El Gobierno

No habr¨¢ sorpresas. En los pr¨®ximos d¨ªas, y una vez cumplimentados todos los tr¨¢mites parlamentarios, Alberto Ruiz-Gallard¨®n nombrar¨¢ su segundo Gobierno, un gabinete con dos consejer¨ªas m¨¢s y cuatro caras nuevas. Como al primer Gobierno lo llam¨® "el de los mejores", a este segundo en el que cambian pocas cosas lo llamar¨¢, presumiblemente, "el de los mejores con mejoras". Quita a Rosa Posada, a la que puso para hacer un gui?o al centro pol¨ªtico y cuya integridad personal no fue suficiente para gestionar la consejer¨ªa de Salud y Servicios Sociales, departamento en cuyas difusas competencias se perdi¨® atrincher¨¢ndose en la ausencia. Gallard¨®n la consolar¨¢ con una canong¨ªa y partir¨¢ en dos esa consejer¨ªa para tratar de recepcionar dignamente las competencias del Insalud y ocuparse un poco de los colectivos m¨¢s desfavorecidos a los que hasta ahora ten¨ªa tan abandonados. En Sanidad pondr¨¢ a Ignacio Ech¨¢niz, un m¨¦dico y diputado del Partido Popular que ejerc¨ªa de portavoz en la Comisi¨®n de Sanidad del Congreso de los Diputados. Ech¨¢niz es un tipo de trato cordial, que viene avalado por el vicepresidente del Congreso Fern¨¢ndez-Miranda y al que se considera rival del ministro Romay Beccar¨ªa, y est¨¢ catalogado como un aut¨¦ntico talib¨¢n de la privatizaci¨®n del sistema p¨²blico de salud. Si accede al cargo con esas intenciones necesitar¨¢ de toda la fuerza de sus 35 a?os para resistir el empuje de los colectivos que tendr¨¢ enfrente. Para los Servicios Sociales el presidente regional ha llamado a Pilar Mart¨ªnez L¨®pez, la que ejerc¨ªa de alcaldesa en Villaviciosa desde el 91. Le ech¨® el ojo hace tiempo y ella le dijo lo del bolero, "si t¨² me dices ven, lo dejo todo". Es ambiciosa hasta la osad¨ªa y, aunque sea de las que lleva siempre el rollo bien aprendido, es trabajadora, y si la dejan suelta hasta puede hacer un buen papel.

Tambi¨¦n es mujer resuelta Alicia Moreno Espert, la que ser¨¢ consejera de Cultura. Hija de Nuria Espert, viene de gestionar el Centro Dram¨¢tico Nacional y dirigir los festivales de la Comunidad de Madrid. Los que la conocen dicen que no habla mucho, que su timidez extrema se lo impide, pero que reparte ¨®rdenes con diligencia y exige su cumplimiento con mano de hierro.

Otra cara nueva en el Gobierno regional, aunque de sobra conocida en la cosa de Madrid, es la de Manuel Cobo, el que ser¨¢ consejero de la Presidencia. Cobo se gan¨® el puesto pastoreando el grupo parlamentario popular y proporcion¨¢ndole a Gallard¨®n la tranquilidad y el sosiego en la C¨¢mara auton¨®mica que requer¨ªa para gobernar. Es un pol¨ªtico tan devoto a la figura del presidente regional que corre el riesgo de anular el pensamiento propio y hasta olvidar que don Alberto naci¨® en Madrid y no en las cumbres del Olimpo. Accede al gabinete aut¨®mico con competencias a?adidas a la consejer¨ªa de Presidencia. Dirigir¨¢ los proyectos de desarrollo regional, por lo que tendr¨¢ a los alcaldes comi¨¦ndole en la mano para obtener las inversiones del PRISMA y se har¨¢ cargo de los asuntos taurinos, atribuci¨®n que le permitir¨¢ disfrutar de las corridas de Las Ventas con la reconfortante sensaci¨®n de que est¨¢ trabajando. Manuel Cobo sustituye en Presidencia a Jes¨²s Pedroche, que el mi¨¦rcoles pasado fue nombrado presidente de la Asamblea de Madrid. Don Jes¨²s sale del Gobierno no por deseo de Gallard¨®n, sino porque tiene que cuidarse y la consejer¨ªa exige mucha dedicaci¨®n. Miembro numerario del Opus Dei, Pedroche es por encima de todo una buena persona, y como tal ha contado siempre con el cari?o y el respeto del jefe del Ejecutivo regional. Aunque sea un tipo de ideas fijas, ning¨²n grupo parlamentario pone en duda que se esforzar¨¢ por dirigir la Asamblea con la honestidad, el rigor y la ecuanimidad que la instituci¨®n merece. Hay otro colaborador directo del presidente que sale reforzado del lavado de cara. A Luis Eduardo Cort¨¦s le nombrar¨¢ vicepresidente del Gobierno. Ser¨¢ capit¨¢n general con mando en plaza no s¨®lo para agradecer los 54 kil¨®metros de metro que tanto le lucieron en la campa?a electoral, sino para que coordine al resto de los consejeros (lo que, por cierto, a algunos de ellos no les hace mucha ilusi¨®n). Un segundo de a bordo que le permitir¨¢ liberarse a Gallard¨®n y que pueda ir trabaj¨¢ndose lo de La Moncloa. En esto tampoco hay sorpresas.