L"Espineta de Barral cumple 25 a?os JORDI GARC?A-SOLER
Han pasado ya 10 a?os desde la prematura muerte de Carlos Barral, la primera muerte prematura de una serie que se nos llev¨® tambi¨¦n, entre otros, a Jaime Gil de Biedma y Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo. Pero la memoria de Carlos Barral, personaje irrepetible donde los haya, sigue muy viva en el recuerdo de sus muchos amigos. Sigue viva tambi¨¦n en L"Espineta, el siempre divertido bar situado en primer¨ªsima l¨ªnea de mar en Calafell, a pocos pasos de la espl¨¦ndida botiga de pescadores que fue la residencia de la familia Barral durante tantos a?os y que ahora, finalmente, parece que pasar¨¢ a convertirse en la sede de una fundaci¨®n dedicada al recuerdo de Carlos Barral y su obra. Han tenido que transcurrir dos lustros para que el Ayuntamiento de Calafell reconociese al fin que la gran relaci¨®n que Carlos Barral tuvo durante toda su vida con la poblaci¨®n, reflejada en buen n¨²mero de p¨¢ginas de su obra, deb¨ªa tener una concreci¨®n perenne. L"Espineta, el bar de los Barral, acaba de celebrar sus primeros 25 a?os de existencia. Naci¨® casi en los ¨²ltimos estertores del franquismo, en aquel ambiente entre resistencial y l¨²dico que de alg¨²n modo impregn¨® a la barcelonesa gauche divine, pero lo hizo en Calafell, una poblaci¨®n que entonces apenas contaba para este sector de la sociedad catalana, mucho m¨¢s partidario del Empord¨¤ en general y de la Costa Brava en particular. Muy pronto L"Espineta fue, de la mano de Carlos Barral y de su esposa, Yvonne, y tambi¨¦n de la de sus hijos, un lugar de acogida y encuentro, un refugio ins¨®lito entre la vor¨¢gine de los locales para el consumo tur¨ªstico m¨¢s o menos masivo. Recuerdo, por ejemplo, largas noches de distendida y en ocasiones an¨¢rquica y b¨¢quica conversaci¨®n, con L"Espineta como escenario, con protagonistas tan interesantes como el propio Carlos Barral, evidentemente, pero tambi¨¦n algunos de sus amigos m¨¢s conocidos, desde Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y Mario Vargas Llosa hasta Jorge Edwards, Jos¨¦ Donoso o Alfredo Bryce Echenique -eran aqu¨¦llos, claro est¨¢, tiempos del llamado boom literario latinoamericano-, pasando por Ricardo Mu?oz Suay, Juan Mars¨¦, Ana Mar¨ªa Moix y tantos otros. Eran aqu¨¦llas unas tertulias siempre abiertas a la participaci¨®n de todos, incluso de los m¨¢s j¨®venes, que a menudo asist¨ªamos con estupor a las enconadas pero siempre divertidas discusiones de unos personajes que eran para nosotros aut¨¦nticos referentes intelectuales. Aquellas apasionadas y apasionantes tertulias, en las que se debat¨ªa sin concesiones sobre todo lo divino y lo humano -de literatura y de cine, de pol¨ªtica y de arte...-, sol¨ªan terminar entrada ya la madrugada tras el trasiego de importantes cantidades de alcohol por parte de todos o casi todos los contertulios. L"Espineta sigue siendo ahora un referente l¨²dico y cultural en la vida de Calafell. Lo sigue siendo a pesar de que ya no est¨¢ ah¨ª la figura irrepetible e inolvidable de Carlos Barral, que nos dej¨® hace ya 10 a?os, ni est¨¢n tampoco las de tantos de sus amigos que frecuentaron el local en a?os lejanos. L"Espineta sigue siendo un referente, en modo alguno nost¨¢lgico, de un mundo singular que supieron crear Carlos e Yvonne Barral, junto a sus hijos, en unos a?os en que el solo hecho de conversar en libertad y alegremente constitu¨ªa no s¨®lo un gran placer sino tambi¨¦n un aut¨¦ntico acto revolucionario. L"Espineta es ya, de hecho, un recuerdo perenne de Carlos Barral, aquel personaje poli¨¦drico y polifac¨¦tico -editor, poeta, memorialista, narrador, senador, promotor de tantas y tan variadas iniciativas c¨ªvicas y culturales, y por encima de todo hombre de mar y marinero- que supo hacer de Calafell, y de modo muy concreto de L"Espineta, un refugio particular abierto de par en par.
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