Vuelva ma?ana
Soy vecina de la zona centro de Madrid, la m¨¢s tur¨ªstica. He sido y soy testigo de sistem¨¢ticos atracos que padecen los turistas que visitan la ciudad por parte de individuos estrat¨¦gicamente distribuidos por Retiro, Col¨®n, Reina Sof¨ªa, Prado, Gran V¨ªa... ?stos act¨²an a plena luz del d¨ªa, frente a todos nosotros, utilizando una violencia terror¨ªfica, golpe¨¢ndoles brutalmente por detr¨¢s, arroj¨¢ndoles al suelo, patale¨¢ndoles y en muchos casos con armas blancas, impidiendo a las v¨ªctimas ofrecer resistencia. El domingo 20 de junio de 1999 he sido testigo de dos atracos en pocos minutos. Uno se perpetr¨® contra dos ciudadanos orientales, delante de numerosas personas que hac¨ªan cola para entrar en una conocida discoteca y de otros muchos transe¨²ntes antes de las ocho de la tarde. Casualmente, justo enfrente, en la puerta de un bar, hab¨ªa dos motos del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. Entr¨¦ y me dirig¨ª a un polic¨ªa que estaba en la barra, y le comuniqu¨¦ que se acababa de producir un atraco. Me pidi¨® que esperase a que subiese su compa?ero, que estaba en el servicio ("?no s¨¦ si de servicio!"), y me dijo que el atraco no era culpa suya. Le coment¨¦ que los hab¨ªa visto y les indiqu¨¦ hacia d¨®nde se hab¨ªan dirigido.
Salimos a la calle y me preguntaron d¨®nde estaban las personas que hab¨ªan sido atracadas. Les contest¨¦ que hab¨ªan salido corriendo detr¨¢s de los atracadores. Uno de los polic¨ªas argumentaba: "Esto no es culpa nuestra, yo salgo a la calle y tambi¨¦n me atracan; esto es un problema de todos, nosotros no podemos hacer nada". Intercambiaron unas palabras entre ellos, se dieron la vuelta y se metieron en el bar.
Dada la indignaci¨®n que sent¨ªa por la apat¨ªa, falta de profesionalidad, incompetencia e ineficacia que desgraciadamente observo demasiado a menudo entre muchos de nuestros polic¨ªas, me dispuse a anotar el n¨²mero de matr¨ªcula de las motos (n¨²mero 4024 y n¨²mero 4008). Uno de los polic¨ªas sali¨® del bar y me pidi¨® el DNI. Yo le pregunt¨¦ el motivo, que si acaso estaba cometiendo alg¨²n delito, y respondi¨®: "Si usted nos quiere buscar problemas a nosotros, nosotros se los vamos a buscar a usted".
Le expliqu¨¦ que mi intenci¨®n no hab¨ªa sido buscar problemas a nadie, sino colaborar con ellos. Me volvi¨® a pedir el carn¨¦ argumentando que era mi obligaci¨®n d¨¢rselo si ¨¦l me lo ped¨ªa y amenaz¨¢ndome con llevarme a comisar¨ªa. Acto seguido llegaron otras dos patrullas y yo me quej¨¦ ante ellos por el trato que estaba recibiendo, y les repliqu¨¦ que por qu¨¦ no ped¨ªan el carn¨¦ a estos criminales que act¨²an con total impunidad. Lamentablemente, esta situaci¨®n tiene visos de empeorar, pues por parte de las autoridades hay un desinter¨¦s total por atajar este problema que est¨¢ da?ando gravemente la imagen de Madrid, y no se puede concebir un Estado de derecho que se supone corresponde a una democracia que creemos consolidada simplemente porque podemos votar.
Muchos de los turistas pasan su estancia en Madrid haciendo cola en las comisar¨ªas, donde a menudo, dada la masificaci¨®n, les dicen, parafraseando a Larra: "?Vuelva usted ma?ana!".- . .
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