Bangemann
En relaci¨®n con el "fichaje" del comisario Bangemann por Telef¨®nica, afortunadamente ha sido casi un¨¢nime el rechazo que ha generado, con la destacable excepci¨®n de nuestro ministro del ramo y la d¨¦bil respuesta de sus propios compa?eros de comisi¨®n. Pero, sorprendentemente, pocas han sido las voces que en nuestro pa¨ªs han valorado la conducta de su contratante, el presidente de Telef¨®nica. Con la ley espa?ola en la mano (Ley de Incompatibilidades de Altos Cargos), si el comisario Bangemann fuese alto cargo espa?ol, su conducta ser¨ªa claramente ilegal. El hecho de que el presidente de Telef¨®nica haya pagado dinero (supongo que mucho) por algo que, de afectar a un funcionario espa?ol, ser¨ªa ilegal, merece un profundo rechazo moral y refleja una conducta impropia de quien preside la primera empresa de este pa¨ªs. Desde 1983 a 1996 he sido 11a?os miembro del Consejo de Administraci¨®n de Telef¨®nica en representaci¨®n del capital p¨²blico y, quiz¨¢ por ello, estoy especialmente indignado con comportamientos de la empresa que me parecen ¨¦ticamente reprobables y desmedidos: indemnizaciones supermillonarias, sueldos que multiplican varias veces los de los gestores anteriores, consejeros que provienen del ¨®rgano que deb¨ªa verificar la privatizaci¨®n, ofertas de prejubilaci¨®n a los 42a?os, que reflejan una consideraci¨®n de los empleados propia de los primeros a?os del capitalismo salvaje. ?Es ¨¦ste el modelo de gestores profesionales independientes que dec¨ªan que hab¨ªa que incorporar? ?Hay que interpretar el silencio del BBV, La Caixa y Argentaria, que se sientan en el Consejo de Administraci¨®n, como que comparten este estilo y estas decisiones?
El dinero no siempre lo compra todo ni a todos. Espero que las puertas de la nueva comisi¨®n que est¨¢ a punto de constituirse se cierren a Bangemann como si se tratara de un apestado, convirtiendo en fracaso la inversi¨®n que tan ufanamente (y con comparaciones de tan mal gusto) ha presentado el presidente de Telef¨®nica. Y que la sociedad espa?ola muestre el rechazo que le merece este comportamiento del presidente de la primera empresa de nuestro pa¨ªs. Al menos que quede humilde constancia p¨²blica del m¨ªo.-
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