Del fuego y las cenizas al olvido
Un a?o despu¨¦s, los negros bosques y la ceniza han dejado paso a monta?as peladas donde apenas hay vegetaci¨®n. Hoy se cumplen 365 d¨ªas del ¨²ltimo gran incendio de Catalu?a, que arras¨® 27.000 hect¨¢reas de bosques y sembrados de las comarcas del Bages, el Solson¨¨s, la Segarra y el Anoia. Y no ha variado en exceso el terreno de juego en el que se dirime el futuro de los bosques y de la extinci¨®n de incendios en Catalu?a. La gente del campo sigue sinti¨¦ndose desprotegida; los sindicatos agrarios pr¨®ximos al Gobierno de Converg¨¨ncia i Uni¨® afirman que se sienten escuchados por la Administraci¨®n. Uni¨® de Pagesos, en cambio, mantiene la queja porque todav¨ªa no han cobrado los 1.100 millones de pesetas que, aseguran, la Administraci¨®n les prometi¨®. Y la atenci¨®n de las pol¨ªticas de extinci¨®n de incendios ha mejorado, aunque eso mismo ocurri¨® despu¨¦s de los grandes incendios de 1994 -que tambi¨¦n azotaron las comarcas del Solson¨¨s y el Bages- y posteriormente se levant¨® el pie del acelerador de las pol¨ªticas para prevenir los incendios forestales. Los bosques afectados por el incendio son la imagen de la desolaci¨®n; pero, a pesar el vac¨ªo, la labor de tala de los ¨¢rboles no ha llegado all¨ª donde se pretend¨ªa. Se ha cortado menos del 50% de la zona quemada y la madera que a¨²n est¨¢ en el bosque por talar ha sufrido una importante devaluaci¨®n. Primero porque ha perdido peso, en torno al 30% o el 40%, lo que notar¨¢ cada propietario forestal en el momento de pasar por la b¨¢scula del aserradero. Y en segundo lugar porque la madera en muchos casos est¨¢ afectada por par¨¢sitos o no tiene la medida suficiente para entrar en el grupo de la de primera calidad, la que sirve para palos de los que se utilizaban, por ejemplo, en instalaciones de redes el¨¦ctricas o telef¨®nicas. Esta necesidad de sacar el excedente de madera con urgencia ha llevado recientemente al Consorcio Forestal de Catalu?a a firmar un acuerdo con una empresa de Cella (Teruel) para vender la madera fuera de la comunidad catalana, donde los aserraderos est¨¢n al completo. Las ayudas inmediatas del Gobierno catal¨¢n a los payeses afectados por el incendio del a?o pasado llegaron con mayor celeridad que en 1994. Sin embargo, no todo est¨¢ resuelto y un a?o despu¨¦s los afectados reclaman a trav¨¦s de Uni¨® de Pagesos el pago de 1.100 millones por los trabajos de extracci¨®n y regeneraci¨®n del bosque. No se trata de un impago propiamente dicho, sino de una falta de voluntad pol¨ªtica, ya que el Ejecutivo no ha desarrollado la legislaci¨®n para que estos pagos se puedan realizar. La regeneraci¨®n natural en la zona afectada por el incendio del a?o pasado tampoco ha llegado. En alguna parte, como la zona de Castelltallat, la Diputaci¨®n de Barcelona ha hecho una prueba de siembra a¨¦rea cuyos efectos est¨¢n por ver. De momento, los t¨¦cnicos consideran que la regeneraci¨®n que puede producirse es de encinas y robles, mientras que el pinar (de Pinus nigra) dif¨ªcilmente nacer¨¢ espont¨¢neamente. T¨¦cnicos del Centro Tecnol¨®gico Forestal del Solson¨¨s consideran que la inversi¨®n necesaria para la regeneraci¨®n ser¨ªa de 300.000 pesetas por hect¨¢rea, una cifra que no es asumible por los propietarios. En algunos casos, lo que se plantea es apostar por replantaciones de nuevas especies que est¨¦n subvencionadas por la Uni¨®n Europea (UE). El verano se presenta en el centro de Catalu?a con la misma preocupaci¨®n que en a?os anteriores. Se ha incrementado algo la vigilancia, eso s¨ª, sin que las dos administraciones que tienen planes en este sentido, la Generalitat y la Diputaci¨®n, se hayan puesto de acuerdo. El Gobierno catal¨¢n tambi¨¦n ha avanzado en algunas acciones experimentales, como los planes de protecci¨®n perimetral de las Gavarres y del Moian¨¨s, pero no ha conseguido cambiar la sensaci¨®n de inseguridad de los agricultores catalanes. Como opina un propietario de una casa de Riner (Solson¨¨s), "no s¨®lo el bosque se ha quemado, la gente tambi¨¦n est¨¢ quemada".
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