La diferencia es noticia
Siempre hay una primera vez. Y, cuando esa vez es p¨²blica y diferente, suele ser noticia. Por vez primera, un ciudadano de religi¨®n musulmana ha conseguido la alcald¨ªa, o, m¨¢s exactamente, la presidencia de la ciudad aut¨®noma de Melilla. La elecci¨®n de Mustafa Aberchan ha provocado una considerable tormenta pol¨ªtica, un titular en la primera p¨¢gina de este peri¨®dico el domingo pasado -"Un musulm¨¢n preside Melilla con apoyo del GIL y socialistas"- y cinco cartas de protesta ante el Defensor por ese titular. Reprochan que el peri¨®dico destacase la religi¨®n del elegido como dato relevante.
El Defensor deplora tener que defender al peri¨®dico, porque su funci¨®n es justamente la contraria, pero cinco cartas y varias llamadas a la Redacci¨®n parecen representativas de un sector de lectores m¨¢s amplio y justifican una explicaci¨®n en vez de respuestas privadas.
La religi¨®n de cualquier persona pertenece al ¨¢mbito privado y debe preservarse siempre. Esta afirmaci¨®n ser¨ªa irreprochable si no fuese porque, en periodismo, el siempre o el jam¨¢s no tienen cabida. Hay excepciones que justifican la utilizaci¨®n de datos que pertenecen a la intimidad de las personas. Justamente cuando se trata de personas p¨²blicas que concurren a una competici¨®n electoral ante sus conciudadanos.
La religi¨®n -cualquier religi¨®n- marca pautas de comportamiento moral para los individuos que la profesan, y los electores tienen pleno derecho a conocer c¨®mo pueden influir tales pautas en su quehacer pol¨ªtico.
Un ejemplo claro: Francisco V¨¢zquez, alcalde de A Coru?a, se ha declarado p¨²blicamente cat¨®lico y contrario al aborto. Es uno de los pocos pol¨ªticos en ejercicio que se han pronunciado abiertamente sobre sus creencias. Una hipot¨¦tica candidatura de V¨¢zquez a la presidencia del Gobierno provocar¨ªa, sin lugar a dudas, alg¨²n debate sobre su actitud ante este asunto sin que ello supusiera inmiscuirse en su intimidad.
El propio Tribunal Constitucional tiene establecido, en jurisprudencia firme, que el recinto privado de las personas p¨²blicas es mucho m¨¢s estrecho que el de las privadas. Pero incluso todo este razonamiento sobra ante algo m¨¢s simple como es la elecci¨®n, por primera vez, de un ciudadano musulm¨¢n para presidir el gobierno local de Melilla.
El Libro de estilo recoge como una exigencia que "las informaciones deben "personalizarse". La profesi¨®n o cargo que desempe?a el protagonista de la noticia, su edad, estado civil y dem¨¢s circunstancias personales son elementos noticiosos de primer orden".
Claro que ser¨ªa intolerable destacar que un asesino o una mujer violada son de tal o cual religi¨®n, salvo que sea elemento determinante del suceso. Pero ?c¨®mo no va a ser relevante que el regidor de una ciudad espa?ola profese una religi¨®n distinta de la mayoritaria si adem¨¢s ocurre por vez primera y ha sido objeto de la atenci¨®n p¨²blica? Baste el ejemplo hist¨®rico de John F. Kennedy: su condici¨®n de cat¨®lico ante un electorado mayoritariamente protestante provoc¨® multitud de informaciones.
El Libro de estilo impone que el peri¨®dico sea respetuoso con las diferencias, incluidas las raciales, y prescribe, por ejemplo, que "el hecho de que una persona sea de raza negra no debe citarse en las informaciones a no ser que ello constituya un elemento fundamental de la noticia". ?sa ser¨ªa la excepci¨®n.
Ning¨²n musulm¨¢n hab¨ªa logrado hasta ahora alcanzar la presidencia de Melilla. ?sa es la novedad, y en publicarla no ve el Defensor ning¨²n tinte discriminatorio, xen¨®fobo o racista, ni, menos a¨²n, el intento de predisponer a nadie frente a los musulmanes, por recoger algunas de las imputaciones de los lectores.
Le?a al mono
Le?a al mono hasta que hable ingl¨¦s. ?se parece, a veces, el empe?o del peri¨®dico. La plaga de extranjerismos innecesarios que pueblan las p¨¢ginas est¨¢ adquiriendo proporciones alarmantes. Y las quejas de los lectores son cada vez m¨¢s numerosas. Primitivo Garc¨ªa Vega ha remitido al Defensor un ejemplar del pasado domingo -incluidos los suplementos- en el que ha subrayado los t¨¦rminos en ingl¨¦s y ha numerado los que m¨¢s se repiten. Su rastreo, incompleto por falta de tiempo, arroj¨® un saldo de 83 palabras o expresiones extranjeras.
No todas son evitables. Carece de sentido escribir camiseta para referirse al maillot que viste el l¨ªder del Tour. Ambas son palabras consagradas en cualquier idioma en el que se hable de ciclismo, e intentar el purismo radical ser¨ªa in¨²til. El uso avasalla al academicismo estricto. Pero Garc¨ªa Vega eligi¨® el d¨ªa en que se publica la lista de los fondos europeos y encontr¨® que una palabra expresamente proscrita por el Libro de estilo como es ranking se escribi¨® ?40 veces!, y, para colmo de males, de tres formas distintas: en cursiva, con acento de palabra llana y sin acento: no sirven lista, listado, relaci¨®n ni clasificaci¨®n.
El lector se?ala una informaci¨®n que comienza as¨ª. "En una ¨¦poca marcada por el outsourcing m¨¢s radical, el empresario valenciano Vicente Boluda parece dispuesto a demostrar que el modelo de integraci¨®n vertical tiene futuro". Los lectores se habr¨ªan conformado con que el presente fuese comprensible.
En el apartado denominado consultorio de inversiones se llega a publicar un texto perfectamente enigm¨¢tico para el 99,9% de los lectores, y puede que me quede corto. Se dec¨ªa que Iberdrola "ha asumido un objetivo de pay-out entre el 60% y el 65% para los pr¨®ximos a?os (...), esto implicar¨ªa un CAGR del dividendo del 6%". Afirma luego que "con un free float del 85% los principales accionistas son...". Se pretende informar de que "el mix de generaci¨®n de Iberdrola es el m¨¢s competitivo del mercado", y para demostrarlo se a?ade que "el 71% de su capacidad instalada acude al pool a un coste inferior a una peseta".
En un reportaje de El Pa¨ªs Semanal de ese domingo sobre el grupo musical con un nombre tan espa?ol como Jarabe de Palo, se escribi¨® que en los camerinos "se pelan un catering", y en otro momento que "Pau le pega un chillido politically correct". Y as¨ª hasta que dan ganas de pegar un grito en el castellano m¨¢s pol¨ªticamente incorrecto, el m¨¢s antiyanqui posible. No por ning¨²n sentimiento de xenofobia, claro que no. Por simple instinto de defensa del idioma. Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o tel¨¦fonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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