PATRIARCA PAVLE JEFE DE LA IGLESIA ORTODOXA SERBIA "Si Milosevic no dimite, hay riesgo de guerra civil en Serbia"
"Si Milosevic no dimite, hay riesgo de guerra civil en ENVIADO ESPECIAL
"Si el presidente [Slobodan] Milosevic no dimite como gesto de buena voluntad, existe el peligro de que Serbia se encamine hacia una guerra civil, lo que ser¨ªa una nueva maldici¨®n para todos". Quien as¨ª habla es el patriarca Pavle, la m¨¢xima jerarqu¨ªa de la Iglesia ortodoxa serbia, un anciano venerable cuyo tono no se altera ni siquiera cuando emite tan graves presagios. Pavle conf¨ªa todav¨ªa en que el presidente Milosevic "ponga los intereses del pueblo serbio por encima de los personales". Y advierte: "Si se aferra al poder tendremos problemas muy graves".
A sus 85 a?os, delicado de salud aunque todav¨ªa l¨²cido, Pavle ha dejado Belgrado para regresar al monasterio de Pec, el Vaticano de los ortodoxos serbios, al oeste de Kosovo, donde fue investido patriarca, como sus antecesores desde hace siglos. Su alejamiento de la capital yugoslava no ha sido s¨®lo geogr¨¢fico. La jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica se ha puesto a la cabeza de la oposici¨®n al exigir p¨²blicamente la dimisi¨®n de Milosevic y el pasado d¨ªa 28 -durante la conmemoraci¨®n de la batalla de Kosovo Polje (1389), en la que los serbios perdieron la independencia frente al imperio Otomano- no s¨®lo no invit¨® a los representantes del Estado sino que los descalific¨® p¨²blicamente.
Pero adem¨¢s de exigir la dimisi¨®n del presidente serbio, la comunidad internacional tambi¨¦n pretende que comparezca como acusado ante el Tribunal Penal Internacional para responder por sus cr¨ªmenes de guerra. "Todas las personas que hayan participado en cr¨ªmenes, de cualquiera de las dos partes, deben ser juzgadas", responde el patriarca, evitando personalizar en Milosevic.
La condici¨®n, agrega, es que "el juicio sea ecu¨¢nime y equilibrado", algo que, en su opini¨®n, no est¨¢ garantizado en el Tribunal de La Haya, "que corre el riesgo de manipulaci¨®n". Tampoco se atreve a pedir que el juicio se celebre en Yugoslavia: "Cualquier tribunal que sea verdaderamente justo sirve".
Pavle niega que la jerarqu¨ªa ortodoxa s¨®lo haya roto amarras con Milosevic cuando ha empezado a tambalearse, en tanto que guard¨® un silencio c¨®mplice mientras su poder crec¨ªa alimentado por un nacionalismo xen¨®fobo y fan¨¢tico. "No es cierto que la Iglesia haya apoyado al r¨¦gimen. Cuando cay¨® el comunismo", asegura, "apoyamos las reformas y los cambios democr¨¢ticos y, ya en 1982, pedimos respeto a la voluntad del pueblo. Hemos hecho todo lo posible por evitar esta tragedia; otra cosa es que hasta hoy no se nos haya escuchado".
El patriarca insiste en que la Iglesia ortodoxa "no es un partido pol¨ªtico" y en que no existe en Serbia una tradici¨®n como la de Italia, con un partido confesional. "La Iglesia no bendice a ning¨²n grupo pol¨ªtico. S¨®lo dice a los cristianos que no deben pertenecer a un partido ateo", afirma. Pese a ello, sus ideas sobre el futuro que conviene a Yugoslavia son muy claras: "Pensamos que un hombre bueno est¨¢ bien, pero varios hombres buenos est¨¢n mejor. Deben existir varios partidos, para que unos gobiernen y otros hagan oposici¨®n". En este momento, sin embargo, la jerarqu¨ªa ortodoxa apuesta por un "Gobierno de salvaci¨®n" nacional que saque a Yugoslavia de la grave crisis en que la han sumido las sucesivas guerras de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Kosovo. Si la transici¨®n puede hacerse o no sin violencia "es algo que s¨®lo depende de Milosevic", contesta.
El pasado martes, Pavle recibi¨® en Pec al pr¨ªncipe Alexandre Karajorjevic, pretendiente de la corona de Serbia y descendiente del ¨²ltimo rey de Yugoslavia, destronado en la IIGuerra Mundial, que dej¨® su residencia en Londres para viajar por vez primera a Kosovo. "La monarqu¨ªa no es algo ajeno a Serbia, sino que forma parte de su tradici¨®n y su historia", alega el patriarca. "Pero su restauraci¨®n est¨¢ en manos del pueblo. Ser¨¢ positiva si el pueblo la quiere, como sucedi¨® en Espa?a. No se puede imponer ni forzar su voluntad".
La vuelta de Pavle a Kosovo tiene un alto contenido simb¨®lico. Tras la retirada del Ej¨¦rcito y la polic¨ªa yugoslava de esta provincia, que formalmente sigue perteneciendo a Serbia, los popes se han convertido en el ¨²nico punto de referencia para una comunidad que huye masivamente camino del exilio por temor a la venganza de los albaneses. "Es verdad que la situaci¨®n ha mejorado en los ¨²ltimos d¨ªas, pero la protecci¨®n de las tropas de Kfor no es suficiente y, sobre todo, llega demasiado tarde", se lamenta.
De los 60.000 serbios que viv¨ªan en esta zona de Kosovo, s¨®lo quedan 500 o 600, afirma el metropolitano Anfiloquio, quien acompa?a al patriarca durante la entrevista y al que hay que seguir atentamente para evitar que sus propios puntos de vista se mezclen con su tarea como int¨¦rprete. Durante la entrevista, dos sacerdotes entran muy nerviosos en la estancia para informar del hallazgo de los cad¨¢veres de cuatro serbios, asesinados la semana pasada, en una aldea pr¨®xima.
"La guerra civil es la peor de todas, es un enfrentamiento fraticida entre gente que siempre ha convivido junta", concluye el patriarca. "Las heridas son muy profundas y es dif¨ªcil que lleguen a sanar, pero si hacemos penitencia sincera y practicamos el perd¨®n mutuo, es posible una verdadera reconciliaci¨®n".
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