El racismo interior XAVIER RIUS-SANT
SOS Racismo present¨® hace unos d¨ªas en Barcelona su informe anual sobre el racismo en el Estado espa?ol. El informe, que se realiza por cuarto a?o consecutivo, es una clara radiograf¨ªa tanto de los problemas legales y sociales que padecen los extranjeros extracomunitarios que viven en Espa?a como de las manifestaciones fascistas y racistas que surgen de la sociedad. Evidentemente, el informe recoge aspectos como el endurecimiento de la presi¨®n policial, las expulsiones y los centros de internamiento, la absurdidad de la pol¨ªtica de cupos, la desprotecci¨®n de los menores sin papeles y la frustraci¨®n que genera ver como la reforma de la Ley de Extranjer¨ªa que debate el Congreso de los Diputados queda muy por debajo de las expectativas generadas. Pero existe otro racismo mucho m¨¢s dif¨ªcil de valorar y cuantificar, como es ese racismo impl¨ªcito y casi siempre negado; ese "yo no soy racista, pero..." que rechaza t¨¢citamente el asentamiento de extranjeros entre nosotros o las estrategias sociales que las administraciones toman para hacer posible su integraci¨®n. Un caso paradigm¨¢tico es el del municipio de Manlleu, en la comarca de Osona, donde el anterior alcalde, el socialista Ramon Sitj¨¤, ha perdido las elecciones debido, seg¨²n coinciden todos los analistas, a la fuga de votos que provoc¨® la ayuda -considerada por muchos excesiva- hacia el millar de magreb¨ªes que viven en la poblaci¨®n. Manlleu es uno de los dos municipios catalanes donde se practic¨® con ¨¦xito hace dos a?os la pol¨ªtica de distribuir los alumnos magreb¨ªes entre la totalidad de las escuelas p¨²blicas y concertadas para evitar que acabaran concentrados en una sola que se convertir¨ªa en un gueto; estrategia que asust¨® a muchas escuelas concertadas, por lo que se fren¨® la repetici¨®n de dicha experiencia exitosa en otras comarcas y municipios. Pero lo que hizo perder votos al hasta hace poco alcalde han sido una serie de rumores que corr¨ªan por el pueblo sobre el trato de favor que hab¨ªa dado a los magreb¨ªes con los vales de ayuda econ¨®mica para familias necesitadas que expide la concejal¨ªa de Servicios Sociales. Mucha gente dec¨ªa que, aunque no lo hab¨ªa visto personalmente, le hab¨ªan contado que en un supermercado del barrio del Erm una mujer magreb¨ª llegaba a la caja con un carro cargado de productos de lujo, incluido alcohol, que pagaba con el vale municipal y que luego, como siempre, pretender¨ªa revender. Ello, seg¨²n radio macuto encend¨ªa a las amas de casa catalanas que hac¨ªan cola en el mismo supermercado, las cuales se negaban a pagar, con el consiguiente alboroto. Acto seguido llegaba el alcalde con la polic¨ªa municipal y pagaba la compra de todas para que callasen. Aunque pueda parecer infantil, esta historia inexistente circulaba en diferentes versiones por todo Manlleu, y seg¨²n recog¨ªa el pasado d¨ªa 25 de junio el rotativo El 9 Nou, muchos habitantes del barrio del Erm que siempre hab¨ªan votado socialista esta vez castigaron al alcalde por creer esta y otras historias sobre la excesiva ayuda que reciben las familias magreb¨ªes reci¨¦n llegadas. Trato de favor que resulta del todo falso, dado que de las 175 familias que han recibido ayudas durante los ¨²ltimos cuatro a?os por el consistorio, s¨®lo 52 eran magreb¨ªes. Tampoco el an¨¢lisis de la cuant¨ªa econ¨®mica de estas ayudas econ¨®micas para alimentos avala los rumores: 2.134.832 de pesetas para familias aut¨®ctonas, frente a 1.210.466 para las magreb¨ªes. Adem¨¢s huelga decir que los vales que da el Ayuntamiento no pueden ser canjeados por productos alcoh¨®licos. Y si tenemos en cuenta que en cuatro a?os la poblaci¨®n magreb¨ª de Manlleu ha pasado de 585 personas a 1.062, queda definitivamente claro que no han sido precisamente los reci¨¦n llegados, y por lo tanto los m¨¢s necesitados de pol¨ªticas de inserci¨®n, los principales perceptores de estas ayudas. Hace unos meses, en un municipio del Bages colindante con la comarca de Osona donde hay un bajo ¨ªndice de paro y una nula presencia de magreb¨ªes, en un foro c¨ªvico que se impuls¨® para debatir el modelo de municipio que se deseaba, cuando surgi¨® el tema de si era conveniente crear nuevas industrias se alz¨® m¨¢s de una voz con el siguiente argumento: "?Para qu¨¦ vamos a hacer m¨¢s f¨¢bricas?, ?para que pase como en Vic y Manlleu y vengan decenas de familias magreb¨ªes y desnaturalicen el pueblo?". Existe un racismo jur¨ªdico que castiga a los inmigrantes; existen unas mafias que traen inmigrantes estaf¨¢ndoles y oblig¨¢ndoles a arriesgar su vida; hay unas leyes discriminatorias que dificultan la integraci¨®n de quienes encuentran trabajo entre nosotros. Trabas que, como recoge el informe de SOS Racismo, hay que combatir presionando a la Administraci¨®n. Pero este racismo interior, esa desconfianza t¨¢cita que en Manlleu ha castigado a un alcalde, muestra que lamentablemente no basta con presionar a la clase pol¨ªtica, muestra que el racismo todav¨ªa est¨¢ muy arraigado en el subconsciente de la gente, muestra -y puede ser un p¨¦simo aviso para navegantes- que los alcaldes que impulsan estrategias de integraci¨®n y ayuda a los inmigrantes que llegan con las manos vac¨ªas pueden ser castigados ma?ana por su electorado.
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