Andoni Ortuzar
El nuevo director general de EITB, Andoni Ortuzar (Gallarta, 37 a?os), es periodista, lo cual le puede dejar al ciudadano ni fr¨ªo ni caliente, porque, en el fondo, el com¨²n de los mortales no sabe qu¨¦ es necesario para ser director general de una televisi¨®n p¨²blica. Los cargos p¨²blicos debieran ser como un compendio de aptitudes que se resumen, para bien o para mal, en una sola actitud: la capacidad o incapacidad de di¨¢logo para buscar el bien com¨²n. La Administraci¨®n, no ya el poder, tiene su m¨ªstica, no menos compleja, que en el fondo se resume en una caracter¨ªstica singular: cuando se llega, se festeja la capacidad ejecutiva del gestor; cuando te vas (o te van, verbo pol¨ªtico) se suele escudri?ar la capacidad de di¨¢logo exhibida como principal elemento de juicio. Porque los pol¨ªticos no conversan, debaten; no acuerdan, consens¨²an ; no convencen, ganan en las encuestas de opini¨®n (otra vez el amigo americano). Y as¨ª hasta el infinito estad¨ªstico, ese t¨®tem implacable de los notarios de los estados de la opini¨®n. En la televisi¨®n, a esa figura se le llama audiencia (nacional, que dir¨ªa Manolito Gafotas); share, si uno se pone exquisito, o cuota de pantalla, si quiere impresionar al vecindario. Por alg¨²n consenso indefinido, se descree de los espectadores que dicen ser adictos a los documentales naturalistas o los programas culturales (cuando exist¨ªan) y se asume como cuesti¨®n de fe el inter¨¦s por los trasuntos vecinales de Goenkale (?es o no es un culebr¨®n?), por la pol¨ªtica y episcopalmente correcta versi¨®n de la honesta familia espa?ola en M¨¦dico de familia o el reclamo permanente de los pol¨ªticos de medio pelo para que les concedan hora y media con la que castigar al personal mediante el resumen de imagen m¨¢s o menos aprendido de las consignas del partido. Andoni Ort¨²zar juega con ventaja, no por periodista, sino por humanidad. Es un nacionalista de la Margen Izquierda (de San Fuentes, conviene el matiz), lo cual exige un examen permanente. No es un terreno abonado para dejarse llevar por la inercia cotidiana. Lleg¨® a Deia para trabajar en la informaci¨®n sindical, m¨¢s tarde se afili¨® a ELA y jam¨¢s ha asumido cargos internos en el PNV, partido en el que milita desde su juventud. La Administraci¨®n ha sido su medio natural, concretamente el Gobierno vasco. Primero, como encargado de prensa con Juan Ram¨®n Guevara, consejero de la Presidencia (1987) y despu¨¦s como Secterario de Acci¨®n Exterior (1991). Ahora afronta su primer reto contante y sonante. Pasa realmente al otro lado de la mesa, no esa met¨¢fora que los periodistas empleamos cuando cambiamos la redacci¨®n por el despacho, sino la que se deriva de cuando uno es responsable de la acci¨®n ejecutiva propia y del resto. Ah¨ª la condici¨®n de periodista para dirigir una empresa de comunicaci¨®n garantiza sobre todo la perspectiva: el pol¨ªtico (lo sea o lo represente) tiende a considerar a los medios de comunicaci¨®n como enemigos potenciales m¨¢s que como aliados imprescindibles de la comunicaci¨®n global. Ah¨ª Andoni Ortuzar vuelve a jugar con ventaja. La costumbre del di¨¢logo, el sosiego natural, la apreciaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n como elementos de futuro afianzan el punto de partida. Ortuzar se enfrenta por vez primera a la rendici¨®n de cuentas de un bien muy colectivo, con algunas consideraciones complejas. Las televisiones p¨²blicas (ver la historia de todas o cada una de ellas) pasan por ser televisiones privadas que cambian de due?o cada cuatro a?os, aunque las paguen siempre los mismos. Por definici¨®n no son ni mejores ni peores que las privadas; su problema es el usufructo adecuado o inadecuado que los dirigentes de la entidad o el Consejo de Administraci¨®n hacen del mismo. Ortuzar se enfrenta a la reivindicaci¨®n intr¨ªnseca de pluralidad del bien com¨²n (que excede al debate sobre el minutaje de los partidos), pero, sobre todo, a la ra¨ªz del servicio p¨²blico de una televisi¨®n subvencionada. Cada vez que el Gobierno solicita y el Parlamento dispone una subvenci¨®n televisiva, son los ciudadanos (gobernantes y parlamentarios incluidos) quienes la materializan. Se sabe que Andoni Ortuzar se ha comprometido a aprender euskera en un a?o (seg¨²n la versi¨®n de EH) y as¨ª cumplir con el protocolo ling¨¹?stico-pol¨ªtico. Y que quiere un organigrama biling¨¹e. Cuesti¨®n de orden. Nadie se preocup¨® de si conoc¨ªa las lenguas ajenas universales para juzgar su trayectoria.
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