Toros sosos y aburridos
Nos han traido a Las Ventas toros franceses, para poner una nota m¨¢s de exotismo junto a la que ya proporciona el turismo variopinto que se reparte por los tendidos. Y como han venido de tan lejos, se dejaron la casta y la pujanza allende los Pirineos. Estos toros de Sim¨®n Casas, de los que s¨®lo se les dieron cinco, exhibieron una falta de fuerzas y una soser¨ªa exasperantes. Para esas alforjas ha sobrado el viaje. Cinco toros sosos y aburridos, pero cinco toros a los que pudo hab¨¦rsele cortado alguna orejita. Y aqu¨ª entra ya el fallo de los diestros. Dos espadas confirmantes de alternativa y otro ya algo curtido en estos trances. Los tres tuvieron a su alcance la posibilidad de tocar pelo. Si no lo consiguieron fue porque los tres equivocaron el planteamiento de las faenas y sucumbieron ante la rutina y el amaneramiento del pegapasismo imperante.
Occitania/Meca, Canales, Pacheco
Toros de Occitania (uno rechazado en el reconocimiento), de escasa presencia, algunos anovillados, flojos y muy sosos. 6? de Flores Tassada, con cuajo, inv¨¢lido. Fern¨¢ndez Meca, que confirm¨® alternativa: estocada corta trasera y tendida -aviso- y dobla el toro (silencio); estocada (petici¨®n minoritaria y vuelta). Canales Rivera: estocada trasera (vuelta muy protestada); estocada corta trasera (silencio). Carlos Pacheco, que confirm¨® alternativa: media tendida y descabello (palmas y tambi¨¦n pitos al saludar); tres pinchazos y estocada ca¨ªda (silencio). Plaza de las Ventas. 11 de julio. Un tercio de entrada.
Abri¨® el turno Fern¨¢ndez Meca, con un bichejo anovillado, que ya dobl¨® las manos en su encuentro con el picador. Sali¨® el toro de la suerte de varas con las caracter¨ªsticas que despu¨¦s dar¨ªa a conocer a lo largo de su lidia. En el ¨²ltimo trance tarde¨®, escarb¨® y floje¨®. Lo pas¨® el torero de Nimes con la mano derecha, sin llevarlo toreado. Tampoco parec¨ªa que la inspiraci¨®n para sentirse y gustarse con vena art¨ªstica andaba muy cerca del torero. No pasaba el torete por el lado izquierdo y nada vimos por aquel lugar. Aquello dio como resultado una faena vulgar y sin inspiraci¨®n, en esa l¨ªnea destajista que se lleva ahora.
En su segundo toro, tambi¨¦n anovillado, pero con algo m¨¢s de gas, anduvo de nuevo con malas trazas y maneras muy bastas. Tiene este chico muy mal gusto para el toreo y es una pena, porque afici¨®n y deseos de agradar no le faltan. Al citar por el pit¨®n izquierdo, mal colocado, dej¨® una ventana abierta entre la muleta y su pierna, el toro se col¨® por ella y le levant¨® los pies del suelo, sin consecuencias. S¨®lo al final de la faena, cuando se centr¨® mejor y le baj¨® la mano con m¨¢s seguridad, consigui¨® muletazos de mejor calidad. Esto demuestra que el diestro franc¨¦s tiene madera para conseguir cosas mejores.
El otro confirmante fue Carlos Pacheco, que ya ha tenido otras salidas en la plaza de Las Ventas en las que ha gustado. Tuvo un toro que empez¨® echando la cara arriba y al que hab¨ªa que torear con mando y largura. Se empe?¨® en hacerlo a la moda, encimista y trabajador, sin tener en cuenta las condiciones de la res, que exig¨ªan un intento de faena m¨¢s corto e inspirado, y no consigui¨® llegar a los tendidos. Con el inv¨¢lido que cerr¨® plaza, se puso por fi¨®n y voluntarioso, busc¨¢ndole las vueltas por distintos terrenos de la plaza y entre las ca¨ªdas y desplomes del animal y la falta de fuerzas para tomar la muleta que ¨¦ste llevaba consigo, nada pudo hacer.
Canales Rivera es el que ha tenido m¨¢s mimbres para cortar alg¨²n ap¨¦ndice. El torero de Barbate da la impresi¨®n de que sabe hacer las cosas. ?l ha sido quien mejor ha dibujado los muletazos. Pero, en esta ocasi¨®n, ha equivocado las faenas. Sus dos enemigos eran flojitos, sosos y suaves. Con toros de esa guisa se impone el cite desahogado y las faenas de pocos muletazos. Hay que darles distancia, rematar bien los muletazos y no buscar la cantidad por encima de la calidad. Pero Canales los atosig¨®, los sob¨® en demas¨ªa y los moli¨® y agobi¨® a derechazos.
En la faena a su primer enemigo fue en la que se puso m¨¢s de manifiesto este err¨®neo planteamiento. En m¨¢s de una ocasi¨®n, dio al astado la distancia adecuada y pudimos ver c¨®mo el toro llegaba con algo m¨¢s de alegr¨ªa al enga?o. A continuaci¨®n, el torero se empe?aba en el encimismo y en el intento de ligar los pases sin dar respiro y pasimonia al animal.
Lo mismo ocurri¨®, quiz¨¢ con m¨¢s evidencia, en el segundo de su lote. Pudo haberlo toreado de capa, de salida, y en lugar de decidirse a salirse toreando con ¨¦l a los medios o pasarlo con garbo andaluz a pies juntos, se fue para atr¨¢s, perdi¨¦ndole pasos, sin tener en cuenta que en el toreo hay que ir siempre hacia adelante.
Por todas estas circunstancias, los toros de Sim¨®n Casas se fueron al desolladero con las orejas en su lugar.
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