Verano y ruido
Llega el mes de julio. Y al ciudadano solamente le quedan dos opciones para tratar de conciliar el sue?o: abrir las ventanas de par en par, con el fin de facilitar la entrada de aire fresco, o cerrarlas a cal y canto, con el achicharramiento consiguiente. En el primero de los casos, el remedio es peor que la enfermedad, ya que todos los sonidos estridentes habidos y por haber se cuelan junto al aire fresco y toman posesi¨®n de la vivienda, torturando a los ocupantes e impidi¨¦ndoles el merecido descanso.
Todo ello redunda en que al d¨ªa siguiente se est¨¢ de mal humor, no se rinde en el trabajo, se puede provocar un accidente de tr¨¢fico, etc¨¦tera. ?No se pueden evitar todos esos hechos negativos con una normativa adecuada?- .
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