'Carpe diem'
"No s¨¦ nada de ciclismo. Cuando le conoc¨ª, Lance era un tipo calvo y mol¨®n con una gran sonrisa. Ahora tiene pelo. Pronto ser¨¢ mi marido. El ciclismo es su trabajo, no nuestra vida". Es enero de 1997. Kristin y Lance se cruzan, se miran y oyen campanas de felicidad. "La historia de amor que todas las madres les gustar¨ªa contar a sus hijas". Una love story de pel¨ªcula. A Armstrong, un tejano fanfarr¨®n, le hab¨ªan diagnosticado tres meses antes c¨¢ncer de test¨ªculos. Esos d¨ªas ha comenzado a someterse a duras sesiones de quimioterapia. No sabe cu¨¢l ser¨¢ su futuro. El 11 de febrero de 1998, Lance y Kristin Armstrong desembarcan en Cap Ferrat, en la Costa Azul, cerca de Niza, en un coche de alquiler, con siete maletas y un gato llamado Chemo (abreviatura de chemotherapy, quimioterapia). Un par de d¨ªas despu¨¦s, Lance Armstrong baja a Espa?a para correr la Vuelta a Andaluc¨ªa, su primera prueba ciclista desde octubre de 1996, y Kristin Armstrong comienza a escribir su diario. Es un diario privado hecho p¨²blico. Toda (o casi toda) la intimidad de la pareja en Internet. Es la contribuci¨®n de Kristin a la Lance Armstrong Foundation (www.laf.org), la fundaci¨®n puesta en marcha por el corredor para luchar contra el c¨¢ncer. Su lema es claro, cl¨¢sico y directo: carpe diem, aprovecha el d¨ªa.
Aquel febrero de 1998, el corredor m¨¢s fuerte de la actualidad es una persona que duda de su futuro como deportista, pero que, en palabras de Kristin, siente "alegr¨ªa, orgullo y gratitud por poder volver al pelot¨®n". Y ya su futura mujer (se casaron unos cuantos meses despu¨¦s) daba las claves del Lance Armstrong actual. "Lo que Lance ha adquirido en la vida es EQUILIBRIO. Antes s¨®lo actuaba por su mitol¨®gica bravura tejana, y ahora est¨¢ impulsado por algo m¨¢s, por algo m¨¢s maduro, m¨¢s inteligente, m¨¢s estrat¨¦gico, m¨¢s competitivo y m¨¢s importante. Se trata de pasi¨®n y narices en su forma m¨¢s cruda y primigenia, la que s¨®lo se puede adquirir despu¨¦s de haber mirado a la muerte cara a cara. Si yo fuera un ciclista rival, me echar¨ªa a temblar por lo que se me viene encima". Prof¨¦tica y encendida Kristin. Mujer enamorada. La fuerza detr¨¢s de las pedaladas inmensas del ciclista norteamericano que "acaba de tomar la salida en la carrera de la vida y pedalea deprisa, muy deprisa. Tiene ya la mentalidad de una persona mayor en lugar de la de un chico. Y eso es as¨ª porque ha escalado los puertos m¨¢s empinados que nadie pueda imaginar".
Kristin espera en casa mientras Armstrong sufre corriendo en Espa?a. Luego el ciclista se deprime, sufre un baj¨®n f¨ªsico y se vuelven a Estados Unidos. Regresan a Europa para correr la Vuelta y los Mundiales. Kristin espera y reza. Habla a diario por tel¨¦fono y prepara su segunda fiesta de carpe diem, el segundo aniversario del 2 de octubre de 1996, "el d¨ªa D (d¨ªa de diagn¨®stico de c¨¢ncer) de Lance", una cena ¨ªntima a la luz de las velas. Mientras cuenta su alegr¨ªa en el Tour de ahora mismo, Kristin siempre cita las patadas del ni?o que est¨¢ esperando. "Parece que va a tener las piernas de su padre, parece un ni?o Ninja. Pero del ni?o que nacer¨¢ en octubre pr¨®ximo empez¨® a hablar en su diario mucho antes, cuando empezaron a concebir la idea.
En diciembre de 1998 visitaron a un especialista en fertilizaci¨®n in vitro en Austin, Tejas. "Fue fant¨¢stico que, tras una intuici¨®n de ¨²ltima hora, decidiera congelar su esperma antes de empezar su tratamiento contra el c¨¢ncer". Armstrong le confiesa a Kristin que una de las mayores fuerzas para superar la enfermedad le lleg¨® del deseo de tener descendencia. En enero del 99 Kristin se somete a diferentes tratamientos. En abril le confirman que va a tener un hijo, s¨®lo uno. Y escribe: "Si Lance corre como el viento es porque el gran pap¨¢ Armstrong tiene una familia de la que cuidar".
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