La cara y la cruz
Ruiz-Gallard¨®n y ?lvarez del Manzano son la cara y la cruz de una misma moneda, dos formas de gobernar para lo mismo y para los mismos, pero el presidente auton¨®mico trata de salvar la cara y el alcalde nos impone su cruz convirtiendo la ciudad en v¨ªa crucis penitencial, G¨®lgota y Calvario de nuestros inn¨²meros pecados.Un chiste clandestino de los a?os del franquismo contaba la odisea de un cura progre al que le tocaba predicar la Semana Santa en un pueblo de convicciones profundamente falangistas, donde era constumbre trazar alg¨²n paralelismo entre las figuras del Mes¨ªas y del Gran Ausente. Amenazado por los capitostes locales y con graves problemas de conciencia, el sacerdote iniciar¨ªa su serm¨®n con estas palabras: "Amad¨ªsimos hermanos, iba Nuestro Se?or Jesucristo por la calle de la Amargura, hoy avenida de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera...". Algunos ciudadanos penitentes preparan una iniciativa para rebautizar como calle de la Amargura a la Gran V¨ªa, que tambi¨¦n se llam¨® avenida de Jos¨¦ Antonio sin que la denominaci¨®n cuajara porque los madrile?os se hicieron los sordos. La moci¨®n no triunfar¨¢ porque la Gran V¨ªa siempre ser¨¢ la Gran V¨ªa por muy grandes que sean los estragos que en ellas se acometan, pero no faltan en el callejero firmes candidatas a ostentar tan piadosa denominaci¨®n.
Claro, que la amargura de hoy, nuestra amargura urbana y contempor¨¢nea, necesita algo m¨¢s que una calle para desfogarse; se merece por lo menos una avenida, una amplia y moderna avenida flanqueada por edificios singulares, la nueva Castellana, encrucijada donde confluyen los intereses auton¨®micos y municipales. Al c¨¦sar lo que es del c¨¦sar y al siervo de Dios y del Ayuntamiento lo que le corresponde en esta ingente operaci¨®n especulativa, a cargo del INRI (Instituto Nacional de Recalificaciones Inteligentes), una operaci¨®n que sumar¨¢ miles de pisos vac¨ªos de precio libre y miles de oficinas vac¨ªas de lujo a los miles y miles de pisos vac¨ªos y de bloques de oficinas vac¨ªos que, incomprensiblemente ajenos a la ley de la oferta y la demanda, siguen subiendo de precio en la ciudad de Madrid y sus alrededores.
El Ayuntamiento y la Comunidad reparten la misma amarga medicina, pero con diferentes f¨®rmulas. La Comunidad le pone m¨¢s excipiente para mejorar el sabor y que no pongamos tanta cara de asco al trag¨¢rnosla. El Ayuntamiento, por ejemplo, ha puesto al frente de la seguridad del municipio a una ex juez, de la c¨¢scara amarga, partidaria del jarabe de palo y dispuesta a ser "la ley al este y al oeste del Manzanares" para expulsar a los pieles rojas, pies negros, y confinarlos en sus reservas. Fiel a su vocaci¨®n y formaci¨®n legal, la ex juez concejal se subleva si alguien pronuncia cerca de ella la palabra "ilegales" sin distinguir si son asentamientos humanos o humanos sin asentamiento ni papeles.
Sin embargo, Ruiz-Gallard¨®n, que es generoso con el excipiente, ha nombrado consejera de Cultura a Alicia Moreno, una mujer que se define de izquierdas y tiene fama de profesional honrada, competente y eficaz. Doble f¨®rmula magistral a la que se a?ade, como un ingrediente m¨¢s, la juventud, pues entre los injustificados privilegios de los pol¨ªticos est¨¢ el de seguir siendo j¨®venes a los 41 a?os, como Alicia, y m¨¢s. Lo que, sin duda, expresa el grave envejecimiento de uno de los oficios m¨¢s viejos del mundo. En comparaci¨®n con otras ¨¢reas, con la del Urbanismo por ejemplo, la Consejer¨ªa de Cultura puede ser una consejer¨ªa excipiente, pero los pacientes que nos tragamos las p¨®cimas y los enjuagues de nuestros gobernantes lo agradecemos.
La ciudad est¨¢ congestionada y ellos siguen empe?ados en engordarla artificialmente para que sea m¨¢s rentable y pronto sus sacrificios y su cad¨¢ver se vendan mejor en el mercado. La ciudad crece, pero su censo electoral disminuye preocupantemente, mientras se multiplica el n¨²mero de inmigrantes sin papeles que no pueden votar ni tampoco pagar un alquiler o una hipoteca en los innumerables habit¨¢culos en oferta. Y as¨ª, hasta que la entrop¨ªa acabe con todo, una fecha que, seg¨²n Nostradamus y Rappel, est¨¢ a la vuelta de la esquina.
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