El ¨²ltimo afilador

Cuando muri¨® su padre, el pasado 11 de noviembre, a los 72 a?os, parte de la memoria de la ciudad se qued¨® hu¨¦rfana. "Desde ese d¨ªa empezaron a compararnos y, eso, para m¨ª, es un honor, porque el maestro siempre fue ¨¦l. Pero yo llevaba trabajando ocho a?os solo, en la sombra; as¨ª que s¨¦ lo que hago", dice. Manuel Oc¨®n se sabe el ¨²ltimo representante de un oficio familiar que tarda en aprenderse tres a?os, inici¨® su abuelo y, ahora, acabar¨¢ con ¨¦l. "A nadie le interesa ser afilador; un aprendiz me hundir¨ªa el barco, no da para tanto y, como s¨®lo tengo una hija que no quiere ni pasar por la puerta del taller, esto se acaba", asume. El taller de los Oc¨®n lleva 63 a?os abierto, sin cerrar un d¨ªa por vacaciones, en el muy malague?o pasaje de Chinitas, junto al m¨ªtico caf¨¦ cantante que popularizara en una copla Lorca. Todo ese tiempo con el mismo motor de medio caballo sacado de los desperdicios de la guerra civil que mueve su banco de afilar: "Lleva una piedra o muela del grano 40 y un disco de fieltro, untado con un poco de esmeril y cola de patata; el motor va a 2.500 revoluciones", relata pedag¨®gicamente Manolo Oc¨®n -al que llaman El m¨²o del pasaje, porque no cesa de dar charla a los clientes, "como en los tiempos en los que la prisa no exist¨ªa"- desde su alquilado y diminuto local, el negocio m¨¢s antiguo del pasaje. Oc¨®n, de 40 a?os, estudi¨® para maestro de escuela y acab¨® ejerciendo, como su padre, de pedagogo con los clientes a los que surte de an¨¦cdotas y saberes cabales o peregrinos. "Ent¨¦rate que, en el ojo, caben 32 enfermedades", cuenta a un habitual de la tertulia. Ahora es el albacea de la biblioteca de su progenitor. Este tesoro, que el Ayuntamiento pretende quedarse en donaci¨®n, pasa por ser el segundo de la provincia en su g¨¦nero, con m¨¢s de 5.000 vol¨²menes, la gran mayor¨ªa, de temas malague?os. La biblioteca fue creada por el padre de Manuel Oc¨®n bajo preceptos que ahora repite su hijo: "Una buena biblioteca es como una casa: debe tener cuatro puntales; primero, El Quijote; segundo, la Biblia; tercero, un buen diccionario; y cuarto, la historia de la ciudad donde hayas nacido, que en este caso fue la que public¨® el siglo pasado don Francisco Guill¨¦n Robles. Con esos cimientos, puedes levantarla". Su anexo documental es tambi¨¦n muy preciado: 50 ¨¢lbumes de fotos con 52 fotograf¨ªas cada uno, que guardan m¨¢s de un siglo de M¨¢laga, un ¨¢lbum con todos los alcaldes de la ciudad, m¨¢s otras 300 fotograf¨ªas de paisanos ilustres, desde Vicente Espinel a Antonio Banderas, pasando por Emilio Prados, Rosario Pino, Fray Leopoldo de Alpandeire, Anita Delgado (la majaran¨ª de Khapurtala), Pablo Picasso, Rafaela Aparicio o el mismo Eugenio Chicano. Parte de la galer¨ªa ocupa las paredes del taller y se ha hecho tan popular, que los pr¨®ceres de la ciudad babean por estar en ella. "Se ha convertido en algo pol¨ªtico; que un afilador valore a un abogado m¨¢s que a otro no se asume; choca que alguien al que todos suponen analfabeto y pat¨¢n, sea admirado por intelectuales y respetado por obreros". Entonces sale a relucir la herencia del Oc¨®n padre: la diplomacia del tendero, que le hac¨ªa ser "de derechas con los de derechas y comunista perdido con los comunistas". "?Que si me siento obrero o intelectual? Ah¨ª no quiero retratarme", dice El M¨²o, el ¨²ltimo maestro cuchillero.