La era Barak

ELTRIUNFO del l¨ªder laborista israel¨ª, Ehud Barak, sobre el derechista Benjam¨ªn Netanyahu en las legislativas de mayo conten¨ªa un elemento enga?oso: el resultado de 56% a 44% a favor del primero pod¨ªa hacer pensar por su claridad en que hab¨ªa un camino expedito para la formaci¨®n de Gobierno. Lejos de ser as¨ª, la extremada fragmentaci¨®n del Parlamento, en el que los dos primeros partidos -el Laborista y el Likud- suman s¨®lo 44 de los 120 esca?os, hac¨ªa muy ardua la geometr¨ªa de cualquier nuevo Gabinete. Ayer, tras seis semanas de tira y afloja, el ex general Barak ha completado una alianza gubernamental de siete partidos que van desde la izquierda del laborismo, el Meretz, a la ortodoxia religiosa de Shas, el partido sefard¨ª, pasando por una formaci¨®n de los inmigrantes rusos. Esa coalici¨®n, que ha exigido un complejo chalaneo de carteras ministeriales, tiene una clara mayor¨ªa parlamentaria que rebasa los 70 esca?os, pero ser¨¢ harto dif¨ªcil la convivencia interna entre formaciones que defienden programas casi incompatibles.

La negativa del Likud a entrar en el Gobierno, lejos de parecer una mala noticia, puede interpretarse como una garant¨ªa de que los planes de Barak en el proceso de paz con la Autoridad Palestina son lo bastante decididos como para excusar la compa?¨ªa de la derecha nacionalista israel¨ª. El arco iris del nuevo Gobierno muestra hasta qu¨¦ punto el l¨ªder laborista va a proceder con m¨¢xima cautela, tratando de deslindar negociaciones: la retirada de L¨ªbano, y eventualmente del Gol¨¢n, ser¨¢n tratados con Siria, y con los palestinos, la devoluci¨®n de los territorios ocupados en Cisjordania.

Se dir¨ªa que, tras el estancamiento del proceso de paz durante el mandato de Netanyahu, har¨ªa falta ahora un gesto r¨¢pido y decisivo, como podr¨ªa ser la paralizaci¨®n, formal o de hecho, de los asentamientos jud¨ªos en Cisjordania para devolver la confianza a la comunidad internacional y a la otra parte negociadora de que se quiere la paz, adem¨¢s de hablar de ella. Eso es lo que ha pedido el l¨ªder palestino, Yasir Arafat, dentro de una bienvenida cautelosa a la formaci¨®n de Gobierno.