El fin del mundo toca este mes
Nostradamus logra ¨¦xitos de ventas en Jap¨®n con su predicci¨®n de un apocalipsis para julio de 1999.
Hay que reconocer que Nostradamus le ech¨® bastante arrojo al formular, a mediados del siglo XVI, uno de sus m¨¢s celebrados augurios: "En el a?o 1999, mes s¨¦ptimo, descender¨¢ de los cielos el Rey del Terror; antes y despu¨¦s, Marte reinar¨¢ felizmente". Tal vez la frase no pueda considerarse un modelo de transparencia, pero la fecha -que es pr¨¢cticamente lo ¨²nico que se entiende- est¨¢ muy clara, y ya estamos en ella. El fin del mundo toca este mes. Tambi¨¦n es mala suerte, qu¨¦ le vamos a hacer. Los m¨ªsticos renacentistas no gozan ya de gran predicamento en la Europa de las dioxinas, pero distintas estad¨ªsticas muestran que entre el 20% y el 40% de los japoneses cree a pies juntillas que "hay algo de verdad" en las predicciones del astr¨®logo franc¨¦s del siglo XVI. Los editores de Jap¨®n han vendido en los ¨²ltimos a?os m¨¢s de diez millones de ejemplares de una treintena de t¨ªtulos relacionados con Nostradamus y sus profec¨ªas.
Las japonesas poco aficionadas a la lectura disponen en el mercado de un Armageddon-bra, cuyos sensores en los tirantes est¨¢n preparados para avisar a la usuaria cuando empiecen a caer objetos del cielo. Proliferan las sectas apocal¨ªpticas encabezadas por "reyes del terror" dispuestos a arrasar con todo lo que se les ponga por delante, excepci¨®n hecha de sus propios ac¨®litos, naturalmente. Lo m¨¢s curioso es que en Jap¨®n nadie hab¨ªa o¨ªdo hablar de Nostradamus hasta los a?os sesenta, cuando el ¨¦xito de ventas La destrucci¨®n de la humanidad en julio de 1999, del escritor japon¨¦s Ben Goto, vendi¨® dos millones de ejemplares y populariz¨® all¨ª el nombre del profeta franc¨¦s. Cabe suponer que cuando pase julio -si es que pasa julio- todos estos negocios empezar¨¢n a registrar p¨¦rdidas.
Los adictos a Nostradamus sostienen que el astr¨®logo predijo correctamente toda clase de eventos, desde la Revoluci¨®n Francesa hasta los bombardeos de Kosovo, pasando por la ascensi¨®n al poder de Hitler (cuyo nombre deletre¨® sin mucho tino, "Hister"). Sin embargo, la m¨¢s veros¨ªmil de todas estas profec¨ªas ocurri¨® el 2 de julio de 1566, cuando Nostradamus le dijo a su ayudante: "No me ver¨¢s vivo en el crep¨²sculo". En efecto, el astr¨®logo muri¨® esa misma tarde. Seguramente se encontraba bastante mal desde unas horas antes, lo que le resta alg¨²n impacto a su haza?a.
Lo cierto es que ser¨ªa una l¨¢stima que el mundo se acabara este mes, porque de aqu¨ª a un a?o hay unas cuantas fechas que tambi¨¦n constituyen excelentes candidaturas para un buen apocalipsis, y tampoco es cosa de gastarse todos los cartuchos con la primera liebre.
Por ejemplo, si Nostradamus resulta estar en lo cierto, el llamado efecto 2000 o virus del milenio, el error inform¨¢tico al que muchos apocal¨ªpticos y no pocos ingenieros de software esperan con los brazos abiertos, no tendr¨¢ ocasi¨®n de sumir al mundo en el Armageddon de silicio previsto para el 1 de enero del a?o pr¨®ximo, cuando los ordenadores de los cinco continentes confundan esa fecha con el 1 de enero de 1900.
Un fin del mundo demasiado prematuro, como el que pretende Nostradamus, tambi¨¦n privar¨ªa a los catastrofistas astrales de los desastres sin cuento que, seg¨²n ellos, traer¨¢ el alineamiento con la Tierra de Mercurio, Venus, Marte, J¨²piter y Saturno, un desfile planetario que no tiene precedentes en los ¨²ltimos 6.000 a?os. Los agoreros tienen buenas razones para saltarse a Nostradamus y exigir que se agote la actual legislatura astrol¨®gica.
Chistes gruesos aparte, sobre la naturaleza del "Rey del Terror" s¨®lo cabe avanzar alguna t¨ªmida especulaci¨®n. El Armageddon s¨®lo se menciona en la Biblia una vez (Juan, 16: 16) para designar el monte, en la ciudad de Megido (Palestina), donde los reyes de la Tierra que se han sometido a las ¨®rdenes de Belceb¨² declaran la guerra a las fuerzas divinas, un acontecimiento que deber¨ªa suponer el principio del fin de la historia del mundo. El monte de Megido dominaba la principal ruta entre Egipto, el actual Israel, Siria y Mesopotamia, lo que puede dar una idea de por d¨®nde van los tiros.
El diario japon¨¦s Asahi aseguraba ayer que las ventas de libros sobre Nostradamus hab¨ªan empezado a manifestar signos de estancamiento en las librer¨ªas de Tokio. Triste destino el del profeta franc¨¦s, que empez¨® prediciendo su propia muerte y ha acabado por aburrir hasta a los japoneses.
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