la FSM, va a tener, sin duda, una enorme importancia. Debemos, por ello, asumir un compromiso de futuro con los madrile?os y madrile?as e iniciar una nueva etapa en la que el principal reto a afrontar sea el de estar a la altura de nuestros electores, el de no defraudar la confianza que el 13 de junio han puesto en nosotros. Ello va a exigir abrir a¨²n m¨¢s nuestro partido a las demandas de la calle, avanzar en la pluralidad, entendida como el fiel reflejo de las distintas sensibilidades del socialismo y del progresismo. Tambi¨¦n har¨¢ necesario establecer un permanente di¨¢logo con los ciudadanos y ciudadanas, especialmente con los j¨®venes, y con sus organizaciones en la conciencia de que construir el futuro exige participaci¨®n, di¨¢logo fluido entre los representantes pol¨ªticos y sus representados. Y nos debe obligar a ser audaces en las propuestas. Tambi¨¦n en el modo de hacer pol¨ªtica. En los pr¨®ximos meses vamos a perseverar en nuestra estrategia de unidad de la izquierda, vamos a apostar por gobiernos de progreso estables en los municipios y vamos a ejercer una oposici¨®n firme y responsable, en permanente contacto con los ciudadanos y ciudadanas de nuestra regi¨®n.
Nadie deber¨ªa interpretar este an¨¢lisis como el fruto de la autocomplacencia. El PP gobernar¨¢ con mayor¨ªas absolutas despu¨¦s de las elecciones en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de la capital, a pesar de la subida de los socialistas y progresistas. Pero hace ahora 20 a?os, en la primavera de 1979, el respaldo ciudadano a los socialistas y progresistas abri¨® las compuertas de la victoria electoral de octubre de 1982. El 13 de junio debe cumplir la misma funci¨®n respecto a las elecciones generales del 2000. Que ello sea as¨ª va a depender, ante todo, de nosotros mismos. De nuestra capacidad para aprovechar con audacia y responsabilidad el enorme caudal de confianza que han depositado en nosotros casi un mill¨®n de ciudadanos y ciudadanas de Madrid. Sabremos responder, sin duda, a ese desaf¨ªo. Y a?adir as¨ª una raz¨®n m¨¢s a las preocupaciones del se?or Aznar y de sus ministros.
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