Blair congela el sueldo a la reina
El Gobierno recorta los gastos de Isabel II, que ha recibido 5.000 millones de pesetas de m¨¢s en los ¨²ltimos 10 a?os
La soberana inglesa, una de las mujeres m¨¢s ricas del mundo, se ha tomado en serio lo de ahorrar. Frecuenta los vuelos y trenes regulares en sus visitas oficiales, con lo que ha economizado 1.250 millones de pesetas. En sus palacios y residencias, Isabel II ha decidido ser tambi¨¦n austera, y las cuentas del gas y la electricidad han bajado visiblemente. A la ciudadan¨ªa le divierte imaginar un Buckingham Palace a oscuras para no gastar tanta luz. Pero el Gobierno laborista no est¨¢ tan contento. Ha descubierto con sorpresa que la reina habr¨¢ recibido del Estado a finales de siglo 20 millones de libras m¨¢s de lo previsto (5.000 millones de pesetas).La lista civil, las dietas que tanto ella como su esposo y la reina madre reciben todos los a?os para sostener sus deberes p¨²blicos, va a ser revisada por el ministro de Finanzas, Gordon Brown, seg¨²n el rotativo The Independent. Escoc¨¦s austero y frugal, Brown le ha echado un vistazo a las cuentas de Isabel II y ha comprobado que los 8,9 millones de libras (m¨¢s de 2.200 millones de pesetas) anuales fijados en 1991 por el anterior ejecutivo tory no contemplaban los vaivenes de la inflaci¨®n.
El equipo que dirig¨ªa el entonces primer ministro John Major estim¨® que la elevaci¨®n del nivel de los precios rondar¨ªa el 7,5% hasta finales de 1999. Dado que el IPC actual es del 2,5% y la casa de Windsor ha gastado menos de lo previsto en esta ¨²ltima d¨¦cada, el aplicado Brown calcula que el tr¨ªo real ha recibido del contribuyente 20 millones de libras (5.000 millones de pesetas) m¨¢s de lo pretendido. Como la tradici¨®n ha impedido hasta la fecha reducir el monto de la lista civil, el ministro ha pensado en congelarle la paga a la reina para compensar los abultados pagos del pasado. Una expresi¨®n que no ha gustado nada en c¨ªrculos palaciegos.
"La soberana no recibe paga alguna. La lista civil la decide el Gobierno una vez analizado el c¨¢lculo de los gastos anuales remitido por la Casa Real. Ese es el dinero que le permite a Isabel II atender sus deberes p¨²blicos", han se?alado sus portavoces. Acostumbrado a cuadrar todas sus cuentas, Gordon Brown cree, por el contrario, que ciertas convenciones hist¨®ricas deben cambiar. Aunque la lista civil es una subvenci¨®n anual, sus condiciones s¨®lo son revisadas cada decenio. Lapso demasiado prolongado para al actual Gabinete, atendiendo la inestabilidad de los mercados mundiales. Si los ministerios rinden cuentas cada trienio, lo mismo podr¨ªa suceder con la asignaci¨®n m¨¢s selecta salida de Whitehall, el barrio del Ejecutivo brit¨¢nico.
De momento, la discreci¨®n es absoluta por ambas partes. Si el Tesoro afirma que "estudia la posible modificaci¨®n de los t¨¦rminos de la lista civil", el palacio de Buckingham es igualmente exquisito: "La suma final la fija el Gobierno y la reina tambi¨¦n paga con ella a los equipos de esta residencia as¨ª como a los del castillo de Windsor y los Archivos Reales". O dicho de otro modo, no es un dinero gastado a la ligera. Ansiosa por recuperar los favores de la ciudadan¨ªa, la casa real inglesa no quiere ser tildada de fr¨ªvola. Ser presentados ahora como unos manirrotos dar¨ªa al traste con el esfuerzo renovador emprendido a toda prisa tras la muerte de Diana de Gales. Con gestos como el protagonizado recientemente por la monarca, que se acerc¨® hasta la casa de Susan McCarron, seleccionada dentro de un programa de ayudas sociales en Glasgow, a tomar el t¨¦.
Un antepasado de Isabel II negoci¨® los t¨¦rminos de la lista civil a finales del XVIII. Entonces se usaba para pagar adem¨¢s a jueces, embajadores y altos funcionarios del Estado. Cuando Jorge III accedi¨® en 1760 al trono, se decidi¨® que el Parlamento correr¨ªa con los gastos reales a cambio de que el monarca cediera los ingresos hereditarios de la Corona. Hasta 1972, la suma era fijada para todo un reinado. Las revisiones anuales ordenadas en 1975 pasaron a efectuarse cada d¨¦cada a partir de 1991, y esa es la herencia m¨¢s pr¨®xima que los laboristas pretenden reformar. Decidida a ganarse al pueblo, nadie espera que de la casa real inglesa prorrumpa ahora reclamaci¨®n alguna.
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