Alicia de Larrocha fascina en la apertura del Verano Musical de Segovia
Ruggiero Ricci y otros grandes maestros dan prestigio a los conciertos de c¨¢mara
Si la noche es apacible y c¨¢lida, el escenario del patio de Armas del Alc¨¢zar resulta bello, id¨®neo y bien sonante para la m¨²sica. En tal ambiente de piedra e historia se desarrolla la 30? Semana de M¨²sica de C¨¢mara, primer ciclo de los que componen el Verano Musical de Segovia, que organiza la Fundaci¨®n Juan de Borb¨®n. La serie merecer¨ªa la titulaci¨®n de Grandes Maestros, pues lo son quienes cada noche encandilan al p¨²blico con la belleza pura de su t¨¦cnica y de su estilo. La primera fue una fascinante Alicia de Larrocha.
Maestros consumados son los componentes del Tr¨ªo de Mil¨¢n, con el ejemplar Bruno Canino al piano, Mariana Sirbu al viol¨ªn y Rocco Filippini al violonchelo. Cabe hablar, en raz¨®n de escuela, tradici¨®n y voluntad expresiva, de una manera italiana de hacer m¨²sica de c¨¢mara que, por otra parte, influy¨® con peso determinante en los estilos vieneses. Factores esenciales ser¨ªan la elevaci¨®n y nobleza de la cantabilidad, el equilibrio y transparencia de sonido y la impostaci¨®n de una incisiva comunicatividad en un clima sereno y afectivo. En el Tr¨ªo en sol mayor de Haydn y en el En si bemol de Schubert brillaron al m¨¢ximo esos factores a trav¨¦s de un vivir y hacer vivir la m¨²sica que va mucho m¨¢s all¨¢ del mero interpretarla. Sorprendente tambi¨¦n result¨® el Tr¨ªo n¨²mero 2 de Joaqu¨ªn Turina, entendido antes como m¨²sica de aliento universal que como espa?olismo que el compositor sevillano deja asomar tan s¨®lo a modo de car¨¢cter o fen¨®meno latente.
Virtuosismo
Es dif¨ªcil reunir en un solo programa el virtuosismo de seis aut¨¦nticos maestros. El grand¨ªsimo violinista Ruggiero Ricci, m¨¢s que octogenario, desaf¨ªa el tiempo desde la monumental Chacona, de Bach; Los caprichos, de Paganini, o las p¨¢ginas a?adidas como propina de Kreisler o T¨¢rrega. La actuaci¨®n de tan singular "viejo prodigio" fue emocionante, y sobre el enorme ¨¦xito es preciso se?alar la honda conmoci¨®n de la audiencia ante el poder¨ªo y la humanidad del concertista ¨ªtalo-americano. Por su parte, el violonchelista Filipini y el contrabajista Franco Petracchi se unieron en la gracia feliz de Rossini en uno de los d¨²os en los que genio e ingenio marchan del brazo. Se sumaron a ellos el ejemplar violista Bruno Giuranna y dos solistas espa?oles bien conocidos, contrastados y admirados, el violinista V¨ªctor Mart¨ªn y el pianista zaragozano Agust¨ªn Serrano, para convertir en algo real uno de los grandes milagros Franz Schubert: el Quinteto de la trucha.
Hay que aclarar que la posibilidad de este conjunto excepcional de grandes maestros ha sido posible porque todos ellos dictan ense?anza en el curso internacional que dirige Luciano Gonz¨¢lez Sarmiento, que constituye piedra angular del verano musical. Ser¨¢ dif¨ªcil olvidar una noche art¨ªstica como la vivida entre los muros del Alc¨¢zar bajo el cielo abierto y limpio de Castilla.
Magisterio
No por conocido y entra?able deja de ser acontecimiento el magisterio pian¨ªstico de Alicia de Larrocha, con 70 a?os de ejercicio, pues lo inici¨® cuando s¨®lo contaba seis para el p¨²blico barcelon¨¦s. Alicia, desde hace mucho tiempo, es realidad e historia de la interpretaci¨®n espa?ola de signo universal. Cap¨ªtulo sencillo y egregio, tanto cuando aborda la Verseuce, la genial Barcarola, el melanc¨®lico nocturno inicial de la opus 32 o la Polonesa-fantas¨ªa, de Chopin, como a la hora de sentir y desvelar los intrincados misterios de la Iberia de Isaac Alb¨¦niz, despu¨¦s de penetrar en la po¨¦tica filorrom¨¢ntica y nacionalista de Joaqu¨ªn Turina. El Albaic¨ªn, dilecto de Debussy y Messiaen, El Puerto, Evocaci¨®n y el grito estent¨®reo de Navarra pon¨ªan fin a un programa que Alicia de Larrocha coron¨® con los encantos inimitables de Mompou, nuestro Federico el Grande. Programa tras programa, los de la 30? Semana de M¨²sica de C¨¢mara hacen del patio de Armas aula ejemplar y rinc¨®n de intimidades.
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