La Kfor toma el control de las empresas de Kosovo
ENVIADO ESPECIALCuando el pasado 10 de junio el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic apareci¨® en la televisi¨®n y asegur¨® a los ciudadanos serbios que "Kosovo no se ha perdido", probablemente cre¨ªa que la ocupaci¨®n de la OTAN ser¨ªa de car¨¢cter militar, pero tal vez ignoraba que entre los hombres vestidos con ropajes mimetizados, acantonados en la frontera de Macedonia, se encontraban los futuros gerentes de facto de las empresas b¨¢sicas de Kosovo, dispuestos a atacar al jerarca serbio en su propio bolsillo.
Todos son conscientes de que del camino econ¨®mico que emprenda Kosovo depender¨¢ su futuro pol¨ªtico. La ventaja, y el inconveniente, es que todo est¨¢ por dise?ar, desde las infraestructuras m¨¢s b¨¢sicas hasta las grandes directrices macroecon¨®micas. Por ello, y cuando muchos albanokosovares refugiados a¨²n no hab¨ªan regresado, las tropas de la fuerza internacional para Kosovo (Kfor) tomaron pleno control de las empresas m¨¢s importantes para la marcha del pa¨ªs, colocaron a oficiales suyos al frente de ellas y nombraron nuevos administradores, a menudo un serbio y un albanokosovar. Desde el primer momento, los lazos econ¨®micos con Serbia han quedado pr¨¢cticamente cortados. La electricidad que surte a la regi¨®n, y que antes llegaba desde Serbia a trav¨¦s de la compa?¨ªa Elektropriveda, en la que seg¨²n diversas informaciones tiene intereses Milosevic, llega ahora desde Albania. La Kfor controla la empresa el¨¦ctrica provincial (Kosovaelektra) y las dos compa?¨ªas electricas serbias establecidas en la zona (la citada Elektropriveda y Beogradelektrik) tienen sus sedes clausuradas. Los ingenieros militares brit¨¢nicos se afanan por reabrir las minas de carb¨®n cercanas a Pristina y las dos centrales t¨¦rmicas que se abastecen de dichas minas. Y ello por dos razones: las reservas de carb¨®n para la producci¨®n de electricidad se agotar¨¢n en un mes, y la llegada del invierno puede resultar catastr¨®fica con el insuficiente suministro actual procedente de Albania. Los recibos de tel¨¦fono, agua y electricidad no se pagan, en perjuicio directo de las compa?¨ªas serbias Posta Serbije y Telekom. No hay comercio con la regi¨®n de norte y el incipiente mercado kosovar - "econom¨ªa de mercadillo", seg¨²n una fuente diplom¨¢tica- est¨¢ inundado de productos de Grecia, Bulgaria y Macedonia.
Con otra perspectiva, algunos altos funcionarios de la ONU miran hacia adelante. "Es fundamental trabajar no s¨®lo en el regreso en buenas condiciones de los refugiados sino en la reconstrucci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs a largo plazo", se?ala Marc Mallow Brown, responsable del programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Sin embargo, se teme que la reconstrucci¨®n econ¨®mica de Kosovo favorezca a Serbia (lo cual es l¨®gico, ya que siguen formando parte del mismo pa¨ªs) e incluso a Milosevic y a su entorno, al que se le atribuyen intereses directos en al menos tres compa?¨ªas fundamentales en la econom¨ªa de Kosovo dedicadas a la explotaci¨®n de minas de plomo al norte de la regi¨®n (una de las cuales est¨¢ ahora bajo el control directo del Ej¨¦rcito franc¨¦s), a la distribuci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica y al sistema de telefon¨ªa m¨®vil.
Los responsables internacionales no parecen dispuestos a darle la m¨¢s m¨ªnima oportunidad al presidente yugoslavo. Desde el pasado 13 de junio, tropas de los diversos contingentes estacionados en Kosovo son los encargados de supervisar directamente la puesta en marcha de las empresas b¨¢sicas para la econom¨ªa del pa¨ªs. Un ejemplo de ello son las minas de Oblidic y Belacuac, situadas a pocos kil¨®metros de la capital kosovar Pristina y que surten de carb¨®n a dos centrales t¨¦rmicas pr¨®ximas. El mayor Joe Fuller, del 26 escuadr¨®n acorazado de ingenieros de Reino Unido, est¨¢ al frente de las explotaciones. Aunque oficialmente se han nombrado a dos codirectores, lo cierto es que est¨¢ prohibido hablar con ellos. Las oficinas de los principales bancos yugoslavos, Yugobank, Bankos e Investbank, permanecen cerradas cuando no totalmente destruidas. El ¨²nico banco que opera en estos momentos en Kosovo es el Montenegrobank, signo inequ¨ªvoco de por d¨®nde va a ir la colaboraci¨®n de la administraci¨®n internacional. La mayor¨ªa de los albanokosovares no tienen reparos en mostrar su simpat¨ªa por Montenegro. Sus principales figuras sociales tampoco. (Una de ellas, Veton Surroi, editor del diario Koha Ditore, suele decir que en Yugoslavia hay tres sistemas. "Una dictadura fascista en Serbia, un protectorado en Kosovo y una democracia en Montenegro"). Esta popularidad aument¨® esta semana con el anuncio por parte de la entidad montenegrina de que pagar¨ªa las pensiones domiciliadas en su entidad a sus clientes albanokosovares, incluyendo los atrasos debidos al exilio en los campos de refugiados. En realidad, una declaraci¨®n de buenas intenciones, teniendo en cuenta la destrucci¨®n de documentos personales y registros llevada a cabo por la polic¨ªa y los paramilitares serbios, que ha sumido al pa¨ªs en un caos administrativo del que muy pocos saben c¨®mo saldr¨¢.
El golpe m¨¢s duro para la econom¨ªa serbia ser¨¢, sin embargo, la privaci¨®n de los ingentes recursos de materias primas que supon¨ªa Kosovo hasta el pasado junio. En ese momento, la regi¨®n abastec¨ªa de electricidad al resto del pa¨ªs y representaba el 74% de los recursos de manganeso, el 50% de n¨ªquel y el 48% de plomo. Los equipos del Banco Mundial ya est¨¢n estudiando las posibilidades de la regi¨®n, e incluso, seg¨²n una fuente diplom¨¢tica, se baraja seriamente la opci¨®n de dotar de una divisa propia a Kosovo, con lo que el divorcio econ¨®mico del resto de Yugoslavia ser¨ªa bendecido oficialmente. Por el momento, los albanokosovares ya han adoptado su propia moneda, el marco alem¨¢n, con el que han comenzado a trabajar en todos los niveles, incluyendo la econom¨ªa dom¨¦stica, intercambiando cada vez menos dinares yugoslavos. Los europeos presentes coinciden en la misma afirmaci¨®n al presenciar este cambio. Es un buen ensayo de la moneda ¨²nica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.