M¨¢s all¨¢ del simplismo CARLES CAMPUZANO
Afrontar el debate sobre la inmigraci¨®n desde el simplismo y la obviedad tiene el riesgo de equivocar el diagn¨®stico y errar en las soluciones. Afrontar la cuesti¨®n adem¨¢s desde la demagogia f¨¢cil, tanto la conservadora como la supuestamente progresista, puede ser peligroso, entre otras cosas porque cuando hablamos de inmigraci¨®n hablamos tambi¨¦n, y a veces de manera fundamental, de sensaciones y sentimientos de la gente, de toda la gente que vive y trabaja en Catalu?a, sea inmigrante o catalana, y los sentimientos y las sensaciones necesitan prudencia y sentido com¨²n cuando se abordan desde el ¨¢mbito p¨²blico. Dicho esto, hemos de recordar que desde hace tiempo y desde diversos sectores sociales se nos viene advirtiendo de la necesidad de cambiar de chip respecto al fen¨®meno de la inmigraci¨®n en nuestro pa¨ªs. Se nos advierte que con un discurso p¨²blico sobre la inmigraci¨®n que enfatiza sus aspectos problem¨¢ticos y negativos, con una Ley de Extranjer¨ªa que degrada a las personas y es ineficaz desde la perspectiva del control de flujos, con unas pol¨ªticas de integraci¨®n social de la inmigraci¨®n no suficientemente robustas, con otra para el desarrollo del Magreb y ?frica quiz¨¢s poco imaginativa y valiente, con los riesgos de mezclar marginalidad y miseria con inmigraci¨®n e intolerancia, lo que hasta ahora no ha sido un problema pol¨ªtico y social, como s¨ª lo ha sido y lo es en otros estados europeos, lo puede acabar siendo en el Estado espa?ol. Ca n"Anglada, entonces, se nos aparece como advertencia para evitar un futuro que nadie desea. Y creo que somos una mayor¨ªa los que coincidimos en ese an¨¢lisis, un an¨¢lisis que centra su atenci¨®n en el cambio de la Ley de Extranjer¨ªa como eje de ese nuevo chip que debemos asumir todos. Hoy estamos ya dise?ando un nuevo marco legal que sustituya a la actual Ley de Extranjer¨ªa, una ley elaborada en 1985 por el Gobierno socialista, hoy claramente superada por la realidad, y que no ha servido a los objetivos que afirmaba proteger, ni ha consagrado la defensa de los derechos ni las libertades de los extranjeros tal y como reza en su t¨ªtulo. Tampoco ha ordenado de manera diligente los flujos migratorios tal y como configura su articulado. Todo lo contrario. La Ley de Extranjer¨ªa se ha convertido en un instrumento que degrada a la persona, que entroniza la discriminaci¨®n, que aboca a miles de inmigrantes a la irregularidad administrativa como primer paso hacia la marginalidad social, que olvida cualquier pretensi¨®n de articular una pol¨ªtica de inmigraci¨®n orientada hacia la integraci¨®n social, que en definitiva es un mal instrumento para responder con eficacia a los retos que los fen¨®menos migratorios van a suponer para nuestra sociedad en los pr¨®ximos a?os. Y es una ley que en esta legislatura, en el Congreso de los Diputados, tenemos la oportunidad de modificar. En efecto, con la toma en consideraci¨®n, el 16 de junio de 1998, de la proposici¨®n de ley de integraci¨®n social de los inmigrantes presentada por Converg¨¨ncia i Uni¨®, as¨ª como de otros dos textos de IU e IC, se iniciaba en el Congreso un tr¨¢mite largo, pero orientado hacia la sustituci¨®n de la ley socialista de 1985 por un nuevo texto legal. Hoy los trabajos de la correspondiente ponencia parlamentaria est¨¢n muy avanzados y gozan de un ampliado consenso los ejes de la nueva legislaci¨®n, una nueva legislaci¨®n que va a consagrar la plena igualdad de derechos y deberes c¨ªvicos y sociales de los inmigrantes con el resto de la ciudadan¨ªa (en materia educativa, sanitaria, prestaciones sociales, justicia gratuita, oferta p¨²blica de empleo, vivienda, reagrupaci¨®n familiar...). Se trata de una nueva ley que ha de introducir mayores garant¨ªas para evitar los abusos de la Administraci¨®n consular en materia de concesi¨®n de visados, una nueva ley que ha de evitar una de las principales consecuencias negativas de la vigente ley,
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